Digestión
o…
indigestión
digital.
La nueva camada de nativos de este
mundo digital es tan diestra
en el uso de teclados como torpe en la
interpretación,
en tiempo real, de la conducta ajena,
especialmente en lo que respecta a
advertir la consternación
que provoca la prontitud con la que
interrumpen una conversación
para leer un mensaje de texto que
acaban de recibir.
Daniel Goleman (Inteligencia emocional,
1995)
Dr. Xavier A. López y de la Peña.
La
palabra "digestión" proviene del latín digestio y significa
"acción y efecto de transformar un alimento en una sustancia propia para
la nutrición". Sus componentes léxicos son: el prefijo di-
(divergencia/separación múltiple), gerere (hacer, llevar a cabo), más el
sufijo -ción (acción y efecto).
Y
“digital” hace referencia a un cierto dispositivo o sistema que crea, presenta,
transporta o almacena información mediante la combinación de bits. En donde bit
(o dígito) es la unidad de medida de cantidad de información, equivalente a la
elección entre dos posibilidades igualmente probables.
Luego
entonces, entendemos la digestión digital como la acción y efecto de
transformar la información sensorial que recibimos en “información digital”
accesible solo mediante un determinado chisme electrónico de plástico, para
procesarla e incluirla en nuestro estado de conocimiento, permitiéndonos con
ello decidir y actuar consecuente y pertinentemente.
Reconocemos
que en nuestra sociedad somos ahora unos seres humanos altamente tecnificados,
convertidos en una especie de cyborg (del acrónimo en inglés cyborg: de cyber
[‘cibernético’] y organism [‘organismo’], ‘organismo cibernético’):
criatura compuesta de elementos orgánicos y dependiente de dispositivos tecnológicos
y cibernéticos varios, cuya palabra proviene del griego kybernḗtēs, que
se refiere al timonel, el cual "gobierna" la embarcación.
Por ello, vivimos en un mundo en
donde lo tecnológico se ha extendido y socializado de una manera tan importante,
que la información y la comunicación a través de plataformas de medios sociales
construyen y dan forma a nuestra cotidianidad, haciéndola fundamental y ya necesaria
para la condición humana.1
De esta manera, la vida se hace ya
imposible sin contar entre muchos otros, con el teléfono celular (smartphone)
haciendo, con frecuencia, que estemos más interesados y estar al pendiente de
él, que de atender a lo que nos está diciendo en la conversación un amigo, la
petición de un hijo o el reclamo de la esposa. De llegar a padecer al extremo, un
miedo irracional a estar sin dicho teléfono móvil, lo que se da en llamar nomofobia,
anglicismo derivado de “no-mobile-phone-phobia”.
Por ejemplo, entre la población
española se ha determinado que casi un 70% de ella tiene dependencia
tecnológica, esto quiere decir, concentración del conocimiento de la
tecnología y el know-how tecnológico para el diseño, la creación y producción
de maquinaria y equipo en el "primer mundo"2, que se concentra, entre
otras, en el uso abusivo de los aparatos electrónicos, generalmente conectados
a la Internet, como el teléfono móvil, la tablet, el ordenador, la Smart
TV o la videoconsola); 45% reconoce que pasaría más tiempo con su pareja si
no le prestara tanta atención a sus dispositivos; que el 40% duerme menos
tiempo por atender a sus aparatos tecnológicos y que un 20% siente envidia o
tristeza porque su vida no es tan perfecta como la que se ve en Instagram, WhatsApp,
X, Facebook, Snapchat y Tik Tok.3 El
autoproclamado futurista, bloguero, digerati (termino derivado del
inglés digital y litterati, se refiere a las personas que hacen
un alto uso de las tecnologías digitales para expresarse como individuo; es
decir aquellos individuos que usan blogs, guardan sus fotos en internet,
etc.), escritor, conferenciante y consejero alemán, Gerd Leonhard, propuso
cinco derechos humanos que deberían ejercerse en la vida digital: Derecho a
permanecer neutral, el derecho a ser ineficiente, el derecho a desconectar, el
derecho a ser y permanecer anónimo y el derecho a emplear o contratar personas
en lugar de máquinas.4
Con
esto, Miller y el citado Leonhard, han profundizado en el derecho a ser
ineficientes, algo que se ha considerado como el núcleo de la humanidad. El
autor de La tecnología vs. La humanidad ha explicado que la tecnología
imprime la idea de que todo tiene que ser eficiente.
Veamos ahora algunas ventajas y
desventajas del internet:
Ventajas
internet: Acceso rápido a la información sobre cualquier tipo de conocimiento. Conexión
con personas de todo el mundo. Posibilidad de traducir y practicar idiomas. Posibilidad
de no solo ser consumidores de contenido informático, sino de ser sus
creadores. En el terreno educativo impulsa la imaginación y creatividad de los
alumnos, así como la formación y educación a distancia. Recibir sugerencias
acordes a nuestros intereses. Generar una publicidad mejor dirigida. Obtener información
personalizada. Con el internet de las cosas podremos controlar múltiples
aparatos domésticos. Facilitan el traslado y transporte de bienes y personas a
distintos puntos y a un menor tiempo. Incentiva a nuevos empleos como en la
ingeniería de software, especialistas en análisis de datos y otros. Mejorar y
facilitar la productividad industrial controlando procesos anteriormente
manuales y más.
Desventajas:
Falta de interacción en el mundo real. Sentimientos de soledad, después de la
euforia. Puede crear dependencia por su empleo excesivo causando con ello depresión,
aislamiento social y ansiedad. Recopilación de nuestra información privada. Causar
la sensación de ser espiado (mismo que puede ser cierto). Con la robotización
de múltiples acciones se puede causar desempleo. Afecta la productividad en el
ámbito laboral, estudiantil y personal al actuar como distractor. Su obsolescencia
programada obliga a consumir nuevos productos. Compromete la seguridad del
usuario (particularmente en redes WiFi abiertos). El uso de tecnologías de
vigilancia masiva biométrica viola el derecho a la privacidad y reprimen la
participación democrática. Las filias y fobias del programador pueden causar un
sesgo algorítmico que incrementen la desigualdad, la discriminación y la
alineación entre la sociedad. Constituye un terreno fértil para la difusión de Fake
news y otras.5
Estas ventajas y desventajas han
propiciado que se emitan ciertas normas y leyes regulatorias tanto en su diseño
como en su práctica, que salvaguarden de manera particular los derechos humanos
en riesgo. De hecho, en la primera propuesta de Ley de Inteligencia Artificial emitida por
la Unión Europea (2021) se establecen obligaciones para proveedores y usuarios
en función del nivel de riesgo de la Inteligencia Artificial (IA), de la
siguiente manera:
Riesgo
inaceptable.
Aquellos
que se consideran una amenaza para las personas y serán prohibidos.
Incluyen:
la manipulación cognitiva del comportamiento de personas o grupos vulnerables
específicos: por ejemplo, juguetes activados por voz que fomentan
comportamientos peligrosos en los niños.
Puntuación
social: clasificación de personas en función de su comportamiento, estatus
socioeconómico o características personales.
Sistemas
de identificación biométrica en tiempo real y a distancia, como el
reconocimiento facial.
Aunque
existen algunas excepciones a esta calificación. Por ejemplo, los sistemas de
identificación biométrica a distancia "a posteriori", en los que la
identificación se produce tras un retraso significativo, se permitirán para
perseguir delitos graves y sólo cuando haya previa aprobación judicial.
Alto
riesgo.
Sistemas
de IA que afecten negativamente a la seguridad o a los derechos fundamentales,
divididos en dos categorías:
1.
Los sistemas de IA que se utilicen en productos sujetos a la legislación de la
UE sobre seguridad de los productos. Esto incluye juguetes, aviación,
automóviles, dispositivos médicos y ascensores.
2.
Los sistemas de IA pertenecientes a ocho ámbitos específicos que deberán
registrarse en una base de datos de la UE: identificación biométrica y
categorización de personas físicas; gestión y explotación de infraestructuras
críticas; educación y formación profesional; empleo, gestión de trabajadores y
acceso al autoempleo; acceso y disfrute de servicios privados esenciales y
servicios y prestaciones públicas; aplicación de la ley; gestión de la
migración, el asilo y el control de fronteras; asistencia en la interpretación
jurídica y aplicación de la ley.
Todos
los sistemas de IA de alto riesgo serán evaluados antes de su comercialización
y a lo largo de su ciclo de vida.
IA
generativa.
Como
ChatGPT, tendría que cumplir requisitos de transparencia, como son: revelar
que el contenido ha sido generado por IA; diseñar el modelo para evitar que
genere contenidos ilegales; publicar resúmenes de los datos protegidos por
derechos de autor utilizados para el entrenamiento.
Riesgo
limitado.
Estos
sistemas deben cumplir unos requisitos mínimos de transparencia que permitan a
los usuarios tomar decisiones con conocimiento de causa. Tras interactuar con
las aplicaciones, el usuario puede decidir si desea seguir utilizándolas. Los
usuarios deben ser conscientes de cuándo están interactuando con la IA. Esto
incluye los sistemas de IA que generan o manipulan contenidos de imagen, audio
o vídeo (por ejemplo, deepfakes).6
Bien, ya estamos inmersos en lo Digital.
Lo consumimos y muchas veces lo devoramos para satisfacer nuestros deseos de conocimiento,
creatividad, comunicación, información, capacitación, aprendizaje, desarrollo,
productividad, progreso, eficiencia, bienestar, solaz y esparcimiento.
El
impresionante desarrollo tecnológico alcanzado en las últimas décadas y su gran
impacto en nuestra cultura nos ha llevado a convertirnos en un nuevo Homo
sapiens-sapiens: el Homo sapiens-sapiens-digitus.
Sin
embargo, dicho cambio obliga a vencer la resistencia que se observa a manejar estas
nuevas herramientas y procesos que demandan cierto grado de capacitación, a su
vez que desarrollar nuevas habilidades y destrezas para su uso. Asegurar su protección
ante posibles amenazas, que se adapte a nuestras necesidades y de poder acceder
a ella, dado su frecuente elevado costo.7
Y
de asegurarnos y recordar siempre -eso sí-, que nuestro mundo está en vivir en
relación con nuestros congéneres y en la naturaleza toda que nos rodea, y no adosados
al screen o pantalla del computador; de despertar a un nuevo día al
término de un sueño reparador y no con el sonido de un despertador activado
previamente por la instrucción que le dimos a Siri o Alexa; en poder
calcular que al comprar 2 kilos de manzanas (con precio de 30 pesos el kilo) tendremos
que pagar 60 pesos, sin tener que recurrir al smartphone y su función de
“calcular” para poder hacerlo; en identificarnos diciendo nuestro nombre ante
una autoridad y no, con solo poner el rostro frente a una cámara que pueda
asegurar que, efectivamente (y si es que estoy registrado en su database),
soy yo; escribir un poema sobre el “desenfado de vestir casual”, sin tener que
recurrir al ChatGPT para ello; o poder coger un libro de un estante y
saborear su lectura en nuestro sofá preferido, sin tener que recurrir al Smart
Audiobook Player o Storytel que, por cierto, está ya sin batería o
ya con su software obsoleto; ir a visitar a la abuela Gertrudis
caminando por la calzada del Bosque hasta llegar al cruce con la avenida
Constitución, dar vuelta a la izquierda y avanzar tres cuadras más hasta llegar a su casa, sin necesidad de tener que
recurrir al Waze para ello, etc.
Finalmente,
por causa de la tendencia creciente, progresiva e imparable de digitalizar los
libros, me permito registrar unas palabras alusivas a esta resistencia al
cambio digital expresadas, y que comparto, del escritor, periodista y
académico español Arturo Pérez Reverte, dadas a conocer en su artículo Leer
con luz de luna (noviembre 2010) y que dice:
Si
los libros de papel han de acabar siendo patrimonio exclusivo de una casta
lectora mal vista por elitista y bibliófila, reivindico sin complejos el
privilegio de pertenecer a ella. Que se mueran los feos. Y los tontos.
Tengo
casi 30 mil libros en casa; suficientes para resistir hasta la última bala.
Quien crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la
felicidad inmensa de acariciar lomos de piel o cartón y hojear páginas de
papel, pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros
electrónicos dentro, no tiene ni puta idea. Ni de qué es un lector, ni de qué
es un libro.8
Este
es, pues, un motivo más de mi indigestión digital porque, como refiere
el estadounidense e ingeniero en robótica Daniel H. Wilson: nosotros, los
humanos, tenemos una relación de amor-odio con nuestra tecnología. Amamos cada
nuevo avance y odiamos cuán rápido está cambiando nuestro mundo.9
1 . Liceaga
Mendoza, R,I (2022). rue&db=asn&AN=156442723
&lang=es&site=ehost-live «Esclavitud Y Tecnología. Una Aproximación
Filosófica, Política Y Ecológica.». Andamios,19(48), 183–206. Consultado el
09-06-2022.
2 .
https://estudiosdemograficosyurbanos.colmex.mx/index.php/edu/article/view/380#:~:text=La%20dependencia%20tecnol%C3%B3gica%20se%20refiere,estos%20medios%20f%C3%ADsicos%20de%20producci%C3%B3n.
3 . https://cadenaser.com/cmadrid/2023/04/25/un-70-de-la-poblacion-tiene-dependencia-tecnologica-segun-un-estudio-de-kaspersky-ser-madrid-sur/
4 .
https://mundo.cloud/noticias/innovacion-noticias/la-dependencia-tecnologica-y-el-riesgo-de-amputar-las-habilidades-humanas
5. https://www.liberties.eu/es/stories/regulacion-ia/43740
6 .
Noticias Parlamento Europeo. Creado: 12-06-2023. Accesado el 24 de enero de
2024 en:https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/society/20230601STO93804/ley-de-ia-de-la-ue-primera-normativa-sobre-inteligencia-artificial
7. https://mioti.es/es/6-obstaculos-de-la-transformacion-digital-que-superar/
8 . Citado por Cordón, J. A. (2011). La revolución del libro electrónico.
Barcelona: Ed. UOC., p. 71.
9 .
https://estilonext.com/frases-y-reflexiones/frases-tecnologia-era-digital