ANOMIA
La
disrupción social que nos devora.
Mucha gente invierte su tiempo en
estudiar las características de animales o de plantas.
¡Cuánto más importante sería estudiar a
la gente con que tenemos que vivir o morir!
Baltazar Gracián y Morales (1601-1658).
Estratigrafía
del asunto.
De
manera cotidiana y sin restricciones o tapujos se muestran en programas
televisivos diversos asaltos a mano armada, tiroteos en las calles, robo a
transeúntes, a transportistas, a comercios. Accidentes carreteros, atropellados,
coches bomba (de reciente aparición), personas desaparecidas, extorsiones,
fraudes, asesinatos por doquier, violaciones a derechos humanos,
enfrentamientos del ejército con criminales, narcotraficantes detenidos,
homicidas no detenidos, robos no aclarados, hallazgos de restos humanos
embolsados en la vía pública, fosas clandestinas con cantidades de restos
humanos aquí, allá y acullá. Pero eso sí, y hay que destacarlo, nos refieren
las diversas autoridades que, al respecto y de inmediato ya se han abierto
las centenas de miles de “carpetas” correspondientes a cada caso.
La
información impresa a través de los diarios dedica también un importante
porcentaje de su espacio a temas relacionados con hechos violentos, al igual
que los noticieros en la televisión. Como un mínimo ejemplo hace poco se mostró
en esta, la salvaje agresión física sufrida por una joven a manos de su pareja
sentimental captada por una cámara de vigilancia en una calle de la ciudad de
México.
De
hecho, el Consejo Nacional de Televisión en nuestro país informó que entre
septiembre y octubre de 2023, el tema policial fue el que más tiempo ocupó en
pantalla con un 21,3%, con la excepción del noticiero 24 Horas Central de TVN. Sobre
este tópico un 53% se destina a delitos contra personas y propiedades como
asaltos y robos. Un 15% a casos judiciales y un 10% al narcotráfico y lavado de
dinero.1
De
acuerdo con lo reportado por la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción
sobre seguridad pública (ENVIPE) 2024, en 2023, 27.5 % de los hogares en México
tuvo, al menos, una o uno de sus integrantes como víctima del delito; Hubo 21.9
millones de víctimas de 18 años y más; La tasa de prevalencia delictiva fue de
23 323 víctimas por cada 100 mil habitantes, cifra superior respecto a 2022; Los
delitos más frecuentes fueron fraude, robo o asalto en calle o transporte
público y extorsión y ocurrieron 31.3 millones de delitos: 92.9 % no se
denunció o la autoridad no inició una carpeta de investigación. Este
subregistro se denomina cifra oculta o cifra negra.2
En
otro orden, la tasa nacional de divorcios por cada mil habitantes de 18 años y
más pasó de 1.4, en 2014, a 1.8, en 20233 producidos, de alguna
manera, al menoscabo o falta de valores familiares y a la importancia que se da
a la individualidad preconizada en las sociedades desarrolladas que
dificultan el mantenimiento de la relación a largo plazo.
Entre 2013 y 2023, la tasa de suicidio
presentó una tendencia creciente: pasó de 4.9 a 6.8 suicidios por cada 100 mil
habitantes. Mucha gente ya no encuentra salida a sus problemas y recurre a ello
con más frecuencia.
En
2012 la Estadística de Matrimonios (EMAT) reportó que la tasa nacional fue de
7.64 matrimonios por cada mil habitantes de 18 años o más, y para 2021 esta
tasa fue de 5.11 matrimonios. Ya las personas -dicen- no quieren perder su
libertad y además es costoso, sin sentido si ya estamos juntos, etc.
En
asuntos de xenofobia y discriminación se ha dicho que, durante casi dos
siglos, la política de control de población extranjera en México estuvo basada
en prejuicios étnicos y nacionalistas, pero encubierta con argumentos de
protección al trabajador mexicano y, más recientemente, como un tema de
seguridad nacional. De ese modo, ha sido discriminatoria respecto de
poblaciones procedentes de latitudes geográficas consideradas perjudiciales
para el bienestar del trabajador mexicano.4 Además, debe entenderse
que vivimos en un mundo en el que la xenofobia se convierte cada vez más en
una forma de discriminación normalizada.5 El INEGI reporta que, en
cinco años, la discriminación declarada en nuestro país aumentó: en 2022
alcanzó 23.7%, 3.5 puntos porcentuales más que en 2017.6
Nuestra
sociedad también se ha “polarizado” (estás conmigo o contra mí; fifís o
chairos) gracias a que los gobiernos han sido incapaces de llegar a acuerdos
con sus oponentes políticos, difundiéndose entre ellos odio, inquina y aversión
a través de las variadas redes sociales, más la desigualdad, desinformación y los
malos manejos administrativos ejecutados (corrupción), son factores que
impulsan a la inseguridad, desconfianza y a la violencia.7
El
esbozo anterior que hemos delineado con algunos datos interesantes a los que
faltaría agregar muchos más, nos llevan a considerar que nuestra sociedad está
sufriendo una grave desorientación a causa de la falta de normas sociales que
guíen y regulen las conductas de las personas en una comunidad. Esto es lo que
se ha dado en llamar: Anomia.
Anomia,
es un término que proviene del griego antiguo, formado por el prefijo “a-”
(sin), y la raíz “nomos” (normas) y significa la ausencia o desprecio hacia las
normas o las leyes.
Luego
entonces, la falta o degradación de las normas sociales o anomia, surge
cuando se producen ciertos cambios sociales rápidos, crisis políticas o
económicas, o transformaciones culturales y religiosas en las que las normas
tradicionales dejan de tener autoridad sobre la población.
De
esta manera, las personas se perciben entonces sin guía o propósito, generando
entonces sentimientos de aislamiento y desconexión, rechazo y oposición o de
trasgresión ante las normas establecidas. La persona así vela por sus propios intereses
y motivaciones por encima de los de los otros a los que ha dejado de respetar porque,
para él, ya no tienen sentido. Este comportamiento suele ser llamado como anomia
social.
Dentro
de la anomia se suelen distinguir otras varias formas:
En
medicina se llama así al trastorno del lenguaje en el que la persona es incapaz
de llamar a las cosas por su nombre y que suele ser frecuente en los síndromes
afásicos.
La
anomia psicológica, es la que incapacita a la persona para comportarse según
las normas y convenciones establecidas, ya sean culturales, morales o jurídicas
normadas en una determinada sociedad.
La
anomia asiliente o conducta negativa y tergiversada de la persona tiene
sobre sí misma que le hace incapaz de superar obstáculos, llevándole a la
marginación y discriminación social.
La
anomia cultural, cuando los objetivos de una cultura y su acceso se
encuentran disociados para la persona, lo que le lleva a expresar por ello conductas
inadecuadas y antisociales.8
Actualmente
vivimos tiempos de fuerte polarización política, la escasez y detrimento en el
ámbito laboral, merma educativa y de salud, científica y cultural. El auge de los
movimientos populistas como en el que vivimos refleja la desilusión con las
normas e instituciones tradicionales, mientras que las altas tasas de ansiedad
y depresión entre jóvenes pueden estar relacionadas con la incertidumbre
respecto al futuro.
Todo
ello sazonado por los cambios rápidos que ocurren en la sociedad: revoluciones
tecnológicas, globalización y crisis económicas que pueden desestabilizar las
normas usualmente tradicionales. Por la desigualdad social vivida en la que los
recursos para alcanzar metas socialmente aceptadas no están equitativamente
distribuidos y que generan tensiones que conducen a comportamientos desviados. Por
la falta de cohesión comunitaria particularmente en las sociedades
urbanizadas, cuya pérdida de vínculos comunitarios y familiares fomentan un
estado de aislamiento desconexión. Por el incremento de comportamientos
desviados en los que el crimen, la corrupción y las adicciones son
respuestas comunes ante el vacío normativo, y la erosión de la confianza
social que incapacita para confiar en las instituciones y sus normas encaminándonos
a la fragmentación social. Y, por último, a la crisis
de identidad por no tener guías claras para definir y poder ubicar nuestro
lugar en la sociedad.
Bien,
pero ¿Qué se puede hacer para combatir la Anomia?
Ello
requiere un enfoque multidimensional que entienda, acepte y atienda tanto las
causas estructurales como las consecuencias emocionales y sociales del
fenómeno.
Promover
valores comunes como la equidad, solidaridad y el respeto en las instituciones
educativas, los medios de comunicación y las políticas públicas.
Reestablecer
las tradiciones comunitarias y sus prácticas culturales para recuperar y
acrecentar el sentido de pertenencia del grupo.
Las
autoridades y los líderes deberán transparentar las reglas comunicándolas con
claridad y resaltando su importancia, promoviendo con ello una percepción de
justicia e imparcialidad.
Hacer
políticas que aseguren una justa distribución de los recursos económicos para
reducir las desigualdades sociales y sus consecuentes tensiones.
Invertir
en educación, salud y empleo para que todas las personas tengan igualdad de
oportunidades y los medios legítimos para alcanzar sus metas.
Combatir
la exclusión social con apoyo a los diversos grupos vulnerables para evitar su
marginación y fomentar su integración en la sociedad.
Fortalecer
las instituciones con transparencia y responsabilidad, vigilando que actúen con
mayor integridad y respondan efectivamente a las necesidades sociales.
Fomentar
la participación de la ciudadanía creando canales para que las personas se
involucren activamente en la toma de decisiones, fortaleciendo la confianza en
el sistema.
Reforzar
el estado de derecho para garantizar que las leyes se apliquen de manera
equitativa, abatiendo la percepción de injusticia o impunidad.
Fomentar
el sentido de pertenencia mediante la construcción de comunidad y redes
de apoyo en donde las personas puedan conectarse y colaborar en proyectos
comunes.
Promover
actividades culturales y recreativas que ayuden a reconstruir vínculos sociales
y a reducir la alienación.
Desarrollar
programas de voluntariado que permitan a las personas contribuir al bienestar
colectivo y el fortalecimiento de los lazos sociales.
Enseñar
en escuelas la importancia de la cooperación, la responsabilidad y el respeto
por las normas (civismo).
Brindar
servicios de salud mental accesibles para abordar el aislamiento y la
desconexión personal.
Adaptarse
a las nuevas “realidades” con el desarrollo de políticas y estrategias para
manejar el impacto de la globalización, la tecnología y otros cambios
disruptivos. Y participar en la construcción del futuro creando soluciones para
los problemas emergentes, generando con ello un sentido de agencia colectiva
que nos permitiría a todos adaptarnos a la nueva realidad y en armonía, como una
sociedad cohesionada con normas claras y valores compartidos que dejarán atrás
a la anomia que nos agobia.
1. https://www.emol.com/noticias/Espectaculos/2024/01/14/1118556/estudio-cntv-contenidos-noticieros-policiales.html
2 .
https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2024/ENVIPE/ENVIPE_24.pdf
3 . https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2024/ED/ED2023.pdf
4.
Manuel Ángel Castillo y Germán G. Guerra. Xenofobia y discriminación en México.
https://ru.micisan.unam.mx/bitstream/handle/123456789/21399/L0089_0251.pdf?sequence=1
5.
Eynel Pilatowsky Cameo. Xenofobia en México. Políticas de Estado y actitudes
sociales frente la inmigración extranjera en el siglo XXI. Tesis doctoral en
ciencias políticas y sociales. UNAM México 2024.
https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/20.500.14330/TES01000853371/3/0853371.pdf
6 .
https://www.inegi.org.mx/tablerosestadisticos/discriminacion/
7. https://www.reporteindigo.com/reporte/mexico-polarizado-y-desigual-politica-violencia-ciudadanos-gobierno-redes-sociales/#:~:text=La%20falta%20de%20capacidad%20de%20los%20gobiernos%20para,el%20aumento%20de%20la%20violencia%20y%20la%20desconfianza
8 . https://www.significados.com/anomia/