lunes, 1 de julio de 2024

Eppur si muove.

 

Eppur si muove.


(Y, sin embargo, ¡Se mueve!)
Galileo Galilei.

Todo está en movimiento. Todo fluye. Todo está vibrando.
Wayne Dyer.


Dr. Xavier A. López y de la Peña.

 

            Vamos a discurrir en algunas ideas sobre el movimiento.
            Adelantamos que, inicialmente todo lo que nos rodea en el Universo es “movimiento”. Esto se refiere a que, desde un principio y hasta hoy, “algo físico” (materia-energía) originario se “movió” de un lugar a otro ocupando en ello un determinado “tiempo”. No nos referiremos aquí a otras formas de “movimiento”, como como podrían ser el social, religioso, político, estudiantil, revolucionario, artístico, etc.
            Así, entonces, se define el movimiento en física como el cambio de posición que experimenta un cuerpo u objeto en el espacio en un determinado período de tiempo.
            En biología, no obstante, el movimiento es en sí mismo la vida. Todo ser vivo entonces se mueve, o se muere. Este movimiento se refiere a realizar un cambio de posición de una parte o de la totalidad de su cuerpo ya sea en la búsqueda de alimento, para reproducirse o para huir; y estos movimientos pueden ser del tipo nombrado de locomoción (mediante pseudópodos y flagelos o pili en los organismo unicelulares; o reptar, caminar, nadar o volar en organismos más complejos), y cuyos movimientos son guiados por algunas modalidades como pueden ser: el tropismo o movimiento direccional (fototropismo o gravitropismo), taxias (quimiotaxis, fototaxis) o nastias, esto es, el movimiento como respuesta a estímulos (cierre de hojas en plantas carnívoras). Sin embargo, como materia física compleja (orgánica) al fin, a su muerte aún continuará su “movimiento” en el terreno físico siguiendo la ley de la entropía.
            El interés por lo que conocemos y entendemos sobre la naturaleza del movimiento viene de mucho tiempo atrás y combina e incluye a muchas materias: a la religión, filosofía, la física, la psicología, las neurociencias y otras.
            Parménides de Elea (530-515 a.C.) consideraba que el movimiento era una ilusión; que todo en sí está en un cambio y movimiento constante, y que la materia de la vida es el propio cambio o la Causa Primera.
            Heráclito de Éfeso (535-480 a.C.). Argumentaba sobre el movimiento como el concepto del cambio constante y la armonía universal. Así mismo, creía en la unidad de los opuestos y afirmaba que todas las cosas en el mundo están moviéndose constantemente y transformándose.
            Demócrito de Abdera (nacido alrededor del año 460) expuso la teoría atómica, en la que fragmentos indivisibles de materia están en constante movimiento a través del vacío.
            Platón (427-347 a.C.) consideraba el tiempo como la imagen móvil de la eternidad inmóvil; que el movimiento tiene su origen en un auto movimiento "espiritual" infinito y continuo, como un sinónimo de vida y del alma. Este movimiento perpetuo provoca un movimiento "comunicado", que es el movimiento percibido de los cuerpos. Consideraba el movimiento como una imitación imperfecta de las ideas eternas y perfectas.
            Aristóteles (384-322 a.C.), por su parte y como ejemplo, consideraba el movimiento como un cambio de estado. Hacía referencia a el primer motor inmóvil (en griego: ὃ οὐ κινούμενος κινεῖ) como una causa metafísica que describe la primera causa de todo el movimiento en el universo. Se considera inmóvil y no es movido por nada. En su obra dada a conocer por Andrónico de Rodas en su libro "Física", discute el movimiento como un proceso natural que ocurre en cuatro categorías principales: sustancial, cualitativo, cuantitativo y local. Su visión teleológica del movimiento sugiere que los objetos se mueven hacia un propósito o fin específico y clasificó el movimiento en natural (como el crecimiento de las plantas) y violento (causado por una fuerza externa).
            Nagarjuna, filósofo budista en su tratado Mūlamadhyamakakārikā o Versos fundamentales del Camino Medio, en el siglo II y III d.C., trata la filosofía del movimiento.1
            Galileo Galilei (1564-1642) desafió las nociones aristotélicas del movimiento con sus estudios sobre la caída libre y el movimiento de proyectiles, a más de enfrentar también a la Iglesia por su teoría heliocéntrica opuesta al dogma por lo que fue acusado de herejía y juzgado por la Inquisición Romana en 1633 en la que, interrogado y bajo amenaza de tortura se le obligo a retractarse de sus ideas. Sin embargo, al retirarse del juicio, el lexicógrafo y lingüista italiano Giuseppe Baretti afirmó un siglo después que, después de la abjuración, Galileo murmuró la supuesta famosa frase de Eppur si muove (Y, sin embargo, se mueve).
            Renato Descartes (1596-1650): Propuso que el movimiento es inherente a la materia y se conserva en sistemas cerrados.
            Isaac Newton (1642-1727) en su "Principia Mathematica", formuló las tres leyes del movimiento y la ley de la gravitación universal, proporcionando una base para la mecánica clásica: inercia, dinámica, y de acción y reacción.
            Albert Einstein (1879-1955): Con la teoría de la relatividad reformuló la comprensión del movimiento, introduciendo la idea de que el espacio y el tiempo son interdependientes y que el movimiento debe ser comprendido en el contexto del espacio-tiempo curvado.
            En resumidas cuentas, el concepto de movimiento, sigue debatiéndose apasionadamente y enfrentando determinados problemas epistemológicos a saber: el de comprenderle como un proceso determinista (todo acontecimiento está causalmente determinado por la cadena causa-consecuencia) como ocurre en la física clásica, o indeterminista (los acontecimientos no dependen de un proceso causal lineal, sino de un proceso no lineal o por azar) como en la física cuántica; en la observación y medición ya que el estado del sistema en movimiento puede ser alterado por el acto de observarle en la física cuántica, lo que lleva a que el conocimiento pueda ser objetivo o subjetivo y sobre su continuidad o discontinuidad, considerando que el movimiento fluye de manera continua de un lugar a otro o discontinuamente mediante saltos cuánticos.2
           
            Bueno, pero dejémonos de tratamientos sobre las ideas acerca del movimiento expresados por múltiples autores y concentrémonos en que al principio de este escrito nos referimos y repetimos, esto es, el saber que todo lo que nos rodea en el Universo es “movimiento”. Esto se refiere a que, desde un principio y hasta hoy, “algo físico” (materia-energía) originario se “movió” de un lugar a otro ocupando en ello un determinado “tiempo”.
            Entonces podremos concluir que, si el origen del Universo está en una primigenia “materia- energía” (el algo físico) concentrada (luego entonces, hubo de moverse de algún lado para “concentrarse”) en materia infinita (es decir, que no tiene ni puede tener fin ni término) a la que ha dado en llamarse singularidad, (del vocablo latino singularĭtas) definida ésta como un fenómeno o evento único, extraordinario o impredecible que tiene implicaciones importantes o trascendentales y que, en términos matemáticos, esta singularidad es un punto donde una función o una ecuación diferencial no está bien definida, es decir, donde alguna cantidad se vuelve infinita o no puede ser descrita adecuadamente por las ecuaciones existentes; que explotó, esto es, que se movió (nuevamente ahora pero de forma contraria o “desconcentrándose”) de manera súbita, estrepitosa y de forma indescriptible ( evento o fenómeno llamado popularmente como “Big bang”) hace 13,800 millones de años, liberando con ello -según dicen algunos científicos-, una energía estimada de alrededor de 10 ^ 19 GeV, cuyo valor está cerca de la energía, tiempo de Planck o cronón que es la escala de energía más alta que puede ser descrita por nuestro entendimiento actual de la física,3 de aproximadamente 1.22 x 10^19 GeV -gigaelectrones voltios-, haciendo que el Universo se expanda a una velocidad  que varía y se cree que debe rondar entre los 50 y los 100 kilómetros por segundo por Megapársec (o Mpc, por sus siglas, como unidad de distancia equivalente a unos 3,26 millones de años luz).

 

            Con estos datos ahora ya podremos decir entonces y con toda certeza, parafraseando a San Agustín con su respuesta a la pregunta ¿Qué es el movimiento? Al decir:

 

“Que, si nadie me lo pregunta, lo sé.

Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría cómo hacerlo”.

¡Claro como el cristal!
Sin embargo y hasta hoy, realmente no sabemos qué, cómo y por qué,
 pero se mueve.
Entonces, en el origen: ¿fue la palabra?
¡No!

¡Fue el movimiento!

Atqui nescio cur moveat!
Y, sin embargo, ¡no sé por qué se mueve!


1 . Filosofía del Movimiento. Consultado en internet en: https://academia-lab.com/enciclopedia/filosofia-del-movimiento/
2 . Íbidem
3 . Tiempo de Planck. Consultado en internet en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tiempo_de_Planck

 

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