Un personaje inolvidable en la historia de la medicina en México.
© DR Xavier A. López y de la Peña
El médico homeópata y antropólogo físico, Dr. Eusebio Dávalos Hurtado, hace referencia a la figura de un antropólogo prominente de los Estados Unidos y de origen checo, Ales Hrldicka (1869-1943), como profesor del Dr. Nicolás León Calderón, el ilustre, controvertido y polifacético michoacano que merece la paternidad de la antropología física mexicana.
Como ferviente interesado en la historia médica mexicana, reconozco en el Dr. Nicolás León a uno de los grandes pilares al lado de las enormes figuras también de Don Joaquín García Icazbalceta, Fco. del Paso y Troncoso y José Ma. Reyes.
El Dr. León fue un hombre que destacó ampliamente como bibliófilo, lingüista, antropólogo, folklorista, arqueólogo, etnógrafo, polígrafo, médico, naturalista, historiador en general de México y de la medicina en particular.
Nació en Quiroga, Michoacán, el 6 de diciembre de 1859 y estudió medicina en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo en Morelia graduándose el 10 de octubre de 1883 y casi de inmediato (1984) recibió también su primer puesto profesional como profesor de Patología Interna en su misma Alma Mater.
Las orientaciones y capacidades del Dr. León se manifestaron desde muy temprana edad y ya a los 15 años consigue la publicación de su primera obra (1884): “Hombres ilustres y escritores michoacanos, galería fotográfica y apuntamientos biográficos” .
El Dr. León recibió su nombramiento como Director de las Salas de Medicina y Cirugía de mujeres en el Hospital Civil de Morelia en 1885, mientras daba sus cursos de latín en el Colegio de San Nicolás y de botánica en el Colegio de niñas de Morelia. Mantiene una intensa búsqueda de fuentes materiales para saciar sus inquietudes como historiador, siempre inquisitivo , y sostiene correspondencia con una gran cantidad de personajes dentro y fuera del país de tal suerte que el Museo Etnográfico de Leipzig le otorga el nombramiento de corresponsal de etnología en Michoacán.
Al amparo entonces del gobernador del Estado, el general Mariano Jiménez quien conoce sus aptitudes y enormes capacidades, le nombra Director en 1886 del Museo Michoacano, donde realiza una formidable labor que comparte con un nombramiento político como diputado local, hasta que el relevo de su mecenas y las rencillas políticas unidas -posiblemente también- al carácter áspero y difícil del Dr. León, le hacen dejar Michoacán y enfilar rumbo a Oaxaca y sin plata en los bolsillos no sin antes quejarse del sucesor del general Jiménez, de quien dice el Dr. León... “ya por considerar inútil la publicación del periódico en que esta obra se editaba (su Bibliografía del Siglo XVIII), ya por antipatía a su autor, o por ambas cosas, suprimió el Museo Michoacano ejecutando en contra de quien esto escribe una serie de actos hostiles que hicieron imposible la prosecución y conclusión de la obra comenzada” .
Años más tarde y ya radicado en la ciudad de México, el general Porfirio Díaz en 1899 conocedor de su valía, le nombra miembro del Instituto Bibliográfico Mexicano donde concluye su Bibliografía Mexicana del Siglo XVIII y luego, de 1904 a 1907 se ocupa de la cátedra de Antropología en el Museo Nacional de México inaugurada en 1903 . La Revolución trastorna la vida nacional a partir de 1910, y hasta 1911 se restablece en el Museo Nacional el Departamento de Antropología Física que se encomienda justamente al Dr. Nicolás León y como ayudantes a los doctores Emilio Varela y Everardo Landa. En este tiempo publicó de inmediato su Programa correspondiente, una Antropometría, las Tablas de índices para usos de los Antropometristas del profesor Fürst y un folleto: Procedimiento fácil y rápido para la medición del diámetro bi-isquiático y en 1914 otros folletos especialistas para la clase de Antropología Física.
En 1915 se clausuraron todos los establecimientos de instrucción pública incluyendo el Museo Nacional y, en ese mismo año en la Gaceta Médica de México Tomo X, Núm. 1-4:3-44 (anteriormente nominado como Periódico de la Academia Nacional de Medicina y hoy, Órgano oficial de la misma) publica su trabajo de concurso convocado por la misma Academia: Los precursores de la literatura médica mexicana en los siglos XVI, XVII, XVIII y primer tercio del siglo XIX, (hasta 1883). Datos bio-bibliográficos para la historia de la medicina en México, presentándose como Director del Consultorio Central de la Beneficencia Pública del Distrito Federal, ex-partero del Hospital Morelos, Profesor de Antropología Física en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología y miembro de varias sociedades científicas nacionales y extranjeras.
El carácter difícil -repetimos-, del Dr. León, referido en casos como violento, aún se hacía recordar -como el polvo de aquellos lodos- entre quienes le llegaron a conocer aún a 28 años de su fallecimiento según anotaba el historiador Dr. Germán Somolinos D’Ardois en 1957 y se aunaba a ello su posición de anticlerical empedernido. Este autor comenta sobre ello: el Dr. León “fue señalado como un heterodoxo por quienes, sin capacidad para discernir sino por actos externos, veían en él al hombre áspero y violento que se irritaba ante la tontería o la mala fe de donde quiera que viniesen. Sus rebeldías anticlericales en un ambiente tan levítico y falsamente religioso como tuvo que soportar en muchos momentos de su vida, son un aspecto más de su personalidad psíquica.... Más rebelde de palabra que de corazón, su anticlericalismo violento era un producto de la época unido al pensamiento liberal avanzado en cuyas filas políticas militó siempre don Nicolás.”
La historia de la antropología física en México se enriqueció también con su trabajo: La antropología física y la antropometría en México (1922) que contiene una bibliografía Antropo-Somatológica Mexicana y, por citar sólo uno para el extenso capítulo de la historia de la medicina en México, en 1910 y como contribución a los homenajes del Centenario de la Independencia, nos regaló su obra La obstetricia en México como fruto de más de 30 años de esfuerzos.
El Dr. Nicolás León también ofreció -aparentemente en un gesto inusitado dado su carácter- a la Academia Nacional de Medicina legarle todos los documentos impresos y manuscritos que había acumulado a lo largo de los años relativos a la Historia de la Medicina si ésta (la Academia) llegara a establecerse en un local propio y de forma adecuadamente organizada como quedó asentado en el Acta de la Academia Nacional de Medicina correspondiente a la sesión del 23 de junio de 1915 .
Tras su muerte en Oaxaca el 23 de enero de 1929 su deseo no fue cumplido pues sus familiares se opusieron férreamente aduciendo que la Academia no contaba con edificio propio, según los deseos del Dr. León, e iniciaron trámites para vender su acervo al extranjero. El Estado intervino y los adquirió a nombre de la Nación.