miércoles, 5 de octubre de 2016

Agonía del Psicoanálisis.

SIGMUND FREUD Y EL PSICOANALISIS
©DR. Xavier A. López y de la Peña.
La imagen de estudioso austríaco sobre los problemas y disfunciones mentales se asocia casi de forma automática a la entrevista médica por él desarrollada en su casa del 19 Berggasse, Viena, en una sala, que no propiamente un consultorio, y rodeada de una atmósfera tranquila, probablemente iluminada de forma tenue, con el paciente recostado cómodamente sobre un diván y explayándose de manera espontánea acerca de su vida íntima en su mayor parte e inducido en otras por el médico con apenas una insinuación o pregunta aquí o allá siguiendo un método analítico sobre este proceso catártico e integrando la psicobiografía subjetiva del paciente.
Diariamente realizó entre 8 y 11 sesiones de análisis con sus pacientes a los que "desnudaba" en su alma. Su concentración y capacidad de trabajo eran formidables y metódicamente regulados pues durante 40 años consecutivos atendió a su clientela, en el mismo lugar.
Sigmund Freud fue un innovador que dijo que el inconsciente y no la conciencia forman la parte más importante de la mente y señaló a la conducta y los sentimientos expresados por la persona como una consecuencia de tendencias reprimidas por el subconsciente, especialmente las de tipo sexual (libido); determinó la estructura dinámica de la personalidad compuesta por el ego, id y superego e hizo resaltar la importancia que tienen las vivencias infantiles en la estructuración del carácter o como base de las neurosis de la edad adulta.
La teoría analítica de Freud en torno al tinte sexual omnipresente seguramente debió ser influenciada por acontecimientos de su misma niñez ya que fue el hijo primogénito en segundas nupcias de un padre otoñal (Jacobo Freud) y de una madre primaveral (Amalia Natham) que sostenía probablemente relaciones amorosas con su hermanastro Felipe. La construcción en torno al desarrollo del complejo de Edipo (o de Electra en su caso) parte de su propia vivencia infantil y del resentimiento fuertemente enraizado contra su padre. En cierto momento, cuando tenía doce años -refiere Freud- en su pueblo natal ubicado en Freiberg, Moravia y constituido en un 95% por habitantes cristianos, su padre que le llevaba de la mano, le contó que en una ocasión un cristiano le había tirado de la cabeza con un manotazo su gorra y le gritó: ¡Judío, agáchate a recogerla! y cuando el niño Sigmund le preguntó lleno de ira: ¿y tú qué hiciste?, el padre respondió: me agaché y recogí mi gorra.
"Esto me impresionó vivamente -sigue diciendo Freud-. Comparé a mi padre con Amílcar Barca, cuando le hizo jurar a su hijo delante del altar para que se vengara de los romanos. Desde aquella ocasión, Aníbal tuvo un lugar preferente en mis fantasías".
Sigmund Freud, producto de su época y circunstancias al fin, supo destacar gracias a su extraordinaria capacidad intelectual. A los 8 años de edad era capaz de leer las obras de Shakespeare y estudió latín, griego y francés en la escuela, aprendió por sí mismo español e italiano y dominaba por supuesto el alemán y el inglés. Tuvo como mentores a Ernest Brücke en el campo de la fisiología y al apasionado defensor de las ideas de Aristóteles Franz Brentano en el área de la filosofía que, vale la pena resaltarlo, pugnaba por el concepto de que todos los motivos humanos estaban determinados por "una intención".
Freud se graduó de médico en 1881 y para 1886 estudió y compartió las enseñanzas tan conocidas sobre la histeria que Charcot daba en la Salpêtrière de París que le impresionaron profundamente y regresó a Viena como un gran defensor de la hipnosis. Aquí también tuvo contacto con Joseph Breuer que lo impactó al tratar a una mujer con el método de la "catarsis" y para 1889 con Hyppolyte-Marie Berheim, Freud se convenció de que la sugestión era el fundamento de la hipnosis.
Siete años después, en marzo de 1896, Sigmund Freud a los 40 años de edad hizo el descubrimiento de la "asociación libre" como método para escudriñar la mente y conocer sus secretos más íntimos, renunció por completo a la hipnosis y llamó por vez primera a su técnica como psicoanálisis. Su aportación al conocimiento de la humanidad fue que destacó el concepto de que la persona es un todo biológico e histórico "escuchando" a las neurosis que antes solo eran "vistas".
El siglo XX fue impresionado por la doctrina y práctica psicoanalítica en prácticamente todos los órdenes del saber humano: arte, música, pedagogía, religión, literatura, mitología, folklore, filosofía, historia y más. Su producción escrita fue muy amplia y para citar algunos pocos recordamos sus "Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad" de 1905 en la que Freud desarrolla su teoría de la libido como consecuencia de su propio análisis. Entre 1916 y 1917 publicó su "Introducción al Psicoanálisis" que trata extensamente de los mecanismos de defensa como: sobre compensación, la formación reactiva, la racionalización, la proyección y el desplazamiento.
Funda en 1907 en Viena la primera Sociedad Psicoanalítica formal en la que participaron enormes figuras: Alfred Adler que posteriormente postuló que todos los problemas psíquicos se sustentan en el "sentimiento de inferioridad" y en oposición a Freud propugnó por que el hombre debe solucionar sus problemas con el cosmos primero y no el conflicto con sus genitales; Wilhelm Steckel, Sandor Ferenczi, Otto Rank que se concentra en el "trauma del nacimiento"; Carl Gustav Jung que distinguió el inconsciente en dos tipos: el inconsciente propio como el asiento de represiones y deseos reprimidos y el inconsciente colectivo integrado por tendencias raciales heredadas; Karl Abraham y Max Eitington.
La humanidad debe a Sigmund Freud el psicoanálisis y el siglo XX es inconcebible sin los términos: libido, complejo de Edipo, narcisismo, transferencia, inconsciente, represión, inhibición, acto fallido, lapsus, motivación y neurosis o angustia.
Freud quitó con el psicoanálisis la hoja de parra que cubría los genitales de la humanidad desde la Edad Media y los expuso y ligó a la luz de la razón; otros demostrarían posteriormente, que tanto lo iluminado como lo ligado no era ni todo ni lo más importante.
Resumidamente Freud nos dio, con su teoría psicoanalítica, un proceso explicativo de la personalidad, “que con sus intuiciones geniales y con sus desaciertos, sacralizado por unos y satanizado por otros, continúa hoy en el ojo del huracán, provocando fascinación y rechazo, generando debate y controversia. Una técnica psicoterapéutica destinada a desenmascarar los fantasmas que atenazan a las personas y a los grupos, en los que hemos de buscar las raíces de muchos de sus desajustes y patologías. También una filosofía, una forma de interpretar el mundo, al ser humano, la vida” -como nos dice José Emilio Palomero Pescador-
El psicoanálisis, sin embargo, sigue siendo una metodología fuertemente criticada como ocurre con la obra El libro negro del psicoanálisis de Catherine Meyer (2005), en donde una serie de científicos, sociólogos y psicólogos trabajaron para demostrar que el psicoanálisis no es una práctica científica sino una pseudo ciencia pasada de moda que ya no debería aplicarse en el siglo XXI.