lunes, 1 de mayo de 2023

Símbolo de la Farmacia.

 

Símbolo de Farmacia:
El “Gusano de las piedras”

 

Los símbolos son signos sensibles […] que poseen una significación determinada,
[…] un rasgo de la realidad que […] designa inmediata y evidentemente algo
que puede comunicarse por medio del intelecto.

 

Oswald Spengler


Dr. Xavier A. López y de la Peña.

 

En la historia de la ciencia y de la filosofía, la alquimia (del árabe الخيمياء [al-khīmiyā]) es una antigua practica doctrinaria precientífica que estudia, experimenta y procesa diversos elementos químicos y productos naturales y minerales, particularmente metálicos, ayudados y rodeados de la física, la herbolaria, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo, el ocultismo y el arte.
Es, entonces, un hacer y creer esotérico firmemente relacionado con la idea de la transmutación de la materia que pretende la transformación de los metales básicos, el encontrar la fórmula para la cura de diversas enfermedades y conseguir, en su caso, la forma de prolongar la vida.
            Como era de esperarse y desde sus inicios, la alquimia se rodeó de un gran misticismo en el que campeaba la invocación de diversas fuerzas tanto protectoras (deidades) como destructoras (demonios), por ello la Iglesia Católica, en nuestra cultura occidental, se les oponía vehementemente.
En la alquimia está considerada la putrefacción o descomposición de la materia en el proceso de transmutación como una etapa necesaria para la creación de lo que se llamó la piedra filosofal que, se creía, tendría el poder de transmutar o transformar metales comunes en plata y oro.
La putrefacción era, a su vez, una representación de la muerte y la regeneración, y se asociaba con la fase nigredo del proceso alquímico. Esta fase alquímica se refiere a la primera de tres fases, previa a la albedo y la rubedo, en la transmutación de la materia. La putrefacción involucra en sí, una disolución de la materia prima, para la generación de otra de orden superior (como el oro).
            La alquimia se admite como formalmente iniciada en el Antiguo Egipto (Alejandría) hacia el siglo III a.C., por Alejandro Magno quien había ordenado construir un centro de conocimiento en el que se estudiaran tanto el embalsamamiento de los cuerpos como las propiedades y diversas combinaciones de metales y, de entre ellos, el oro era considerado el más perfecto de todos.
El máximo objetivo que se perseguía con la alquimia era, repetimos, la de encontrar la piedra filosofal, esto es, el símbolo de pureza (oro) e inmortalidad.
            En China la alquimia se empezó a practicar en el siglo VI a.C. y tenía como propósito lograr un producto capaz de prolongar la vida de la persona o “Chin tan” (Elixir Dorado en el taoísmo, una tradición fuerte seguida en la meditación para lograr la Alquimia Interior); además, lograron hacer la pólvora, trabajar el cristal, la porcelana y crear diversos colorantes.
Los alquímicos árabes lograron grandes conocimientos en el procesamiento de substancias mercuriales y arsenicales, entre muchas otras, y dando paso a lo que hoy se conocen como los reactivos químicos.1
            Gracias a la investigación y experimentación alquímica en lo general se llegó entonces al conocimiento y puesta en práctica de la destilación, amalgamación, sublimación, cristalización y oxidación. Lograron la elaboración de la pólvora, el procesamiento de metales o la metalurgia y más, constituyéndose así en la precursora de la química moderna.
            Ahora bien, nos preguntamos: ¿cómo eran aquellos lugares en donde se practicaba la alquimia?
Bueno, es de suponer que estos primitivos laboratorios fuesen lugares cerrados y oscuros ya que la iluminación la proporcionaban algunas cuantas velas; lleno de olores varios como producto de la combustión, mezcla, reacción o descomposición de materiales orgánicos e inorgánicos utilizados en la búsqueda de combinaciones ya supuesta o realmente útiles para uno u otro objetivo a lograr.
Lugares rodeados de recipientes de barro o cristal conteniendo líquidos y sólidos variopintos; colguijes en las paredes o techos, tablas simples como entrepaños en las paredes y algunas sillas y muebles con cajoneras alojando substancias orgánicas e inorgánicas; morteros, destilador (balneum mariae), alambiques o tribikos, hornillas y quemadores, cedazos, martillos y cinceles, cucharas, tenazas, cuchillos, sierras, pesas y alguno que otro instrumento de medición; papeles, pinceles, plumas, huesos, pieles, plantas, tintas y libros, folletos y notas aquí y allá; acompañados, además, de algún perro o gato.
Polvo y un gran halo de secrecía pululando por doquier, sazonado de hermetismo, misticismo, hechicería, nigromancia, magia y… ciencia; tal vez alguno que otro ayudante siguiendo las instrucciones del alquimista quien contribuía, además, a combinar su olor a sudor añejo al ambiente reinante y… alcanzando de vez en cuando un resultado satisfactorio; tal vez algo fortuito, un ¡Eureka! inesperado sobre algo logrado.

Imagen:

Silvério Ferreira da Silva Filho, Lattes CV: http://lattes.cnpq.br/7042681906158573 Consultado en internet el 24 de abril de 2023 en: https://quimicaexplica.wordpress.com/historia-da-quimica

Todo este panorama descrito ha llegado a nuestro conocimiento a través de las descripciones escritas, grabados y pinturas hechas por diversos autores de tiempo pretéritos y… algo que me ha llamado la atención en ellas es la alta frecuencia en la que se suele mostrar en su ambientación, la presencia de un reptil disecado y colgando del techo; con más precisión, el de un cocodrilo como la que mostramos en la imagen anexa.

Me pregunté entonces, ¿Por qué se presenta insistentemente en este ambiente alquímico el cocodrilo? 

Para empezar, hay que recordar que el cocodrilo estuvo presente durante largo tiempo en nuestro contacto humano primigenio con la naturaleza. Los seres humanos solo podían vivir y sobrevivir en lugares cercanos al agua, como muchos otros animales, con ellos fuimos haciendo cultura en los márgenes de los ríos dando paso a las primeras civilizaciones.
De hecho, actualmente una investigación, aún en controversia, ha encontrado evidencias de que algunos primeros seres humanos anatómicamente modernos (homo sapiens) se originaron hace unos 140 a 200 mil años en el África subsahariana cerca de un enorme humedal al sur del río Zambeze, el 4º. río más largo y la cuarta mayor cuenca fluvial de África atestada de cocodrilos, según se refiere en el estudio realizado por la genetista e investigadora sobre la genómica del cáncer y la genómica comparativa humana, Vanessa Hayes, investigadora del Instituto Garvan de Investigación Médica de Sídney, en Australia, y se sabe que este lugar ha sustentado a nuestros antepasados durante 70.000 años. Esta ubicación también cubría partes de Namibia y Zimbabue.2
Luego entonces, esta tan increíblemente añeja relación natural con el cocodrilo (que está presente en el mundo desde la era de los reptiles o Mesozoica hace 250 millones de años: Deinosuchus o Phobosuchus) ha quedado improntada en nuestro inconsciente colectivo como un arquetipo.
El contacto milenario con este reptil nos hizo reconocer en él sus instintos primarios por sobrevivir y reproducirse, que son su principal forma de actuar y su simbolismo que incluye, además de la muerte, la sabiduría primordial, su eficiencia, el sigilo y otras asociaciones poderosas.
Dada su existencia en todo el mundo, incluidas las regiones tropicales de África, Asia, las Américas y Australia, los cocodrilos llegaron a formar parte importante del sistema de creencias espirituales, del folclore y la mitología cultural en todas ellas.
            Al igual que los caimanes, los cocodrilos son animales prehistóricos que han evolucionado muy poco desde hace 50 millones de años y su simbolismo está directamente relacionado con la ideación de cómo mejorar en la vida, como un animal de gran poder que nos impulsa a la lucha contra la adversidad y al logro de objetivos.
            Es así que, en la alquimia, el cocodrilo estuvo presente como un símbolo del mal por ser un animal que se arrastra, como también lo hace la serpiente y por tanto considerados inductores del mal o del pecado como lo instauró la religión, de la putrefacción y la descomposición; por ello, se colocaban en el techo con el propósito de espantar o ahuyentar todo aquello maléfico o pernicioso, en tanto que abajo se trabajaba en la búsqueda de la piedra filosofal representando la transformación de lo impuro en puro. Por esto mismo el cocodrilo fue empleado como un símbolo generalmente hoy desconocido en la heráldica de las farmacias desde la Edad Media, como expresión de sabiduría y prudencia.3
            Cuando menos desde el siglo V al XV era una práctica frecuente en Europa tener estos reptiles colgados en los techos de hogares y templos religiosos para ahuyentar al mal. Por ejemplo, pueden aun observarse en la catedral de Sevilla en España y en templos de Castilla, León y Cataluña, así como en otros lugares de Europa.4

Ahora bien, la palabra cocodrilo o Krokodéilos, deriva de las voces griegas κρόκη kroké, que significa guijarro, canto o piedra redondeada y lisa que suele abundar en las márgenes de ríos y lagos, y δρῖλος, ' drî ' los ', atestiguada como 'pene', también 'gusano' o 'cualquier criatura semejante a una serpiente', literalmente entonces, "gusano de las piedras", pero en realidad se aplicó al principio a los lagartos y otros reptiles pequeños como lagartijas, y posteriormente llegó a referirse a los cocodrilos.5
En la cultura egipcia, Sobek (cuya figura era representada con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo) era el dios-cocodrilo por excelencia y durante la Dinastía XIII se le adoptó como patrón de la realeza; dios de la fertilidad y de la potencia creadora, dios protector a ultranza. El cocodrilo constituyó, además, un elemento fundamental de sus prácticas adivinatorias, mágicas, religiosas, de enfermedad y de salud.
En el hinduismo, Váruna es el dios del océano y su vehículo se representa como un cocodrilo llamado Makara. Según el Ramayana, Váruna era dueño de Saumanasá, el Elefante del Oeste, uno de los cuatro paquidermos que sostienen el universo.6
            Entre los pueblos mesoamericanos este milenario gusano de las piedras o cocodrilo fue llamado en náhuatl como huey acuetzpalin (lagartija o lagarto grande de agua, caimán) y era el primero de los signos del calendario náhuatl y estuvo presente en su sistema de creencias, rituales y símbolos ligándole a la lluvia, el agua, el rayo y la fertilidad; su hocico se consideraba como una puerta al inframundo.
            También se le reconocían propiedades curativas, de hecho, el Dr. Francisco Hernández, protomédico de la Nueva España en el siglo XVI, en su Historia Natural de la Nueva España, describió lo siguiente:

No es menos notable que, cuando (los cocodrilos) tienen hambre y carecen de otros alimentos, comen piedras, que se les encuentran éstas en el estómago corroídas y casi consumidas, y que hechas polvo y tomadas curan el mal de piedra. Además encontré en sus fauces unas glándulas casi del tamaño de habas, que tienen un gratísimo olor de almizcle y curan eficazmente las fiebres extinguiéndolas por completo. También el estómago de estos animales, lavado y limpiado, bien secado al sol, molido y tomado oportunamente, rompe y arroja la piedra de los riñones y de la vejiga, y provoca al punto la orina.7


En la cultura Maya se le conocía en la época virreinal como el dios Itzam Kaab Áayin (lagarto cocodrilo de la tierra) o Ya’ax Mumul Áayin (cocodrilo colocho verde), considerado el señor supremo del panteón maya, dios relacionado la vida que resurge de la tierra o dios de la fertilidad, relacionado con el dios de la lluvia Chaak.
Así también, habré de decir que el gusano de las piedras o cocodrilo, por su abundante e inevitable presencia en el entorno primitivo de la humanidad desarrollada cerca de las grandes corrientes de agua, dejó su presencia marcada en muchas y diversas facetas ceremoniales, totémicas y simbólicas de nuestras diversas culturas, como lo son la magia, el sigilo, la fuerza, el honor, la astucia, la resistencia, la protección, las emociones más profundas, la esperanza, la fertilidad, la muerte y el renacimiento, salud y enfermedad, entre otras. Llegó incluso a ser símbolo de la farmacia como arriba señalamos.
Hoy, para los citadinos habitantes del globo, los cocodrilos nos son ahora más que unos simples y primitivos reptiles semiacuáticos y peligrosos que podemos ver en el zoológico (si es que en ellos tienen ejemplares) y que se exhiben cuando se les alimenta bajo horarios predeterminados. Absortos de ver cómo hacen por llegar a la comida y como la tragan rápidamente, o como les obligan a saltar fuera del agua para obtener dicho alimento.
O cuando más cercanos y relacionados que pudiéramos estar del cocodrilo, podríamos recurrir al uso del aceite de cocodrilo comercializado para tratar algunos problemas de la piel como acné, espinillas, quemaduras, heridas, quemaduras de sol, eczema y psoriasis; también como ayuda para disminuir las arrugas, mejorar la limpieza y la salud de la piel.8

 

Actualmente se consideran como símbolos de la Farmacia, entendida como la ciencia y práctica de la preparación, conservación, presentación y dispensación de medicamentos; así como el lugar donde se preparan, dispensan y venden los productos medicinales:
En primer lugar, la Copa de Higia con una serpiente enroscada en su fuste que empezó a usarse desde 1796, en Francia, por Sociedad parisina de Farmacia y es la más ampliamente reconocida en la actualidad. Sin embargo, debemos recordar que la diosa griega Higia, hija del dios Asclepio (de la medicina) y de la diosa Epiome (de la curación), dominaba particularmente los campos de la salud, higiene y la limpieza, no la elaboración de medicamentos; de hecho, la palabra “higiene” deriva de este nombre. En todo caso, el reconocimiento le correspondería más a su hermana, la diosa Panacea (cuyo nombre se compone del vocablo pan, todo y akos, remedio) ser la representante simbólica de la farmacia ya que ella curaba mediante la elaboración de perfectas recetas con diversas hierbas que permitían sanar (curación farmacológica) enfermedades y que fue, por milenios, el buscado objetivo capaz de curar cualquier enfermedad o -propiamente la panacea-, por los practicantes de la alquimia.
El unicornio, animal mítico considerado símbolo de pureza y gracia por los antiguos griegos, cuyo cuerno tenía el poder de curar, principalmente como un anti veneno. Tanto el unicornio como el león son símbolos de la monarquía británica y, en 1617, el rey Jaime I, otorgó sus estatutos a la Sociedad de Boticarios junto con su escudo de armas que incluye a dos unicornios.
El mortero. Este símbolo se hizo popular a partir de 1759, principalmente en Escocia y en el centro de Europa. Hoy, este símbolo se emplea ampliamente en los Estados Unidos de Norteamérica para identificar los establecimientos de farmacia.
            Una cruz verde sobre fondo blanco o una cruz griega, que también suele utilizarse en algunos países para identificar a las farmacias. En 1984, la Real Sociedad Farmacéutica de Gran Bretaña la eligió como el símbolo estándar de farmacia.9
           Con una A gótica y estilizada de color roja (la letra A, proviene de la palabra germana Apotheke, Farmacia), en Alemania, que incluye la copa de Higia.
            Y otros como la Vara de Esculapio, la Cruz de Malta en color     verde y el símbolo de recipe (tómese): Rx.

 

Corolario.

 

El cocodrilo, con su impronta y su simbolismo de sabiduría primordial y eficiencia que incluyen tanto la lucha contra el mal, concepción, incubación y nacimiento de ideas, así como el cómo pueden utilizarse para mejorar la vida como le reconocían los esfuerzos alquímicos, ha quedado atrás y se va perdiendo sutilmente su recuerdo en nuestro milenario inconsciente colectivo.
            Por todo ello propongo que, ante la gran cantidad de símbolos que hay para representar a la Farmacia en el mundo, el símbolo que podría ser universalmente reconocido debería ser, simple y llanamente, la imagen de un cocodrilo.
¡Sí!, la de aquel animal perteneciente a familia Crocodylidae que convivió cotidianamente con nuestros primitivos ancestros al que le dieron el singular y alegórico nombre de gusano de las piedras, el saurio representado en el territorio de la añeja alquimia precursora la Farmacia, el tótem temido, respetado y deificado en muchas culturas.


1 . Briceño V., Gabriela. (2020). Alquimia. Recuperado el 22 abril, 2023, de Euston96: https://www.euston96.com/alquimia/

Redacción. BBC News Mundo. 29 octubre 2019. https://www.bbc.com/mundo/noticias-50222475

3. Origen: Conversación con Bing, 25/4/2023. Crocodylidae - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Crocodylidae. El simbolismo animal en la cultura medieval, Ma. Dolores-Carmen Morales .... http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/moralesmuniz/simbolismoanimalmedieval.htm. La Edad Media, cuando los árboles dominaban el mundo. https://elpais.com/cultura/2020/07/28/babelia/1595960218_485268.html.

4. Historiador. Cocodrilos disecados en los techos de las iglesias en la Edad Media. 7 diciembre de 2020. Consultado en internet el 30 de Abril de 2023 en: https://elhistoriador.es/cocodrilos-disecados-en-los-techos-de-las-iglesias-en-la-edad-media/#:~:text=En%20la%20Edad%20Media%20colgaban%20cocodrilos%20disecados%20en,pinturas%20iconogr%C3%A1ficas%20con%20diversas%20escenas%20del%20antiguo%20testamento.

5. Etimologías de Chile. Consultado en internet el 24 de abril de 2023 en: https://etimologias.dechile.net/?cocodrilo

6. Comisión Nacional del Agua. Deidades mitológicas del Agua. Consultado en internet el 25 de abril de 2023 en: https://www.gob.mx/conagua/es/articulos/deidades-mitologicas-del-agua?idiom=es

7. Francisco Hernández. Historia Natural de la Nueva España. Consultado en internet el 25 de abril de 2023 en: http://www.franciscohernandez.unam.mx/tomos/03_TOMO/tomo003_27/tomo003_027_005.html

8. Jacaré, aceite de cocodrilo. https://www.tecnobotanicademexico.com.mx/tienda/producto/754

9 . The origins and meanings of pharmacy symbols. https://wellcomecollection.org/articles/We9Wqx4AAA5amD91