sábado, 1 de junio de 2024

Sobre la belleza.

 

EN TORNO A LA BELLEZA
O A LA CUALIDAD DE LO BELLO.

 

La belleza no mira, solo es gozo. 


Dr. Xavier A. López y de la Peña


Hace algún tiempo le sugerí a una persona que viajaría a París, Francia, que visitara El Museo del Hombre con más interés -quizá-, que acudir a ver la pintura de la Monna Lisa, realizada por Leonardo da Vinci allá por el año 1505 y exhibida en el Museo del Louvre, mostrando su socarrona sonrisa.
            Independientemente del indiscutible e interesante valor de cada museo, ya que en el primero se muestra la evolución del ser humano y su diversidad cultural a través de la antropología y la etnografía, en tanto que en el segundo nos enseña sobre la historia del arte en sus diferentes manifestaciones (escultura, pintura y arte decorativo) de la cultura occidental principalmente.
            Ello me movió para reflexionar sobre el asunto de la belleza -o a la cualidad de lo bello-, partiendo de que la pintura considerada más famosa en el mundo, La Monna Lisa anteriormente referida, pintada por Leonardo da Vinci en el siglo XVI, es la icónica obra maestra del Renacimiento italiano conocida por su enigmática sonrisa y que ha sido objeto de fascinación y estudio durante siglos.
            Fenomenológicamente su sonrisa ha sido interpretada tanto como misteriosa y enigmática en ocultamiento tal vez de un secreto, ya como de coquetería y seducción, de reflexión y contemplación o, socarrona, como yo le llamé, expresando astucia o disimulo acompañados de burla encubierta; dicho de otra manera, como alguien que actúa con picardía y sarcasmo, ocultando su verdadera intención detrás de una apariencia inocente.
            El tema sobre la belleza y lo bello ya tiene una larga historia. Ya Plotino, el escritor y filósofo helenístico (205-270), se ocupaba del problema de la belleza haciéndose las siguientes preguntas: ¿Cuál es la causa de que los cuerpos parezcan bellos a nuestra vista, y de que nuestro oído sienta inclinación a los sonidos bellos? ¿Por qué todo lo inmediatamente ligado al alma es de alguna manera bello? ¿Todas las cosas bellas lo son por una misma y única belleza, o la belleza del cuerpo es diversa de la belleza de los otros seres? ¿En qué consisten esta o estas bellezas?1
            Bueno, la experiencia estética de lo bello se basa en la percepción que tengamos de patrones y estructuras poseedoras de determinadas propiedades y relaciones, mismas que pueden ser visuales, auditivas, táctiles, olfativas, literarias, interpretativas o performativas y que nos hacen experimentar una sensación gustosa y placentera. Así también lo bello puede manifestarse en las relaciones humanas con bondad, el amor, apoyo, cuidado; en la diversidad cultural con la música, danza, tradiciones, arquitectura, expresividad, resiliencia, ingenio y creatividad entre otras más.
            Puede entonces decirse que el desideratum de la belleza reúne así, a un grupo de valores estéticos considerados como ideales y acuñados en distintas épocas y culturas. Por ello, la belleza es, en sí misma, un concepto subjetivo, multifacético y culturalmente relativo asociado a la experiencia humana por lo que la belleza es difícil, si no imposible de definir, a satisfacción de todos.
            Armonía, proporción, equilibrio, simetría, contraste, expresión, gracia, profundidad, distancia, color, sentido, conocimiento y más, son sólo algunos presupuestos de valor a valorar sobre lo que podría considerarse -individualmente- como ser o no bello. La belleza -por demás-, frecuentemente es idealizada y muchas veces asociada a la perfección que trasciende lo meramente físico con lo emocional, lo intelectual y lo espiritual.
            Sin embargo, en la actualidad los estándares de belleza son influenciados por una variedad de factores incluidos los medios de comunicación, la moda, la publicidad y la cultura popular. A menudo, suele promoverse una imagen de belleza (física) idealizada que puede ser “inalcanzable” para muchas personas y que puede causar efectos negativos en la autoestima y la percepción de uno mismo. Estos son los llamados absurdos de la belleza como expresión de la “idealización contra la realidad”, como la observada cuando se promueve un estándar de la belleza humana: ejemplarmente, como ocurre con los estándares de belleza femenina que están siempre en constante revisión. Veamos:

 

Somos seres sociales, que deseamos ser aceptados, respetados, amados y deseados y aunque la belleza no tendría que ser un requisito para merecer todo eso, en la mujer, desgraciadamente juega un papel crucial. Una forma de sometimiento donde la industria de la cirugía estética participa con un papel clave.

La cirugía estética y sus cánones de belleza conforman una industria millonaria que se alimenta de la inseguridad que experimentan miles de adolescentes y también adultos en las redes sociales, donde cada día y de forma más preocupante se ven chicas cada vez más jóvenes que se someten a operaciones de estética para conseguir un canon de belleza femenina que dicta tener labios carnosos (pero ¡hey! "naturales"), ojos rasgados, pómulos marcados y el resto del cuerpo perfecto. Unas redes sociales, donde abundan los filtros para tener un aspecto casi extraterrestre y donde las poses imposibles están a la orden del día para aparecer perfecta en el feed, ya seas famosa, influencer o anónima.2

 

            Es así que la belleza, en este caso específicamente femenina, se suele convertir en un objeto de deseo o en un producto que se puede comprar, vender y consumir para tratar de subsanar un sentimiento de baja autoestima, de angustia y depresión consecuente.
            La percepción de la belleza en general impronta complejos mecanismos neurofisiológicos en los que participan procesal y específicamente, la corteza prefrontal, la corteza orbitofrontal y el sistema límbico; áreas que participan en la evaluación emocional, la toma de decisiones y la recompensa satisfactoria (placer).
            La idea de la belleza o de lo bello trasciende pues, en el tiempo y el espacio. Así, en todas las culturas la belleza ha sido valorada, enaltecida y celebrada como una actividad fundamental de la experiencia humana que nos une a todos y es, por tanto, simple y sencillamente: gozo.
            Gocemos y maravillémonos pues de la belleza, tanto de la socarrona sonrisa del retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, mejor conocido como la Gioconda o Monna Lisa, cuya pintura está expuesta en el Museo del Louvre, tanto como la del esqueleto parcial de nuestra antecesora homínida (Autralopithecus afarensis) llamada Lucy por su descubridor en las cercanías de Adís Abeba, Etiopía, el paleontólogo Donald Johanson en 1974 (mejor nombrada orgullosamente como Dinkinesh, por el pueblo etíope y que significa, nada más: “eres maravillosa”) con cerca de 3,2 – 3,5 millones de años de antigüedad y expuesta en el Museo del Hombre, ambos en París.

 

            Finalmente, asentamos que la belleza es más que un atributo estético; es una expresión de la humanidad que despierta nuestra curiosidad, la creatividad, la diversidad, gozo, admiración y capacidad de asombro frente al mundo que nos rodea, con la habilidad y el poder de evocar emociones positivas y enriquecer nuestras vidas de formas profundas y significativas.

            Es una fuerza poderosa que nos conecta con nuestros sentimientos más íntimos y nos invita a apreciar la maravilla y el asombro de la vida misma.

            A través de su contemplación, podemos -si es el caso-, encontrar alivio en nuestras tribulaciones, inspiración y esperanza en momentos de desesperación, así como alegría y paz en el devenir cotidiano y simple de la vida.

Por lo tanto, aunque la belleza presente en todas partes en sí misma no puede ser considerada "bella", su influencia y su impacto en nuestras vidas ciertamente lo son y está a la espera de ser descubierta y apreciada por aquellos que tienen la voluntad de ver más allá de lo evidente y sumergirse en el gozo de la belleza, como insondable misterio de lo estético y del conocimiento.



1 . El alma, la belleza y la contemplación. Plotino. Espasa-Calpe Argentina. Colección Austral. 1950. En: https://www.acropoliscordoba.org/la-belleza-segun-el-filosofo-plotino/
2 . Los estándares de la belleza femenina. En: https://bcnattitude.com/blog/los-estandars-de-belleza/

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