jueves, 1 de diciembre de 2022

Atisbo al delirio.


Un momento catapsíquico.

¿Quién vivirá más feliz?
El alienado en su mundo de locura
o el alienista en un mundo de locos. 

Dr. Xavier A. López y de la Peña

Ricardo le dice enfáticamente a Francisco al llegar a desayunarse en la sala de juegos: ¡Amigo, anoche tuve un gran sueño!
¡Ya sé!, -le interrumpe y contesta rápidamente Francisco-: soñaste que volabas sobre la pirámide del sol de Tenochtitlán.
No, no, espera un momento -replica Ricardo-, aún no te he contado nada, ¿por qué entonces supones que soñé con dicha pirámide?
Porque relaciono que en tu subconsciente hay un acto reprimido que quiere aflorar como me ha dicho en forma repetida el Dr. Schwartz, -dice Francisco-.
Nada de eso responde Ricardo, nada me reprime ni deprime, mi subconsciente suele manifestarse de otras maneras como he demostrado en las incontables pruebas multi escáner que me han hecho; por ejemplo, incitándome a comprar de inmediato un boleto de autotransportes ETN con destino a Mazatlán, para aparecerme en casa del detestable Leoncio Cardona y, sin más, darle un puñetazo en el rostro al tiempo que le reclamo airadamente que me devuelva el préstamo que le hice hace 20 años para que reparara su camión de redilas. Además, no te he dicho mi sueño y ya elucubras ficticias realidades; hay que hablar de lo que hablo o, dicho de otra forma, hay que referirse a lo que me refiero.
Bueno -dice Francisco-, de cierto es que la creatividad me supera y la intuición me guía porque, sábete que leí hace unos días el libro sobre Encantamientos en el multiverso del autor ruso Alexei Novakov y, además de colegir que nuestro universo no es único, sino que es algo fáctico que otros universos existan que… bueno, tu mejor que nadie me entiendes. ¿No es cierto Ricardo?
Ricardo medita un poco sobre la pregunta y responde: Pásame la cafetera por favor y un bizcocho. Aquél que tiene más azúcar encima -dice- señalándoselo con el índice. Pienso -dijo en seguida avanzando una ficha-, que la realidad es abstracta porque… cuando voy caminando y contemplo lo que me rodea siento que es complejo averiguar sobre las cosas celestes y su relación con el encanto que nutre al suelo de las vides, de la misma manera que la interacción del uno con el otro se superpone con la de aquél. ¡Estamos!
¡Claro!, esa es la situación, responde Francisco, al tiempo que le da un sorbo a su café. Porque, la parte intelectual que se nutre del conocimiento, parte del hecho de lo que se ha demostrado, no como propone Deepak Chopra con su mirada ayurvédica discordante con la geometría del triángulo de Scarpa. De hecho, se sabe que en el tratamiento ayurvédico de masaje con aceite a través del ombligo o chakra vasti, sirve para tratar ciertas enfermedades ya que lleva toda la energía vital al punto donde convergen 72,000 canales energéticos llamados nandis y, solamente a unos 20 a 30 cm de distancia está en la ingle dicho triángulo de Scarpa.
A ver, a ver -interpela Ricardo-. ¿Qué caramba tiene que ver una cosa con otra?
Probablemente nada -trata de explicar rápidamente Francisco- …pero todo, porque todo es según el color del cristal con que se miran las cosas como se ha dicho y, en una democracia como la nuestra, todas las opiniones deben ser consideradas. Además -continuó diciendo enfáticamente-: debo reconocer que cuando expreso mis ideas suelo percibir con demasiada frecuencia a mi alrededor el sutil silbido de la envidia, aunque pocas veces siento sus mordeduras.
¿Crees acaso que te estoy silbando algo?, ¿Escuchas el cercano cascabeleo de una serpiente?, o ¿Insinúas o tratas de decirme algo? -Replica socarronamente Ricardo-.
¡Nada amigo mío!, no me malinterpretes -dice Francisco-. Acaso no percibes en mi conversación que ligo estructuras con ideas que debo reconocer que pueden ser algo complicadas ciertamente, pero definitivamente ilustrativas, porque de todos es sabido que lo concreto deriva de lo abstracto y lo abstracto de lo concreto. Todo y todo, y ya.
Te daré un ejemplo -continúa diciendo Francisco-. Si piensas en comerte un sándwich (abstracto) vas a la alacena, coges dos rebanadas de pan de caja, las metes unos minutos al tostador, les pones algo de mantequilla encima, queso manchego, unas rebanadas de jamón virginia, una rodaja de jitomate, un poco de sal y unas rajas de chile serrano (si es que quieres que se te duerma la lengua e hinchen los labios), o no le pones chile y ya… Ya entonces te podrás comer tu sándwich (concreto). Por el contrario, si tienes un sándwich frente a ti (concreto) y no te lo comes, me lo comeré yo (luego entonces ello fue abstracto para ti). ¿Me expliqué?
Bueno, no, -dice Ricardo ya un poco irritado-. Porque yo inicié la conversación con la intención de compartirte un gran sueño que tuve y tú me interrumpiste de inmediato, trayendo a colación sobre quién sabe qué universos fácticos, que si la mafufa onda ayurvédica, que si lo concreto o lo abstracto, que haciéndome bolas con lo del sándwich que, de cierto no preparé porque no lo pensé ni me lo comí y quién sabe cómo, le diste la vuelta y te lo comiste tú, aunque no te hayas comido nada, porque yo nunca tuve un sándwich frente a mí. Así que, probablemente… creo que requieres una nueva valoración por el doctor Naumann o, cierto grado de apoyo por parte de la doctora Godínez para que te ubique. Así que, te sugiero terminar los chilaquiles que te sirvieron en abstracto y apurar el jugo de naranja restante en concreto; dejar de pensar y flotar en el limbo del desvarío y tratar de concentrarte en los asuntos de la realidad cotidiana como, también, yo te daré algunos ejemplos para que lo puedas entender: ¿Por qué tratar de entender que la macroeconomía está bien, pero la microeconomía no?, es decir que hay dinero pero no lo tienes; ¿Por qué la viruela del simio, como así le nombran, no proviene del simio, sino que se originó a partir de ciertos roedores? ¿El por qué nos preocupamos del más allá y no del más acá? sabiendo que estamos aquí y no allá; ¿Qué ocurre ahora cuando le preguntas a una persona a qué sexo pertenece, si te contesta que ni a uno ni a otro?
¡Párale, párale Ricardo! -interviene rápidamente Francisco- y dice:
Yo traté gentil y sutilmente de adelantarme a tu intención de comunicarme acerca del sueño que tuviste bajo los argumentos que expuse y que tratan, en primer lugar, de establecer lo que es objetivo y concreto, y qué mejor cosa que el de hacer alusión a una pirámide y de otra parte ligándolo al triángulo (que en ese momento se me vino a la cabeza el de Scarpa o triángulo femoral que es un punto de referencia anatómico situado en el tercio superior de la cara anteromedial del muslo y que fue descrito por el médico y anatomista Antonio Scarpa), pero… si no estás satisfecho con ello, puedo hacer mención del triángulo equilátero a ver si así entiendes mejor. Además, relacionándolo con algo abstracto, como lo es un sueño, porque ellos son eso: abstractos. Luego entonces, dada mi suspicacia ligué que deberías haber soñado con una pirámide (cuerpo geométrico que tiene como base un polígono cualquiera, y sus caras laterales son triángulos que se juntan en un vértice común) que es algo concreto, pero considerando además la idiosincrasia y raigambre del mexicano esta debía ser, por elemental lógica y con justicia como una parte constitutiva del inconsciente colectivo: la mismísima pirámide del sol de Tenochtitlán.
Nada, nada -replica Ricardo-, basta ya de desvaríos. Te toca hacer la sopa. Y debo decirte que yo no vuelo en los sueños, ni sueño en los vuelos. No conozco la pirámide del sol de Tenochtitlán ni la de Guiza, también conocida como de Keops o Jufú. Me importan un cacahuate tus delirios sobre el triángulo y los masajes ayurvédicos del ombligo, y tus disertaciones sobre la preparación de los sándwiches y quien, en abstracto o concreto se los coma, o no se los coma y, además, ya se me olvidó totalmente el sueño que te pensé contar. Así que -siguió diciendo-, recoge las fichas del tablero porque hoy te toca a ti recogerlas y acuérdate que mañana nos vemos a las 9 en el desayuno.

 

Finalmente debo hacer la aclaración de que, lo anteriormente referido es una pequeña parte de una transcripción que hice de una grabación obtenida subrepticiamente en la sala de juegos de un manicomio particular en la ciudad de Durango.
El propósito de la misma, fue parte de una investigación sobre la psicopatología del delirio en el que se trataría de diferenciar entre las psicosis paranoicas y los delirios parafrénicos. Este esbozo de abordaje da muestra de un razonamiento delirante insostenible por la lógica y cimentado en pseudoargumentos. O… ¿No?