domingo, 1 de marzo de 2020

Música del universo


El universo a ritmo.

La armonía existente entre cómo el universo parece y cómo es,
tiene que ser un logro de nuestra magia neuronal,
 porque lo blanco y lo negro no se presentan en la retina.

En: Cómo funciona la mente (1997), Steven Pinker.

Dr. Xavier A. López y de la Peña.

             Hace dos mil quinientos años el filósofo y matemático griego, Pitágoras de Samos, personaje a quien el también filósofo, Heráclito de Éfeso, se refería diciendo que había practicado el examen y la investigación más que ningún otro hombre y cimentó su sabiduría fuera del prejuicio y de las malas artes,[i] experimentando con el sonido dedujo que las longitudes de las cuerdas que dan una nota, su quinta y octava se hallaban en la relación 6:4:3, encontrando así la armonía en los sonidos de una cuerda al dividirla en ciertas porciones.
             Con ello, más sus conocimientos matemáticos, astronómicos y geométricos, dedujo la teoría de que el universo se correspondía con este esquema numérico en el que la distancia entre la Tierra y los demás planetas se hallaba en armonía con una progresión musical (la música, definida como el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo).
             En la leyenda de los martillos atribuida a este personaje, se rumora que éste, al pasar frente a una herrería y gracias a su particular agudeza auditiva, era capaz de distinguir y diferenciar el sonido emitido por cuatro martillos de diferente tamaño. Con esta capacidad auditiva (probablemente lo que hoy conocemos como tener “oído absoluto”) y sus demás conocimientos -como ya citamos-, emitió la teoría de que el universo está regido por proporciones numéricas en armonía o Teoría de la armonía de las esferas. Sí, y que el observado movimiento de los distintos planetas se correspondía con determinadas proporciones musicales; esto es, que las distancias entre los planetas corresponderían, según esta teoría, a diversos intervalos musicales.[ii]

             Por otro lado, el filósofo griego Platón, hizo alusión a su vez que el ritmo (del latín rhythmus, y este del griego ῥυθμός, de ῥεῖν, fluir. Orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas) es orden del movimiento. Y abundaba…, distinguiréis el ritmo en el vuelo de un pájaro, en las pulsaciones de las arterias, en el paso del bailarín, en los períodos de una oración; también advertía que… la música es una ley moral (que) dota de alma al universo, de alas a la mente, permite a la imaginación volar, da encanto y alegría a todas las cosas, a la vida misma. Es decir, reconocía el ritmo en los movimientos del animal, en las funciones fisiológicas, en los desplazamientos estéticos de un artista, en el habla sometida a la respiración. Porque Platón advierte y busca el ritmo en lo que está vivo.[iii]
             Esta misma armonía celestial fue descrita por este personaje cuando, en el diálogo Epinomis, (sostenido entre los personajes Clinias de Creta, Megilio de Lacedemonia y un ateniense) se declaró que los astros ejecutaban la mejor de todas las canciones.

             Es así que esta visión mística pitagórica de la Naturaleza, manifiesta en la doctrina de los números, permea tanto en el pensamiento griego que el mismo filósofo y médico griego, Alcmeón de Crotona, ubicó al ser humano como una miniatura del Universo o microcosmos y que su cuerpo refleja con ello la estructura del mundo, y su alma constituye una armonía del número; en una tenencia de alma tanto en el ser humano como en los astros, e identificó entonces a lo que llamó la armonía con una ley universal.
             Poco después el jurista, político y filósofo romano, Marco Tulio Cicerón, también se refirió en el sueño de Escipión (obra de la autoría de Macrobio, que comenta el texto ciceroniano Sobre la república, sobre las propiedades místicas de los números, sobre la naturaleza del alma, sobre astronomía y sobre música) a ese sonido tan intenso como agradable que llenaba los oídos de su héroe y que se originaba en las órbitas celestes, reguladas por intervalos desiguales que originaban diferentes sonidos armónicos.
             Más adelante Johannes Kepler, -el último pitagórico- publica, mezclando tanto ideas religiosas como místicas en su libro Harmonices mundi (1619), la fórmula en las que sienta las bases del conocimiento matemático de nuestro sistema planetario, en el que, entre la armonía de los planetas y sus susurros geométricos se cimientan sus leyes. Impresionado por el sistema copernicano, refería lleno de exaltación: ¡Yo declaro tal sistema como verdadero en lo más profundo de mi alma, y contemplo su belleza con increíble y embriagador deleite!
             Si bien sus tres leyes del movimiento planetario fueron precedidas por los conceptos del primer astrónomo moderno, el danés, Tycho-Brahe (1546-1601) y éstas sirvieron de base a los conceptos astronómico de Isaac Newton, Kepler creía firmemente que Dios creó al mundo acorde con el principio de los números perfectos y atribuía a la armonía matemática, la música de las esferas, la causa real y efectiva de los movimientos planetarios.

             Bueno… Así sigue la historia.

             Y recientemente un grupo de astrofísicos coreanos observaron que la dirección de rotación de varias galaxias a una distancia de 400 millones de años luz, tendía a ser coherente con el movimiento promedio de sus vecinos cercanos dentro de la distancia de 1 megapársec (Mpc es como se abrevia; es decir, 1 millón de pársecs, donde 1 pársec equivale a 3.26 años luz), encontrando en ello una importante sincronía en el movimiento de las galaxias, lo que les sugiere una sorprendente coherencia armónica a gran escala en todo el universo.
             Descubrieron que la rotación de cada galaxia estaba vinculada al movimiento de decenas de miles de galaxias vecinas y que la coherencia rotacional era más significativa en las regiones externas de la galaxia que en la parte central de la constelación, considerándolo de esta manera ya que, si las galaxias se forman de dentro hacia afuera (como lo demuestra el Universo en expansión), la mayor fuerza de la gravedad está en el interior y deja a las partes externas más expuestas a influencias de otras galaxias.[iv]

Finalmente, como refiere el doctor en neurofisiología por la Universidad de Bolonia, Italia, David Muehsam, también participa activamente como profesor de yoga/meditación y es un músico consumado, tocando la flauta y el saxofón desde la infancia; relacionando el mundo físico con el biológico nos dice que: toda la vida existe dentro de un mar de vibraciones, y el ritmo es fundamental para toda la vida. Los ciclos diurnos, estacionales, lunares y solares, y las oscilaciones del campo electromagnético resonante (EMF) de nuestro planeta constituyen la sinfonía de ritmos en los que existe la vida en la Tierra.
Nace con ello un nuevo propuesto paradigma capaz de unificar múltiples disciplinas, que trata de revelar las conexiones entre la vida, lo social y el universo físico: todo ello con ritmo y en armonía como si se tratase de una orquesta universal. Tal paradigma, podría influir enormemente -como se destaca- en los problemas médicos y terapéuticos. Por ejemplo, en la genómica psicosocial se ha demostrado que la expresión génica puede ser modulada no sólo por campos electromagnéticos no térmicos y vibraciones sonoras, sino también a través de las actividades de la mente, las emociones, la música, el arte, los rituales, la cultura y la vida espiritual. [v]
            
             Miguel Martínez Meguélez, pedagogo, psicólogo y pensador venezolano nos lo dice así:

Es tiempo de comprender que vivimos inmersos en esa red de sistemas que se integran en un orden (armónico y) jerárquico; y que la validez y método de este enfoque es clave para la comprensión de las ciencias en general. Desde hace unos 50 años, las ciencias de la complejidad, como el pensamiento sistémico, la holonómica, la resonancia mórfica, la teoría del caos, la teoría de cuerdas y súper cuerdas, y otras… (Apuntan a que) eso es lo que somos también cada uno de nosotros mismos: un "todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-espiritual" que funciona maravillosamente y que constituye nuestra vida y nuestro ser. Por esto, el ser humano es la estructura dinámica o sistema integrado más complejo de todo cuanto existe en el Universo.[vi]

             En el pensamiento ortodoxo actual de la física teórica, la teoría de las súper cuerdas (es un esquema para explicar todas las partículas y fuerzas fundamentales de la naturaleza en una sola teoría, que modela las partículas y campos físicos como vibraciones de delgadas cuerdas súper simétricas, las cuales se mueven en un espacio-tiempo de más de cuatro dimensiones, más exactamente 10 dimensiones y una temporal) tiende a reconciliar la teoría de la gravitación con la mecánica cuántica y, al mismo tiempo, la de unificar todas las fuerzas y partículas conocidas en la naturaleza. De allí que en la jerga se la llame, con un toque de sutil ironía, la Teoría del Todo.

          Esto es, algo similar a lo que en lenguaje actual podríamos llamar el universo a ritmo, o la Teoría única de la energía-materia, en el periplo rítmico y armónico del espacio-tiempo del universo, regidas por el acorde de las fuerzas: gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil.

Dr. Xavier A. López y de la Peña
Aguascalientes, Ags., a 24 de febrero de 2020.


[i]. Dampier-Whetham. Historia de las ciencias. Méxicolee, 1944, p.34.
[ii] . Armonía de las esferas. Consultado en internet el 18 de febrero de 2020 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Armon%C3%ADa_de_las_esferas
[iii] . Teodoro Pedro Cromberg. Reflexiones sobre el ritmo en la perspectiva del siglo XXI. Rhuthmos, 12 septembre 2015 [en ligne]. http://rhuthmos.eu/spip.php?article1600
[iv] . Joon Hyeop Lee, Mina Pak, Hyunmi Song, Hye-Ran Lee, Suk Kim, and Hyunjin Jeong. Mysterious Coherence in Several-megaparsec Scales between Galaxy Rotation and Neighbor Motion. The Astrophysical Journal. Vol. 884, Num. 2. (October 2019). DOI:https://doi.org/10.3847/1538-4357/ab3fa3
[v]. David Muehsam and Carlo Ventura. Life Rhythm as a Symphony of Oscillatory Patterns: Electromagnetic Energy and Sound Vibration Modulates Gene Expression for Biological Signaling and Healing. Glob Adv Health Med. 2014 Mar; 3(2): 40–55. Published online 2014 Mar 1. doi: 10.7453/gahmj.2014.008
[vi] . Miguel Martínez Meguélez. Sobre la armonía del universo. Rev. Heterotopía. 2012. Consultado en internet el 20 de febrero de 2020 en: http://prof.usb.ve/miguelm/Sobre%20la%20Armonia%20del%20Universo.html


1 comentario:

  1. Francamente provocador
    Había escuchado sobre estas teorías, en particular de las esferas que vibran a una octava de diferencia, pero no presté atención
    En el artículo nos abre un panorama fascinante y con desconocidas e inimaginables consecuencias
    Mil gracias

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