Su origen.
“…ninguna moral
puede fundarse sobre la autoridad, ni siquiera,
aunque la
autoridad fuera divina”.
Alfred Jules
Ayer
Dr. Xavier A. López y de la Peña.
Acorde con el diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua, la palabra moral es un adjetivo perteneciente
o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar
en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre
todo, colectiva. Y en femenino, es una doctrina del obrar humano que
pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el
bien y el mal y los deberes que implican.
El comportamiento moral es común y
necesario para la civilización dentro de un determinado grupo o cultura y suele
establecerse, para su observancia general, en una norma o código de conducta
(oral, inicialmente y escrito después) que lleva el propósito implícito de
regular la convivencia social entre sus miembros.1 Acordémonos de la frase de
Jean Paul Sartré: …el ser humano es responsable de sus actos frente a sí
mismo y frente a los demás.
Históricamente, bajo la concepción
mágico religiosa imperante en las primeras civilizaciones, eran los supuestos dioses
los que guiaban los ordenamientos morales a seguir entre sus pobladores.
Como ejemplos de ellos, tenemos el
llamado Código de Hammurabi escrito en el año 1750 a. C. por el rey Hammurabi
de Babilonia de la antigua Mesopotamia, uno de los primeros intentos
legislativos del ser humano escrito en acadio en el que se glorifica al dios
babilonio Marduk o Shamash y, a través de él, a su rey. Cuyo objetivo era el de
armonizar y unificar jurídicamente su reino.
El Código moral Manu que, según
el sanscritólogo británico William Jones, las Leyes de Manu fueron escritas en
la antigua India entre el año 1250 y el 500 a. C. Se trata de un compendio sánscrito
de antiguas leyes y costumbres sagradas seguidas por ortodoxos del Brahmanismo,
cuyo origen era divino (Brahma) en una remota antigüedad y considerado como anterior
a las enseñanzas de Buda. Según el texto, estas doctrinas fueron determinadas
por el sabio Manu y en estas se hace referencia a las costumbres funerarias y
otros aspectos sociales. Con frecuencia se citan en él algunas normas como piensa
bien antes de actuar, recuerda hablar con la verdad, ten cuidado por donde
caminas y filtra el agua que has de beber.2
El Código moral de los Diez mandamientos
que, según la Biblia, en 1250 a. C. el profeta Moisés recibió este de la mano directa de Dios en el monte Sinaí, y quien con su dedo escribió las
normas que los israelitas debían respetar. Este código moral incluye aspectos sobre
la fe, cómo pensar, la forma de vida, vivir en armonía con nuestros semejantes.
Dios es amor; sus Mandamientos son en sí mismas leyes de amor a Dios y amor al
prójimo. Y qué ideal fuera que se actuara con amor.
Código del Islam 650-700
d.C.: Código moral de origen divino (Alá) basado en la religión que confluye
con el Antiguo Testamento con el Islam y el Libro Revelado, El Corán. Código
amplio que abarca distintos tópicos de la vida, ya regulando detalles de la
vida doméstica, como los comportamientos internacionales. El objetivo último de
este código moral recogido en gran parte en el Corán, es que las personas vivan
con un profundo amor y sumisión a Alá.3
Códigos prehispánicos (del
grupo Borgia, Maya, etc.). Otros muchos, fueron destruidos tras la conquista de
México, por orden de fray Diego de Landa, acorde al llamado Auto de Maní llevado
a cabo el 12 de julio de 1562 en Maní (Yucatán) por considerarlos idolátricos.
En todos ellos se registran normas, manifiestos, costumbres, y otros, y tenían como
función educar, aconsejar, guiar al ciudadano precolombino a seguir una serie
de conductas y creencias del pueblo que representaba a la sobra de sus
múltiples deidades: Huitzilopochtli, Quetzalcóatl, Tláloc y más. Cada cultura
antigua tenía entonces, como ahora, su propio código moral.
Código moral masónico originado
en Londres en el año 1717 y aprobado formalmente en Lausana, Suiza en 1875, después
de un largo proceso: Contiene variantes como: Ama a tu prójimo, haz el bien, y
deja hablar a los hombres, y cuya primer norma señala: Adora al Gran
Arquitecto del Universo. El verdadero culto a Dios consiste en las buenas
costumbres. Haz el bien, por el amor al bien mismo. Conserva tu alma pura; que pueda
presentarse a toda hora delante de Dios, libre de todo reproche. Ama a los
buenos, compadece a los débiles, huye de los malvados, mas no odies a nadie.4
Sin embargo, un enorme cambio se
suscitó sobre la concepción de las costumbres o de la moral con el
pensamiento y entendimiento griego, a cuyos orígenes debemos nuestra cultura
occidental y cuyo uso de la razón les guio para entender al mundo y el lugar
que el ser humano ocupa en él, apartando de su ideología el sustrato
ultraterreno o divino como gestor y motor del creer, proceder y hacer el bien en
la vida cotidiana de los seres humanos.
Bajo esta mirada las normas y las
leyes morales fueron ya concepciones humanas, no divinas. Entonces, la
moralidad o lo moral no fue más tema ni asunto de los dioses, como ya desde la
antigüedad opinaba el sofista y poeta griego, Diágoras de Melos ¿465 a. C. -
410 a. C.?, según como lo refirió el médico y filósofo griego, Sexto Empírico relatando
que, al percatarse Diágoras de que un enemigo suyo salía libre sin pena alguna
en un juicio en donde con certeza había cometió perjurio, dijo la frase
siguiente: Si la inmoralidad puede permanecer impune ¿para qué creer en
dioses que velan la virtud humana?
Más adelante el Derecho romano, como
producto de los grandes estudiosos del pensamiento griego, surgió como el elemento
legislativo más desarrollado de la Antigüedad. Se representa con el Corpus
iuris civilis o también conocido como Código Justiniano, que fue resultado
de una compilación de leyes varias ordenadas por el emperador bizantino
Justiniano I (527-565 d. C.), e impreso por vez primera por Dionisio Godofredo
en Ginebra en el año 1583.5
En la antigua Roma y durante sus
primeros siglos, el derecho entre las personas (derecho privado) se regía por
las “costumbres de los mayores” o mores majorum, por lo cual la ley quedaba
a la interpretación y arbitrio de los magistrados patricios. Por ello, la plebe
frecuentemente protestaba ante los tribunos y éstos a su vez, solicitaron se
redactara una ley aplicable para todos los ciudadanos. Por esto y más, se
inició la redacción de la Ley de las XII Tablas cuya elaboración comenzó
a partir del año 464 a. C., a insistencia de un tribuno plebeyo conocido de
nombre Terentilio Arsa. Esta Ley de las XII Tablas (Lex duodecim tabularum o
Duodecim tabularum leges), fue el primer código de la Antigüedad que
contuvo legislación sobre censura (esto es, la pena de muerte por poemas
satíricos). Se publicó inicialmente en doce tablas de madera y luego, en doce
planchas de bronce que fueron expuestas en el Foro.6
De hecho, sábese que la creencia en
dioses o la religión, cualquiera que esta sea no impele la acción moral, sino que
se convierte en el freno que ha obstaculizado su desarrollo. Sin embargo, la
consecución de una buena práctica moral puede lograrse, como mucha gente lo
hace, a través de la religión, pero sólo como una mera contingencia.7
No es el castigo (infierno) o la
recompensa (paraíso), mediados por el temor a la divinidad lo que nos hace
actuar “bien” y que ella sea la base ética sobre la que se sustenta la moral.
No, actuamos bien porque nos conviene hacerlo. Actuamos con la lucidez que nos
proporciona el saber sobre qué está bien y qué está mal, no a la espera de una
recompensa o castigo, sino por el convencimiento de hacer el bien y evitar el
mal.
Recordemos lo que decía el barón
D’Holbach: Solo llamaremos virtud a lo que la experiencia, la reflexión, la
razón nos muestren en todo momento, en todo lugar de acuerdo con la utilidad
general y real de los habitantes de la tierra8
(…) …los males del hombre provienen de sí mismo, más allá de ser o no ser
creyente.
Así mismo, la acción moral no
conlleva colocar a los individuos en un plano de superioridad o de inferioridad
entre unos y otros, si se profesa o no alguna creencia o religión. No. Por
ello, el código moral a seguir idealmente sólo podrá conseguirse en una
sociedad laica y democrática.9
Lo moral requiere pensar con
claridad respecto a la comprensión del contexto, promoviendo y propugnando por
la armonía entre las personas. Lo moral impele por el bien hacer en la
colectividad. Lo moral se entrelaza con cualidades como el respeto mutuo, la
empatía, la no violencia y más.
En la actualidad, nos regimos por el
Derecho moderno como obra del Estado laico; esto es, el de una nación o país que funciona de manera independiente de
cualquier organización o confesión religiosa o de toda religión y, democrático,
en el que las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante
mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus
representantes, mismo que se rectifica, modifica o adecúa según las necesidades
sociales.
Siguiendo al filósofo y sociólogo
alemán Jürgen Habermas, terminaremos estas reflexiones sobre la moral
utilizando sus propias palabras: …como las personas crean o no deben de
seguir ciertos principios para formar leyes que armonicen en la sociedad manteniendo
la secularización del estado.
1.
https://www.divinoplacebo.com/la-moral-no-proviene-de-la-religion/
2. Código de Manu. Consultado en internet el 3 de
febrero de 2022 en:
https://www.ecured.cu/Leyes_de_Manu#:~:text=Conocido%20adem%C3%A1s%20como%20C%C3%B3digo%20de,divino%20y%20una%20remota%20antig%C3%BCedad.
3 . Juan Martos Quesada. El Corán como fuente de derecho
en el Islam. Cuadernos de Historia del Derecho. 2004, 11 327-338.
4 .
https://www.timetoast.com/timelines/codigos-morales-antiguos
5 . Corpus iurus civilis. Consultado en inetrnet el 3 de
febrero de 2022 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Corpus_iuris_civilis
6 . https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_las_XII_Tablas.
7 . Daniel Dennett, filósofo y científico cognitivo. “La
religión no es el motor de la moral sino el freno que ha ralentizado su
desarrollo”. Consultado en internet el 2 de febrero de 2022 en:
https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/La-religion-no-es-el-motor-de-la-moral-sino-el-freno-que-ha-ralentizado-su-desarrollo
8 . Coloquio internacional de intelectuales (1 de enero
de 1979). Modèles et moyens de la réflexion politique au XVIIIe siècle: Débats
et combats idéologiques: sociétés de pensée, loges,clubs... Tome 3 (en
francés). Presses Universitaires du Septentrion. p. 21. ISBN 978-2-85939-118-8.
Consultado el 16 de febrero de 2021.
9 . Pedro López López. Profesor de la Universidad
Complutense. Consultado en internet el 2 de febrero de 2022 en: https://laicismo.org/la-religion-un-referente-moral/187059