Lo
mexicano
en sus Mantras.
El hombre es un animal inserto en
tramas
de significación que él mismo ha
tejido.
Así, la cultura que ha creado debe
basarse
en la búsqueda de significaciones,
en la interpretación de sus expresiones
sociales.1
Clifford Geertz
Dr. Xavier A. López y de la Peña.
Salta la idea de
urdir un ensayo sobre la mexicanidad o lo mexicano interpretando y reinterpretando
lo que han dicho otros escritores sobre el tema, sin embargo, creo que no hay
nada más que decir, porque con lo dicho se ha dicho todo y… nada concreto a la
vez.
Esta idea me vino tras la lectura
del libro Mexicanidad y esquizofrenia del autor Agustín Basave Benítez
(Ed. Océano de México. 2010) cuya dedicatoria va para los mexicanos que
reman día a día, en esperanzador apostolado, contra la corriente de nuestra
esquizofrenia.
Sí, de la esquizofrenia referida al
trastorno mental en el que existe una distorsión del pensamiento, percepciones,
emociones, lenguaje, conciencia y conducta, que suele asociarse con una fuerte
ansiedad y un importante deterioro en las esferas personales, familiares,
sociales, educativas, ocupacionales y de otras importantes facetas de la
vida.
Desarrolla el autor en el referido
libro y desvela el intrincado laberinto -no “de la soledad” ya propuesta por
Octavio Paz-, sino de la conciencia nacional inmersa en el subdesarrollo, la
violencia, la corrupción, la desigualdad e inequidad que nos agobia y que, como
respuesta esperanzadora nos propone e invita a una regeneración.
De hecho, ha corrido mucha tinta y se
ha tratado de definir “algo” de la mexicanidad, desentrañando y desmenuzando un
inacabable, polimorfo e inescrutable espectro que incluye lo biológico, económico,
social, cultural, psicológico, ambiental de lo “mexicano” y más que desemboca,
finalmente, en un enorme galimatías oscilante entre lo racional (o
racionalizado) e irracional o deseado, ya matizado como bueno o, con mayor
frecuencia, demonizado como malo.
Abordando sentimientos de culpa y
minusvalía, de castración, de agresividad explosiva ante el ¿qué me ves?, o del
dejar todo para mañana, o para el “ratito” lo que hay que hacer, entre mil
posibles figuras más. Faltó agregar
-sutileza inexcusable-, la de ser “borracho, (mujeriego), parrandero y jugador”
como reza en la letra del corrido popular mexicano Juan Charraqueado de
Víctor Cordero, como corolario.
Tal vez antes de auto conocernos y
sabernos, o cuando menos de tratar de entendernos, podríamos empezar por
averiguar cómo nos conceptúan o “ven” a los mexicanos en el extranjero:
El Consejo Mexicano de Comercio Exterior en
2004 evaluó qué pensaban los miembros del TLCAN de sus vecinos, Canadá y EUA
percibían a México como un país pobre, injusto, expulsor de migrantes,
peligroso, dividido, tradicional y con playas soleadas.
Según Simon Anholt 2 (2012), los
mismos mexicanos clasificaron la gobernabilidad de su país entre las peores, en
el lugar 45. Particularmente en las áreas de “conducta responsable para
proteger el ambiente” y de “gobierno competente y honesto”.
Forbes3 en 2014 señala que México
es un país con un pobre desempeño económico, con altos índices de
corrupción, con una violencia criminal sostenida, y con un nivel educativo muy
por debajo del promedio de los países emergentes.
Se publicó en Excelsior4 (2024) esta visión: Los mexicanos
usan sombreros grandes y coloridos (sombreros de charro); son ruidosos y
revoltosos; su dieta es a base de tacos y chile; son perezosos y acostumbran la
siesta; su país es desértico y caliente, peligroso y violento; su cultura se
reduce a la fiesta de los muertos y beber tequila; las mujeres tienen bigote;
en dondequiera hay mariachis; los hombres son machistas y golpeadores; la
calidad del agua es mala; en México sólo hay playas y ruinas.
Pero, ¿qué somos? Como dijera
Agustín Basave: Para saber lo que somos es preciso conocer nuestras
invariantes, nuestro contexto geográfico e histórico particular, nuestras
etnias y nuestras tradiciones y para ser un país fuerte, apuntó a su vez
Antonio Caso, necesitamos riqueza, justicia e ilustración.
Samuel Ramos (1934) -psicoanalíticamente-,
nos asoció y tundió con poseer un sentimiento de inferioridad que nos
viene desde la época de la conquista española, de ser idealistas y
desconfiados irracionalmente, casi siempre de mal humor y a menudo iracundos
y violentos, faltos de autocrítica.
Octavio Paz tampoco nos favoreció
mucho refiriendo que el mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco
quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino
como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada y.… ya me detengo
para no acabar hecho pinole porque, como dijo José Agustín: Ya estuvo de
todos esos pinches estereotipos de México -como-país-de-la-muerte-paraíso-infernal-,
¿está bien?5
En un estudio realizado con 629
personas mexicanas en San Luis Potosí, México, un grupo de investigadores evaluaron
un total de 14 variables que reflejaban valores como: honradez, sinceridad,
precaución, amabilidad, ahorro, trabajo, solidaridad, cariño, inteligencia,
romanticismo, valentía, ser fiestero, entrón y apasionado. Estos valores
fueron, a su vez, distinguidos en dos vertientes: en Yo soy y los
mexicanos son.
Las respuestas con mayor valor,
tanto para Yo soy como para los mexicanos son fueron: trabajador(a),
honrado(a) y sincero(a); en tanto que los de menos valor fueron: romántico(a),
apasionado(a) y cariñoso(a), así como fiestero(a). También hubo
diferencias entre los habitantes urbanos y los rurales: los primeros se
percibieron como fiesteros y entrones, y los segundos, como ahorradores,
trabajadores y sinceros.
Como conclusión dicen que, en
función de los valores no existe una definición única en la identidad del
mexicano, pues existen subculturas que se explican por los aspectos estudiados.6
Para más, en La encuesta de
valores, Diagnóstico axiológico/México, de la Fletcher School de la
Universidad de Tufts, EUA, del año 2011, expone como resultados:
Que éstos revelan una dualidad. A
pesar de que la encuesta muestra que los mexicanos tienen valores positivos
respecto a su espíritu emprendedor, al ahorro y a la competencia, la percepción
de incertidumbre en la que se encuentran inmersos, evita que se maximice el
capital social con el que cuenta el país.
La debilidad de las instituciones
podría explicar en buena medida la coexistencia de nociones contradictorias al
actuar de los mexicanos, tales como saber que es malo meterse en la fila, pero
al mismo tiempo pensar que es de tontos cumplir con la ley cuando en su entorno
no se cumple.
Ante instituciones endebles, el
entorno se vuelve más incierto y la búsqueda de soluciones informales se
consolida. En este sentido, percibirse en un contexto incierto afecta desde la
disposición a ser corruptos hasta las decisiones de ahorro. Lo ideal sería que
las instituciones crearan un ambiente que proporcionaran a los individuos los
incentivos para tomar la decisión más conveniente.
Resulta interesante que el mexicano
esté consciente de la realidad y sin embargo acepte sin dudar un entorno
arbitrario e injusto. Bajo este panorama, el fortalecimiento institucional se
vuelve clave para la transformación del país.7
Quizás pues, lo que realmente
caracterice más (esto es, en mayor número) al mexicano(a) sea el gusto por
la comida en tacos y con chile, saber y cantar el Cielito lindo, su
filiación a la muerte, declararse guadalupano y su apasionada afición
por sus “mantras” (entendidas como frases retóricas especialmente expresivas en
la vox populi) como lo refiere el maestro de meditación y terapeuta de
nuevas energías, el italiano Prem Dayal (2023) en su incisivo, mordaz, sarcástico
y algo irreverente libro titulado: “¡Me vale madres!”, que detalla irónicamente
por qué la humanidad está tan jodida
y cómo la cultura mexicana puede salvar al mundo con sus mantras.
De entrada, describe en un primer
lugar al propio y enfático decir: ¡Me vale madres! O mantra del “desapego”
que, -explica- nos libera de prejuicios, reglas, miedos, dogmas, deseos y leyes
restituyendo nuestro derecho, orgullo y dignidad de ser uno mismo; ¡A la
Chingada! O el mantra de la “purificación liberadora” de todo aquello que
nos enfada, disgusta, oprime, angustia o atemoriza; ¡A Huevo! O mantra
del “poder” que afirma categóricamente nuestra resolución, determinación, compromiso,
atrevimiento, audacia u osadía en alguna acción a realizar o realizada; el de ¡No
es mi pedo! O mantra de la “desidentificación” que nos desliga a entera satisfacción
de cualquier asunto mundano y, finalmente, el multi repetido, tajante y común ¡No
hay pedo! O mantra de la “Ley Universal” que es como decir, simple y sencillamente
con pasmosa y diáfana claridad: ¡No hay problema!8
Estos “mantras” me recuerdan cómo se
refirió el escritor mexicano, Carlos Monsiváis (2010) sobre la estructuración
de la mexicanidad, diciendo que:
Separada
de sus cánones gubernamentales, la mexicanidad deviene en las masas vía
existencial de comprensión del mundo. De nuevo, se funden cultura urbana e
‘identidad nacional’, ya no el corpus de tradiciones, sino la manera en que el
instinto colectivo mezcla realidades y mitologías, computadoras y cultura oral [incluyendo sus mantras,
sumaría yo], televisión y corridos, para orientarse animadamente en un mundo
que, de otro modo, sería todavía más incomprensible.9
1 . Geertz,
Clifford. Conocimiento local. Ensayo sobre la interpretación de las culturas, Ed.
Paidós, Barcelona, 1983, p. 5.
2 .
Simon Anholt. Mito y realidad: la imagen
internacional de México. Simon Anholt, “Mexico’s International Standing”.
Traducción de Antonio Ortiz Martínez. A A Ortiz Traductores, S. de R. L. de C.
V., revisada por César Villanueva, coordinador de este número de la RMPE. S.
Anholt autoriza su publicación. En https://revistadigital.sre.gob.mx/index.php/rmpe/article/view/520/497
3 . Forbes. México y su imagen en el mundo en el 2014. En https://www.forbes.com.mx/mexico-y-su-imagen-en-el-mundo-en-el-2014/
4 .
Peter D. Así es cómo erróneamente el mundo percibe a los mexicanos| 02-02-2024.
https://www.excelsior.com.mx/trending/percepcion-de-mexicanos-en-el-mundo/1633631
5 .
Instituto de la mexicanidad. En https://mexicanidad.org/definiciones-de-la-mexicanidad/
6 .
Figueroa Rodríguez, Katia A., Figueroa Sandoval, Benjamín, Figueroa Rodríguez,
Benjamín, & Hernández Rosas, Francisco. (2012). Análisis de los valores que
construyen la identidad del mexicano. Culturales, 8(16), 7-32. Recuperado en 16
de julio de 2024, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912012000200001&lng=es&tlng=es.
7 . http://cidac.org/esp/uploads/1/VALORES_2.pdf
8. Prem Dayal. ¡Me vale madres! Debolsillo. Penguin Random House Grupo
Editorial, S.A. de C.V., México 2023.
9 .
Carlos Monsiváis. El Ateneo de la Juventud. En La cultura mexicana en el siglo
XX. México: COLMEX (Historia mínima), 2010.