viernes, 1 de noviembre de 2024

¿Qué diablos debo o puedo comer?

 

¿Qué diablos debo o puedo comer?

No existen alimentos buenos o malos, hay porciones y hábitos alimenticios, lo único que no podemos consumir son aquellos que nos causen daño o alguna alergia, o que por alguna comorbilidad hay que restringirlos, pero ninguno debe prohibirse.1


Dr. Xavier A. López y de la Peña


Empezaremos por preguntarnos inicialmente: ¿Qué comemos?
Bueno esto es simple, todos más o menos comemos lo que nuestros padres nos dan cuando somos niños; ya mayores lo que logramos luego conseguir, lo que tenemos cerca o a la mano, lo que podemos o queremos y nos gusta -en algunos casos-, y lo mismo que comen generalmente los que nos rodean en nuestra sociedad y cultura en un determinado tiempo.
            En la prehistoria los seres humanos éramos herbívoros hasta que la evolución nos llevó a comer alimentos de origen animal y convertirnos finalmente en omnívoros.
            Ahora nos preguntamos: ¿Quién se detiene a pensar que un alimento es cada una de las sustancias que un ser vivo toma o recibe con los suficientes macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales) y la energía necesarios para el desarrollo de sus procesos biológicos o nutrición? ¡Nadie! Bueno… casi nadie.
            Además, solemos escuchar frecuentemente y referirnos sobre la comida de manera negativa cuestionándonos y advirtiéndonos sobre qué no debemos comer como tanto se publicita: si porque es grasosa o salada, si es sabroso o no, si es un alimento natural o está procesado, si me engordará o no; o este alimento no porque su empaque tiene varias etiquetas hexagonales con advertencias: Exceso de calorías, Exceso de sodio, Exceso de grasas saturadas, Exceso de fibra; pero nunca o casi nunca -repito para ser tajante, nos detenemos a pensar si es un alimento saludable, equilibrado, necesario o nutritivo. ¡No! Sólo pensamos en que rico o sabroso será tal o cual platillo o producto, si habrá suficiente para servirnos otro poco más, o porque esto o aquello se me antoja y me da la gana.
            Pero ahora también nos salen y atiborran con otras voces de advertencia como: ¡Cuidado que ese alimento: tiene un alto índice glucémico!, prefiera comer este otro light que contiene menos azúcar o grasas. ¡Piénselo y deténgase! ése es un alimento industrializado y contiene muchos conservadores, estabilizadores, saborizadores y emulsificantes que pueden causarle daño, etc. Estos otros, son productos malísimos o “chatarra” y engordan; si es un producto barato puede ser que sea malo o sin chiste como el comer zanahorias con sal y chile piquín, en vez de un chicharrón en salsa verde acompañado de frijoles negros refritos.
            ¡Precaución! si su índice de masa corporal (IMC) es igual o superior a 30 kg/m2 quiere decir que es usted obeso/a según lo define la Organización Mundial de la Salud y ello puede llevarle a que su calidad de vida disminuya restringiendo las actividades físicas que le agradan, salir a lugares públicos por el temor a que le miren gordo/a y pueden llegar inclusive a discriminarle y más.
            ¿Ya se midió la circunferencia de su cintura? ¿No?, pues hágalo pronto porque tal vez tenga exceso de grasa abdominal (normalmente Hombres: ≤ 40 pulgadas (102 cm) y Mujeres: ≤ 35 pulgadas (88 cm) y puede implicar mayor riesgo de diabetes tipo 2, presión arterial alta y enfermedades coronarias.
            ¡Aguas con el azúcar! Porque puede contribuir a la sobre excitación en los niños, aumenta el riesgo de la caries dental, promueve la obesidad, estimula el síndrome metabólico, la diabetes y otros.
            Que comer carne es malo porque puede acelerar la osteoporosis, porque puede contener hormonas y antibióticos, aumentar el riesgo de contraer cáncer, enfermedades cardiovasculares, subir el ácido úrico y otros.
            ¿Chicharrón carnudo? ¡Ni de chiste! Porque siendo tan grasoso ello aumenta el colesterol total y “malo” o LDL (siglas en inglés de low density lipoprotein), el riesgo de la obesidad, aterosclerosis y aumento de la presión arterial, propensión al infarto, derrame cerebral y otros. Que si las grasas trans que podemos encontrar en las deliciosas comidas procesadas, como hamburguesas, pizzas, hot dogs, papas fritas, etc., son terribles, y que las grasas saturadas de la carne, mantequilla y leche entera, entre otros, cuando menos son indeseables si se consumen en demasía.
            ¡Maldición!, este alimento -leo en la etiqueta su contenido, tiene gluten o glutamato monosódico y nos va a matar, no hay que comerlo.
            Entonces nuevamente pregunto ¿qué diablos debo o puedo comer? O dicho con más propiedad: ¿qué patrón, régimen de vida o dieta (palabra proveniente del griego dayta) debemos entonces seguir? Entendida la dieta como el “conjunto y cantidades de los alimentos o mezclas de alimentos que se consumen habitualmente”.
            En términos generales una dieta saludable se caracteriza por un alto consumo de vegetales y frutas, consumo moderado de leguminosas, pescado, cereales integrales, aceites vegetales y por un bajo consumo de cereales no integrales, carne roja, particularmente embutidos, en los cuales se utiliza sodio para su conservación, azúcar, sal y grasas trans que pueden estar presentes en las margarinas, productos de pastelería industrial, comida rápida, y otros productos principalmente industrializados.2 E idealmente se le considera que deba ser completa (todos los nutrimentos), equilibrada (adecuada proporción de los nutrimentos entre sí), suficiente (que cubra las necesidades de cada quién según edad y características individuales), variada, inocua y adecuada según los gustos, la economía y la cultura.
            En México, por ejemplo, seguimos un tipo de patrón de alimentación o dieta variable ya que: …los residentes del norte del país comen un 7 % más de carne y pescado, un 27 % más de huevos y un 14 % más de cereales (excluido el maíz) que el promedio nacional, los habitantes del sur y el centro del país consumen más maíz (11 y 22 % respectivamente), frutas (3 y 10 %) y legumbres (1 y 10 %) que el promedio nacional. En tanto quienes viven en Ciudad de México comen 31 % más raíces, 16 % más carne, 14 % más cereales y 13 % más lácteos que el promedio nacional”.3
            Aparte de lo saludable que debe ser una dieta para explicarnos y entender qué diablos poder comer, enfrentamos también de manera directamente relacional con ella el acoso perceptual, cognitivo y conductual que nuestra sociedad y cultura nos imponen con el llamado Bullying alimenticio. ¡Sí!, sobre esta forma de violencia que consiste en acosar, hostigar, intimidar o humillar a alguien por su imagen corporal (especialmente en cuanto a volumen), considerada fuera del estándar establecido socialmente como deseable y aceptable.
            En este sentido cada día es más abrumador a nivel de las redes sociales la pugna entre la delgadez o flacofobia y la obesidad o gordofobia, particularmente esta última y sobre todo entre las mujeres.
            Recordamos que a principios del siglo XX se glorificó la figura recta y simple en la mujer, que apuntaba a lo andrógino, señalando que El cuerpo delgado es el camino de una mujer hacia los brazos, el corazón y el hogar de un hombre[iv]; a mitad de siglo la mujer con cintura delgada y caderas anchas determinaron el modelo llamado bombshell look [decíase así de la mujer que causaba un gran impacto y atención al entrar en una habitación, al igual que lo hacía una bomba al explotar] como Brigitte Bardot, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor; por los años 60s y 80s hubo estándares tanto de extrema delgadez como la de Twiggy (40 kg de peso y 1.68 m de estatura), hasta la apariencia atlética mostrada por Cindy Crawford; a fines de siglo surgió el modelo heroin chic representada por la supermodelo estadounidense Gia Carangi (rasgos muy demacrados como la piel pálida, ojeras, cabello débil y una extrema delgadez, y que iba asociado al consumo de drogas y los trastornos de la conducta alimentaria) y, finalmente, en la actualidad se ha viralizado el movimiento body positivity que tiene el objetivo de empoderar a personas gordas, al mismo tiempo que desafían y cuestionan el cómo la sociedad muestra y observa el cuerpo humano, pugnando por la aceptación general de los cuerpos con independencia de su grado de discapacidad, tamaño, género, raza, o aspecto. Esta nueva corriente es, a veces, considerada como una "denegación de lo que afirma la ciencia”[v] ya que la obesidad es el primer factor de riesgo asociado con la diabetes, hipertensión, e infertilidad. Sin embargo, la delgadez sigue siendo aún la directriz de la idea de belleza corporal.4
            Por tanto, ser flaco/a o gordo/a, pero particularmente éste último, con frecuencia llega a afectar importantemente la autoestima y la salud mental de las personas e incentivando en muchos casos de ellos, graves desórdenes alimenticios.
            Sobre lo anteriormente dicho, se debe recordar también, que cada uno de nosotros tiene un tipo particular de cuerpo genéticamente heredado.
            Somos lo que somos y, con el tiempo, nos iremos dando cuenta de que tendemos a engordar o no, que tal o cual alimento nos hace bien o daño, que esto o aquello nos gusta o disgusta, que elegir (de acuerdo a lo que se sabe sobre la alimentación es bueno o deseable o malo e indeseable) para saber que comer lo que es mejor nos dará la oportunidad de vivir con salud y bienestar por más tiempo posible. Así, cada uno de nosotros debe aprender qué diablos puede o no comer.
            Resumidamente, la regla de oro para mantenerse saludable radica en comer con variedad, lo que nos asegurará obtener todos los nutrientes y micronutrientes necesarios; por supuesto con moderación en todo y priorizando los alimentos frescos; evitando los alimentos procesados y ultra procesados en la medida posible; mantenerse bien hidratado bebiendo suficiente agua y abstenerse de comer aquello que sabemos nos hace daño o nos lo impide alguna comorbilidad.
            Y por favor, olvídese de seguir aplicándose las viejas frases de que:
            Le perdono el mal que me hace, por lo bueno que me sabe.
            Feliz tiene cinco letras y pizza también: no es coincidencia.
            No dejes para mañana lo que puedes comerte hoy.
            Diosito ¡mándame ganas de hacer dieta, porque con las de comer ya te pasaste!
            Pienso que quizás Cupido me flechó con un tenedor, por eso amo tanto la comida.
            El pecado de la carne es ése, comer carne y no otro: ¡faltaba más!
            La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.
            No solíamos pensar en la comida sana, porque creíamos que toda la comida era sana.

            Y, si estás flaco/a o gordo/a, como dice documentalista y director de cine Morgan Spurlock (Super Size Me) y tienes problemas por ello:

Lo siento, no hay una solución mágica.
Debes comer sano y vivir de forma saludable para estar saludable y lucir saludable.
Fin de la historia.


1. Guadalupe Lugo. No hay alimentos buenos o malos, sino porciones y hábitos. Global Revista UNAM, noviembre 8, 2021. https://unamglobal.unam.mx/global_revista/no-hay-alimentos-buenos-o-malos-sino-porciones-y-habitos/#:~:text=No%20existen%20alimentos%20buenos%20o%20malos,%20hay
2 Fabiola Mabel del Razo Olvera. Alimentación para la salud. 23 noviembre 2020. https://alimentacionysalud.unam.mx/definicion-de-una-dieta-saludable/
3. Patricia López / Rafael Paz. Adopción de dieta “globalizada” impacta la salud de los mexicanos y sus ecosistemas. Gaceta de la UNAM. 6 de octubre 2024.
4. Turner B. El cuerpo y la sociedad, investigaciones en teoría social. F.C.E. México. 1989.
5 . https://greatist.com/live/best-and-worst-body-positivity-moments-2019.
6. Charo Mancebo. Detrás de la pasarela: Los desafíos de la extrema delgadez en la moda contemporánea. CRÓNICA INFORMATIVA. Jun 28, 2024. https://charomancebo.medium.com/detr%C3%A1s-de-la-pasarela-los-desaf%C3%ADos-de-la-extrema-delgadez-en-la-moda-contempor%C3%A1nea-0f44130c3fb8

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