Eppur si muove.
(Y,
sin embargo, ¡Se mueve!)
Galileo
Galilei.
Todo está en movimiento. Todo fluye.
Todo está vibrando.
Wayne Dyer.
Dr. Xavier A. López y de la Peña.
Vamos a discurrir en algunas ideas
sobre el movimiento.
Adelantamos que, inicialmente todo
lo que nos rodea en el Universo es “movimiento”. Esto se refiere a que, desde
un principio y hasta hoy, “algo físico” (materia-energía) originario se “movió”
de un lugar a otro ocupando en ello un determinado “tiempo”. No nos referiremos
aquí a otras formas de “movimiento”, como como podrían ser el social,
religioso, político, estudiantil, revolucionario, artístico, etc.
Así, entonces, se define el
movimiento en física como el cambio de posición que experimenta un cuerpo u
objeto en el espacio en un determinado período de tiempo.
En biología, no obstante, el
movimiento es en sí mismo la vida. Todo ser vivo entonces se mueve, o se muere.
Este movimiento se refiere a realizar un cambio de posición de una parte o de
la totalidad de su cuerpo ya sea en la búsqueda de alimento, para reproducirse
o para huir; y estos movimientos pueden ser del tipo nombrado de locomoción
(mediante pseudópodos y flagelos o pili en los organismo unicelulares; o reptar,
caminar, nadar o volar en organismos más complejos), y cuyos movimientos son guiados
por algunas modalidades como pueden ser: el tropismo o movimiento
direccional (fototropismo o gravitropismo), taxias (quimiotaxis,
fototaxis) o nastias, esto es, el movimiento como respuesta a estímulos
(cierre de hojas en plantas carnívoras). Sin embargo, como materia física compleja
(orgánica) al fin, a su muerte aún continuará su “movimiento” en el terreno
físico siguiendo la ley de la entropía.
El interés por lo que conocemos y
entendemos sobre la naturaleza del movimiento viene de mucho tiempo atrás y
combina e incluye a muchas materias: a la religión, filosofía, la física, la
psicología, las neurociencias y otras.
Parménides de Elea (530-515 a.C.)
consideraba que el movimiento era una ilusión; que todo en sí está en un cambio
y movimiento constante, y que la materia de la vida es el propio cambio o la
Causa Primera.
Heráclito de Éfeso (535-480 a.C.). Argumentaba
sobre el movimiento como el concepto del cambio constante y la armonía
universal. Así mismo, creía en la unidad de los opuestos y afirmaba que todas
las cosas en el mundo están moviéndose constantemente y transformándose.
Demócrito de Abdera (nacido
alrededor del año 460) expuso la teoría atómica, en la que fragmentos
indivisibles de materia están en constante movimiento a través del vacío.
Platón (427-347 a.C.) consideraba el
tiempo como la imagen móvil de la eternidad inmóvil; que el movimiento tiene
su origen en un auto movimiento "espiritual" infinito y continuo, como
un sinónimo de vida y del alma. Este movimiento perpetuo provoca un movimiento
"comunicado", que es el movimiento percibido de los cuerpos. Consideraba
el movimiento como una imitación imperfecta de las ideas eternas y perfectas.
Aristóteles (384-322 a.C.), por su
parte y como ejemplo, consideraba el movimiento como un cambio de estado. Hacía
referencia a el primer motor inmóvil (en griego: ὃ οὐ κινούμενος κινεῖ)
como una causa metafísica que describe la primera causa de todo el movimiento
en el universo. Se considera inmóvil y no es movido por nada. En su obra dada a
conocer por Andrónico de Rodas en su libro "Física", discute el movimiento como un proceso natural
que ocurre en cuatro categorías principales: sustancial, cualitativo,
cuantitativo y local. Su visión teleológica del movimiento sugiere que los
objetos se mueven hacia un propósito o fin específico y clasificó el movimiento
en natural (como el crecimiento de las plantas) y violento (causado por una
fuerza externa).
Nagarjuna, filósofo budista en su
tratado Mūlamadhyamakakārikā o Versos fundamentales del Camino Medio, en
el siglo II y III d.C., trata la filosofía del movimiento.1
Galileo Galilei (1564-1642) desafió
las nociones aristotélicas del movimiento con sus estudios sobre la caída libre
y el movimiento de proyectiles, a más de enfrentar también a la Iglesia por su
teoría heliocéntrica opuesta al dogma por lo que fue acusado de herejía y
juzgado por la Inquisición Romana en 1633 en la que, interrogado y bajo amenaza
de tortura se le obligo a retractarse de sus ideas. Sin embargo, al retirarse
del juicio, el lexicógrafo y lingüista italiano Giuseppe Baretti afirmó un
siglo después que, después de la abjuración, Galileo murmuró la supuesta famosa
frase de Eppur si muove (Y, sin embargo, se mueve).
Renato Descartes (1596-1650):
Propuso que el movimiento es inherente a la materia y se conserva en sistemas
cerrados.
Isaac Newton (1642-1727) en su
"Principia Mathematica", formuló las tres leyes del movimiento y la
ley de la gravitación universal, proporcionando una base para la mecánica
clásica: inercia, dinámica, y de acción y reacción.
Albert Einstein (1879-1955): Con la
teoría de la relatividad reformuló la comprensión del movimiento, introduciendo
la idea de que el espacio y el tiempo son interdependientes y que el movimiento
debe ser comprendido en el contexto del espacio-tiempo curvado.
En resumidas cuentas, el concepto de
movimiento, sigue debatiéndose apasionadamente y enfrentando
determinados problemas epistemológicos a saber: el de comprenderle como un
proceso determinista (todo acontecimiento está causalmente determinado
por la cadena causa-consecuencia) como ocurre en la física clásica, o indeterminista
(los acontecimientos no dependen de un proceso causal lineal, sino de un
proceso no lineal o por azar) como en la física cuántica; en la observación
y medición ya que el estado del sistema en movimiento puede ser alterado
por el acto de observarle en la física cuántica, lo que lleva a que el
conocimiento pueda ser objetivo o subjetivo y sobre su continuidad o
discontinuidad, considerando que el movimiento fluye de manera continua de
un lugar a otro o discontinuamente mediante saltos cuánticos.2
Bueno, pero dejémonos de
tratamientos sobre las ideas acerca del movimiento expresados por
múltiples autores y concentrémonos en que al principio de este escrito nos referimos
y repetimos, esto es, el saber que todo lo que nos rodea en el Universo es
“movimiento”. Esto se refiere a que, desde un principio y hasta hoy, “algo
físico” (materia-energía) originario se “movió” de un lugar a otro ocupando en
ello un determinado “tiempo”.
Entonces podremos concluir que, si
el origen del Universo está en una primigenia “materia- energía” (el algo
físico) concentrada (luego entonces, hubo de moverse de algún lado
para “concentrarse”) en materia infinita (es decir, que no tiene ni
puede tener fin ni término) a la que ha dado en llamarse singularidad,
(del vocablo latino singularĭtas) definida ésta como un fenómeno o
evento único, extraordinario o impredecible que tiene implicaciones importantes
o trascendentales y que, en términos matemáticos, esta singularidad es
un punto donde una función o una ecuación diferencial no está bien definida, es
decir, donde alguna cantidad se vuelve infinita o no puede ser descrita
adecuadamente por las ecuaciones existentes; que explotó, esto es, que se movió
(nuevamente ahora pero de forma contraria o “desconcentrándose”) de manera súbita,
estrepitosa y de forma indescriptible ( evento o fenómeno llamado popularmente
como “Big bang”) hace 13,800 millones de años, liberando con ello -según
dicen algunos científicos-, una energía estimada de alrededor de 10 ^ 19 GeV, cuyo
valor está cerca de la energía, tiempo de Planck o cronón que es
la escala de energía más alta que puede ser descrita por nuestro entendimiento
actual de la física,3 de aproximadamente 1.22 x 10^19 GeV -gigaelectrones voltios-, haciendo que el
Universo se expanda a una velocidad que
varía y se cree que debe rondar entre los 50 y los 100 kilómetros por segundo
por Megapársec (o Mpc, por sus siglas, como unidad de distancia equivalente a
unos 3,26 millones de años luz).
Con estos datos ahora ya podremos
decir entonces y con toda certeza, parafraseando a San Agustín con su respuesta
a la pregunta ¿Qué es el movimiento? Al decir:
“Que, si nadie me lo pregunta, lo sé.
Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría
cómo hacerlo”.
∞
¡Claro como el cristal!
Sin embargo y hasta hoy, realmente no sabemos qué,
cómo y por qué,
pero se mueve.
Entonces, en el origen: ¿fue la palabra?
¡No!
¡Fue el movimiento!
Atqui
nescio cur moveat!
Y,
sin embargo, ¡no sé por qué se mueve!
1 .
Filosofía del Movimiento. Consultado en internet en: https://academia-lab.com/enciclopedia/filosofia-del-movimiento/
2 .
Íbidem
3 . Tiempo de Planck. Consultado en internet en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tiempo_de_Planck
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