jueves, 8 de marzo de 2012

Sobre los sueños


INTERPRETANDO SUEÑOS

© DR. Xavier A. López y de la Peña



Así como un pez nada a lo largo
de ambas márgenes de un río,
así también cada persona se desliza
entre dos estados, el del sueño y el de la vigilia.

Uspanishad


Ayer soñé algo verdaderamente angustiante -me decía una persona-, un hombre de 45 años, profesionista socialmente bien aceptado en la comunidad en la que vive, culto y elocuente.
Soñé –continuó diciendo- que subía no sabía cómo a una columna muy alta de concreto pintada de blanco de unos 2 metros de ancho y aproximadamente cuatro de altura. Esta columna, aunque firme, estaba situada en medio de un mar agitado y me sentía aterrado porque, tanto en este sueño como en la realidad siento un terror pánico a las alturas. Al lograr llegar a la cima y echado de bruces en la parte alta, terriblemente cansado por el esfuerzo realizado para subir, miraba tímidamente y con horror hacia abajo sin poder comprender qué hacía allí, ni cómo podría hacer para bajar y, peor aún, ya en el agua, también no sabía qué habría de hacer.
Escuchaba con atención a este hombre que vestía pulcramente y se sentaba rígidamente frente a mí. Sus ademanes eran discretos, se le veía tenso y se expresaba en forma fluida, espontánea y abierta. Yo le conocía bien de tiempo atrás por otras razones.
Su sueño, le dije al terminar su relato, es ciertamente extraordinario. El hecho de que en su sueño haya podido usted reunir dos componentes tan disímbolos como son el elemento móvil e inestable del agua, con el elemento inmóvil, fijo, de una columna que, usted mismo en el sueño reconoció como de “concreto” tienen connotaciones peculiares. Ello nos da una primera aproximación a inferir que su sueño expresa, ciertamente, elementos de choque en función de su seguridad. Hay en el contenido del sueño -continué diciendo-, revelaciones íntimas de que hay situaciones que le enfrentan en su vida personal a circunstancias cambiantes, inciertas algunas, firmes otras y que le mantienen en zozobra en su representación onírica.
Déjeme tratar de explicárselo. El agua, por un lado, simbólicamente remite a reconocer en su sueño un retorno a nuestros orígenes. La vida como usted bien sabe -continuo diciendo-, se originó en el océano en el llamado “caldo primigenio” en el que se generó la vida en el planeta y hace referencia también al medio acuoso en el que el ser humano se desarrolla y llega a la vida; aquí, el agua es el representante del líquido amniótico que le envolvió y le protegió hasta su llegada al mundo.
El océano, el mar, el agua en fin, se muestra como un fluido en movimiento constante. El movimiento, a su vez, es parte esencial de la vida. Agua-dinámica-vida. Términos ligados indisolublemente entre sí con nuestro concepto de “vida”; no existe el uno sin el otro en los procesos vitales. Por ello, es posible que su desconcierto en el sueño acerca de “no saber qué hacer” en el agua una vez llegado a ella, pueda representar una negación íntima a “regresar” a sus orígenes o, si bien se quiere entender y expresado de otra forma, que la situación de zozobra que el sueño le ofrece obedece a una determinada circunstancia de su vida personal a la que usted no quiere regresar.
Prefiere entonces, de otro lado, la firmeza de una columna sólida (representativa de su situación actual) que, proyectada hacia arriba expresa, casi con seguridad y simbólicamente por supuesto también, su deseo de superación. A sus esfuerzos por alcanzar metas superiores como corresponde a su vida en constante lucha por mejorar.
La columna que usted refiere de forma peculiarmente rectangular, podría guardar una estrecha relación con rasgos que esbocen las características de una personalidad rígida, recta, con contornos y límites perfectamente delineados y definidos y, por añadidura “blanca” pareciendo conformar representativamente a un ideal o un proyecto de vida que usted ha seguido y en el que usted ha cifrado sus esperanzas. La columna parece representar entonces a una línea de conducta que usted procura seguir en todos sus asuntos de manera incontrovertida, firme, constante y por tanto segura a la que se llega sólo con esfuerzo y tesón, por ello se siente seguramente “cansado” al llegar a la cima.
El esfuerzo que imprime usted para lograr sus metas en la vida le producen ése estado, nada es gratuito. Está cansado pero se siente “seguro” en la base de sustentación que le da la cima, convencido de que los medios utilizados para lograr sus objetivos han sido puros, diáfanos, legítimos. Ello explica, casi con certeza, el color “blanco” de la columna, símbolo consecuente de la pureza, de la claridad. Rectitud en el quehacer diario.
Los sueños son así, hogaño como antaño, representaciones personales. Producto de nuestras propias vivencias. La situación del país -entorno circunstancial propio-, con sus altibajos económicos, políticos y sociales con toda seguridad imprime su huella en el quehacer de todos nosotros. Además, la lucha a la que nos enfrenta una sociedad cada día más competitiva y demandante, exige nuevas estrategias, técnicas, habilidades o métodos que quizá ya no seamos capaces de generar o aprender. Ello suscita ciertamente angustia entre los individuos y con ello surge el mecanismo posible de la depresión. Una forma de auto evasión al conflicto.
El sueño suyo podría entonces interpretarse, finalmente, como una lucha entre el ser y hacer en su vida, conducida bajo patrones rígidos y en contraposición ante situaciones controversiales nuevas y en el que subyacen matices posiblemente depresivos ante ésos nuevos retos difíciles de sortear. Incómodos.
El sueño o los sueños en general constituyen en toda persona, una forma de expresión de las vivencias personales, únicas e irrepetibles. Saber interpretarlos es llegar a conocer nuestra intimidad por intrincados, complejos o terribles que pudieran ser. Fue dicho por el rabino Chisda de Jerusalén hace mucho tiempo: Un sueño que no se interpreta es como una carta que no se lee.
Recordamos que ya Platón se refería a los sueños y a su contenido de la siguiente manera: “En todos nosotros, aun en los hombres virtuosos, existe una naturaleza salvaje e indómita que se revela en el sueño... No hay locura o crimen concebible, ni siquiera el incesto u otra pasión antinatural, hasta el parricidio, que durante el sueño, libre de vergüenza y todo sentido, el hombre no sea capaz de cometer”, teoría que reafirmara como la “relajación de los frenos morales” según el investigador Havelock Ellis.
Hace 3000 años en la literatura hindú el texto Suhrita Samhita determinaba que una persona estaba enferma cuando soñaba con frecuencia que era “tragada por un pez o que caía desde lo alto de una montaña a una caverna tenebrosa”.
Artemidoro ya había dicho con toda claridad que el sueño era un sentimiento expresado en lenguaje simbólico y Sigmund Freud, con su teoría del inconsciente y la interpretación de los sueños del año de 1900, su obra posiblemente mejor acabada, daba a los sueños la categoría de forma de expresión de las emociones -sentimientos- reprimidas en las que reconocía dos elementos de singular importancia: el contenido llamado manifiesto, es decir, el sueño propiamente experimentado por el individuo, y el latente o el verdadero significado del sueño.
Se descubrió -decía Freud- un día que los síntomas patológicos de determinados sujetos nerviosos poseían un sentido, descubrimiento que constituyó la base y el punto de partida del tratamiento psicoanalítico. En este tratamiento se observó, después, que los enfermos incluían entre sus síntomas algunos de sus sueños, y esta inclusión fue lo que hizo suponer que dichos sueños debían poseer igualmente su sentido propio. Freud sin embargo, dio a la interpretación de los sueños tintes sexuales exagerados criticados acremente luego por Carl Gustav Jung y Alfred Adler.
Posteriormente siguieron líneas de pensamiento que dieron a los sueños un contexto más amplio como el de Karen Horney quien señaló que el hombre no es una criatura guiada sólo por los instintos, sino un organismo complejo íntimamente relacionado con el ambiente, y que sus sueños expresan tanto sus deseos creadores y afirmativos de la personalidad, como sus problemas.
Hoy, sin embargo, puede decirse siguiendo al Dr. Walter Bonime que “el simbolismo onírico es resultado de la historia vital de cada individuo, sólo ésta nos ofrece la clave para interpretar el contenido simbólico de los sueños”. ¿Quieres saber porqué sueñas lo que sueñas? Dime entonces qué sueñas, cómo eres, cómo has vivido y te diré qué significado tiene.
Interpretar sueños, o tratar de hacerlo puede ser simple o complejo. Se requiere sin embargo, de una particular formación para traducir su oculto mensaje expresado de manera simbólica. No todo soñar con serpientes tiene un sentido simbólico fálico, como tampoco el repicar de campanas deba representar un rito funerario o que la visión de siete vacas flacas represente escasez.
El sueño puede ser tan absurdo y sin sentido como coherente y lleno de razón, sin embargo el sueño es en última instancia, como el reflejo en un espejo de nuestra imagen ya terriblemente distorsionada o fiel a nosotros mismos.