viernes, 4 de diciembre de 2015

Atisbo sobre la "relatividad especial", para intelectuales remisos.

Sobre la "relatividad especial".
Teoría del éter: La idea del éter como medio absoluto y fijo a través del cual debía moverse el universo, no logró trascender a su mítica y corta existencia, como se esperaba. Y es que, aunque al éter sólo le faltaba el “no” para ser “eterno”, en cuanto se lo dieron por unanimidad, justo en ese momento y no antes, dejó de existir para siempre, especialmente en el mundo de las ideas.
Del libro: Teorías de la relatividad poética. Dante Amerisi 2011.
Xavier A. López y de la Peña.
El término relatividad, (de relativo, que es incompleto o dependiente de cierta comparación o relación) de la manera en que le emplea el físico teórico nacido en Alemania, Albert Einstein (1879- 1955), hace referencia a que la teoría que nos ofreció en 1905 y que ayuda a comprender mejor el complejo mundo físico en sistemas inerciales del movimiento en el marco de un espacio-tiempo plano que nos rodea y del que formamos parte, se dibuja al mostrarnos un sistema en el que integra el fenómeno observado con el observador, es decir, al objeto con el sujeto.
El asunto de la Relatividad especial se relaciona entonces directamente con las ideas acerca del movimiento de la materia en el espacio y el tiempo; por ello conviene tener algunas definiciones de ciertos términos. El espacio (del latín espatium), es el medio físico en el que se ubica la materia y los movimientos, y que suele caracterizarse como homogéneo, continuo, tridimensional e ilimitado; en tanto que el tiempo (del latín tempus), es la dimensión física (cuya magnitud se estima con algún utensilio u aparato tomando como patrón una cierta unidad) que sirve para medir la sucesión de estados por los que pasa la materia, y dicho cambio sea advertido por un observador.
Ahora veamos qué es la materia: La materia es el componente principal de los cuerpos, susceptible de toda clase de formas y de sufrir cambios, que se caracteriza por un conjunto de propiedades físicas o químicas, perceptibles a través de los sentidos. Dicho de otra manera, la materia es todo aquello que ocupa un lugar en el espacio, posee una cierta cantidad de energía, y está sujeto a cambios en el tiempo y a interacciones con ciertos aparatos de medida.
Con lo anterior, ahora se sabe que el espacio es el lugar que ocupa la materia y el tiempo es el resultado del orden en la secuencia de los distintos movimientos (movimiento es el cambio de la posición de un cuerpo a lo largo del tiempo respecto de un sistema de referencia) de dicha materia y, con esto se deduce que, para ocurrir movimiento, debe haber consecuentemente más de un cuerpo o materia. Para concluir: sin materia o cuerpo no habría espacio, y sin el movimiento entre los cuerpos no habría entonces tiempo.
Desde que el pensamiento humano inició su entronización en la razón con la cultura griega, que tiene como principio el conocimiento conceptual, se va dejando atrás el conocimiento obtenido solamente por la experiencia. Dicho empleo de la razón o con más precisión del razonamiento para la obtención del conocimiento, se consigue mediante el diálogo, la argumentación y la discusión. Así pues, con el razonamiento se obtiene determinada construcción mental cimentada en una estructura lógico-mecánica que nos hace capaces de pensar, entender, evaluar y proceder acorde con principios de optimidad (que refiere a que, dada una secuencia óptima de decisiones, toda subsecuencia de ella será, a su vez, óptima) y consistencia (cualidad de lo que es estable, coherente y no desaparece fácilmente), para completar cierto objetivo o fin.
Sentado lo anterior y de manera general, desde el pensamiento racional griego (con herramientas de la mecánica clásica: cinemática, dinámica y estática) y hasta la aparición en escena de Isaac Newton se consideró que tanto el espacio como el tiempo tenía una existencia propia por sí mismos, con independencia de la materia. Al margen lo anterior el médico, teólogo y rabino judío Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun o, simplemente Maimónides (1138-1204) en otro momento histórico, discrepaba de la existencia propia del tiempo y el espacio al considerar a la materia, ya que advierte que esta fue creada de conformidad con la esencia divina en la creación, por tanto tiempo y espacio también debieron ser originadas con ésta y no tiene otro fin que a sí mismo y por lo tanto su duración es ilimitada.
Regresando al referido Newton, él consideraba a la idea del tiempo como un eje iniciado a partir de la creación -siguiendo esta añeja idea-, igual que la materia y de que, los astros se mantenían entre sí en el espacio gracias a las fuerzas de atracción o de gravedad: "todo sucede -explicaba- como si la materia atrajera a la materia con una fuerza que es proporcional a las masas e inversamente proporcional a la distancia que las separa". Así, desde la caída de una manzana del árbol hacia la tierra, como el periplo de la luna alrededor de la tierra y de ésta alrededor del sol, la materia está sujeta a la fuerza gravedad o gravitacional. Para demostrar sus ideas no le fueron suficientes las matemáticas y geometría griegas y entonces desarrolló el cálculo diferencial y el integral. Más adelante el filósofo y matemático alemán, Gottfried Wilhelm Leibnitz (1646-1716) creador del cálculo infinitesimal (aunque otros se lo atribuyen al propio I. Newton), piensa a su vez que la idea del espacio no es un vacío ocupado por materia o cuerpos, esto es, que no tiene nada: concluye tajantemente que el vacío es el vacío, y que sólo puede concebirse el espacio cuando la materia o un cuerpo le ocupe.
Ahora, con la teoría de la relatividad especial de A. Einstein, el espacio y el tiempo quedan asumidos en una sola realidad, el espacio-tiempo, un espacio de cuatro dimensiones (las tres que corresponden al espacio ordinario: arriba-abajo, norte-sur y este-oeste) y el tiempo necesario para situar un acontecimiento. Bajo esta teoría las leyes físicas se transforman cuando se cambia el sistema de referencia; y se demuestra con ello que es imposible hallar un sistema de referencia absoluto. Recuérdese, acordes con esto mismo, que en el universo, "toda la materia-energía está en constante movimiento".
Pongamos un sencillo ejemplo sobre este asunto de la relatividad especial:
Imaginemos a un autobús desplazándose por una carretera a la velocidad de 100 km/h, y a un pasajero sentado en él. Luego preguntaremos ¿A qué velocidad consideraría este pasajero que se mueve dentro del autobús? Para él, claramente el autobús no se mueve en absoluto porque el mismo se mueve junto con el autobús. Y si, de otra parte, consideramos que un pasajero que está parado a un lado de la carretera observa al referido autobús acercarse por la izquierda ¿A qué velocidad considera que se éste se acerca? Para esa persona el autobús se acercaría a 100 km/h.
Ahora bien, si el pasajero en el autobús se levantara y comenzara a caminar dentro de él a 5 km/h hacia la derecha (esto es, en sentido a la dirección del autobús). ¿A qué velocidad se movería el pasajero del tren con respecto al del pasajero parado en la carretera? Pues a 105 km/h ¿Y si se mueve en sentido contrario? Pues entonces se movería a 95km/h
Dicho lo anterior, se demuestra que efectivamente los conceptos de tiempo y el espacio son relativos. Según la velocidad a la que el observador mida el espacio o el tiempo obtendrá un resultado u otro, esto es, será relativo, incompleto o dependiente de cierta comparación o relación.
Para quien desee ampliar sobre el tema:
http://www.librosmaravillosos.com/relatividadparaprincipiantes/pdf/Relatividad%20Para%20Principiantes%20-%20Shahen%20Hacyan.pdf

jueves, 5 de noviembre de 2015

Sobre Clonación

SER HUMANO CLÓNICO
Si realmente la técnica me hace soberanamente libre, si puedo hacerlo todo, entonces soy también espantosamente responsable de todo. (Jacques Ellul)
© DR Xavier A. López y de la Peña
Hace largo tiempo asistí a un Congreso de Bioética en donde se hicieron varias presentaciones y se suscitaron otras tantas polémicas sobre temas controversiales, producto de la sociedad plural en ideologías que enfrentamos en la actualidad. Sin embargo, el enriquecimiento que se obtiene en estos foros lo representa el contacto personal que se puede tener con el expositor fuera del “acartonado” y limitado espacio expositivo por razones obviamente logístico-temporales. De esta forma, directa y breve -en corto-, podemos plantearle nuestra particular inquietud relacionada con el tema tratado y él o ella nos pueden contestar de forma más personalizada su propia impresión sobre el asunto sin la presión que pueda representar el exponer sus ideas a un vasto auditorio.
De esta manera pregunté a uno de los conferencistas, abogado muy impregnado en el hacer del ordenamiento jurídico en torno a los problemas bioéticos actuales el porqué si es evidente el atraso que llevan los preceptos legales en relación a los avances tecno-científicos contemporáneos no se hacía “prospectiva legal” en este terreno (la clonación humana) para tratar de no quedar tan a la zaga en asuntos tan complejos. La pregunta -según mi percepción- parece haberle incomodado un poco por alguna razón dado el cambio que aprecié en su actitud, tono de voz y ademanes al contestarme de forma casi tajante: “la ciencia jurídica no hace futurismo sino que se basa y sustenta sólo en hechos fácticos, no se puede -abundó- legislar sobre un asunto que no se ha dado”. Le referí, en respuesta, que la clonación de un ser humano estaba a la vuelta de la esquina como un hecho pre-fáctico, si se acepta el termino, y que no veía impedimentos para diseñar prospectivamente, insistí, el andamiaje jurídico posible para conciliar este avance tecnológico con los intereses de la sociedad. No tuve respuesta probablemente porque tenía prisa, estaba cansado, se había peleado con su esposa en la mañana, porque había mucha gente a su alrededor y muchos de nosotros le “salpicábamos” con preguntas, o porque simplemente no encontró la forma de acomodar su respuesta en ése preciso momento.
El asunto de clonar - a un ser humano está a la vera del camino y mañana habrá humanos clónicos. Es una materia resultante del avance científico impulsado por la biotecnología que le sirve de ariete. El saber no tiene fronteras y luce imposible que alguien o algo pueda ponerle límite. El ser humano está a la búsqueda constante del conocimiento y no parará mientras tenga frente a sí una incógnita, por lo que podríamos preguntarnos que bueno, dado que la clonación de un ser humano es posible e inminente ¿para qué querríamos hacerlo? Posiblemente una razón que puede esgrimirse es la de que alguien pretenda perpetuarse, “fotocopiarse a sí mismo”. Sin embargo, no debemos olvidarnos de que el clon de sí mismo nunca verdaderamente será uno mismo. La carga genética será ciertamente la misma (genotipo) pero el ambiente que le impronte en su desarrollo será absolutamente diferente (fenotipo). Será físicamente el mismo pero “personalmente” será diferente. No se recreará a sí mismo sino que se duplicará en “otro” igual a él, será al fin y al cabo “otro”. Sólo se perpetuaría, en caso de seguirse clonando, su réplica física. Tendría entonces “sentido” esta reproducción clónica sólo en base a un narcisismo fútil. Otra razón para la clonación puede orientarse a obtener de la réplica física órganos o tejidos para reposición de los propios, en cuyo caso el ser humano sería tenido como un “medio” y no como un “fin”, medio para obtener un repuesto corporal y no como un fin destinatario y único del ser humano. Habría entonces que guardarle a este ser clónico en algún lugar, o conservarle de alguna manera o de cuidarle para que no se dañe sus riñones, su hígado, sus huesos, o cualquier otro tejido u órgano que interese mientras se le requiere para la obtención de su patrimonio corporal.
Puede interesar la clonación humana para “replicar” a un ser querido perdido en algún accidente o por enfermedad. Un hijo(a) por ejemplo. Este nuevo hijo clónico (de madre y sin padre) de la propia hija muerta en este caso podría en todo caso quererse y gozarse por sus padres que recién pierden a una hija; pero en tratándose de una persona adulta como un padre de 40 años, su clon sólo sería un portador genético idéntico que desde los pañales no cubriría las expectativas de “reposición” que la familia desea. Podría pensarse en realizar la clonación para “replicar” un ser humano con ciertas características físicas o mentales o ambas sobresalientes. Una forma de “réplica genética programática” que viniese a cubrir cierto tipo de necesidades sociales, culturales, económicas, etcétera, como la novela de ciencia-ficción nos ha mostrado ya de hace tiempo, y hoy se nos presenta en la puerta de la ciencia-realidad.
Puede pensarse y desearse clonar a un ser humano para evitar una enfermedad de tipo mitocondrial transmitida por la madre obteniendo por fecundación in vitro un embrión de la pareja, se transferiría luego un núcleo de una de sus células al ovocito de una mujer que no tuviese dicha enfermedad y luego el embrión así obtenido se volvería a implantar en el útero de la madre original. Así tendrían a “su propio hijo(a) sano” con excepción de la información citoplásmica proveniente del óvulo de la mujer sana. Estas y otras razones argumentales, para no abundar, hay todavía para impulsar al científico a clonar a un ser humano. Sin embargo, hay opiniones contra ello. Las voces en contrario oponen en primer termino y con fuerza el argumento religioso en el sentido de que sólo Dios da la vida y por tanto sólo Él puede quitarla o, en este caso, manipularla. El ser humano está hecho a “imagen y semejanza de Dios” y sólo Él por su divina voluntad infunde el soplo vital, anímico. Este razonamiento es “de suyo intransferible y no ofrece -como dice Ernesto Garzón Valdéz profesor de ciencia política en la Universidad de Maguncia, Alemania- otra razón que no sea la propia creencia subjetiva de que algo es o debe ser”, y por tanto -pienso yo, como otras personas- que las argumentaciones religiosas deben quedar fuera de toda discusión bioética puesto que no son sujetas de debate racional. El planteamiento a seguir, en este caso, sería considerar si el embrión o alguna de sus fases previas posee un valor moral intrínseco que subsecuentemente exija una protección a su dignidad personal. La controversia al respecto sigue. Para unos nunca podrá haber seres humanos clónicos; para otros mañana habrá seres humanos clónicos.
El atentado contra la naturaleza que representaría la clonación de seres humanos -otro argumento opositor-, ya se da en otros órdenes de la vida (ahí están la oveja Dolly y el mono Rhesus Tetra) pero la posición antropocéntrica de algunos coloca al ser humano por sobre todas las criaturas. Se entiende que en el argumento de la naturaleza, sólo esta, rige los destinos de la vida, la madre naturaleza sabe qué hacer, es sabia y defiende la identidad genética de los seres. Pero aquí, la naturaleza ni padre ni madre es sujeto de valor moral. La naturaleza simplemente es y por tanto no es ni buena ni mala. Es posible que la intervención del ser humano sobre otros seres vivos y sobre sí mismo, pueda acarrear problemas o beneficios. Sólo con su intervención lo sabrá y deberá considerar las posibilidades y controlarlas en la medida máxima posible, pero no podrá impedirse su intervención sobre la naturaleza. Tal vez propondrá una moratoria como hiciera el National Bioethics Advisory Comisión de los Estados Unidos (1997), pero no más.
Prudentemente habría que esperar un tiempo antes de clonar a un ser humano, “por lo menos, hasta que la eficiencia sea muy elevada y después de que se haya desarrollado en otras especies de mamíferos y los resultados hayan sido analizados” como señalan Rubén Lisker y Ricardo Tapia . Desde la óptica liberal, una democracia en este tono reclamaría que los miembros que le integran ejerzan su libertad racionalmente y uno de sus componentes elementales es el del consentimiento. Esta objeción a la clonación en la que de hecho ningún individuo puede consentir a priori, esto es aceptar o rechazar ser con antelación un sujeto clónico como tampoco con ningún otro método reproductivo, se subsanaría, como en cualquier otro sistema reproductivo -insistimos- en que la situación a la que llegue el ser clónico sea de alguna manera “mejor” o “más favorable” que la de sus “originadores”.
Para la “prospectiva jurídica” habría entonces que plantearse temas como el del derecho de los seres humanos a ser o no ser programados genéticamente y hasta qué punto. En el caso segundo habría entonces que dejar a la humanidad seguir el curso de la deriva genética. El derecho a ser genéticamente únicos e irrepetibles, aún cuando una “replica” sea genéticamente la misma pero personalmente diferente, y más.
Hay, también declaraciones de corte internacional que claramente se oponen a la clonación humana como la Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997): “No deben permitirse las prácticas contrarias a la dignidad humana, como la clonación con fines de reproducción de seres humanos”. En el Protocolo Adicional (al Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con respecto a las Aplicaciones de la Biología y la Medicina (1997) por el que se Prohíbe la Clonación de Seres Humanos (1998), dice: “Se prohíbe toda intervención que tenga por finalidad crear un ser humano genéticamente idéntico a otro ser humano vivo o muerto”. La resolución de la 50ª. Sesión de la Asamblea Mundial de la Salud (1997): “Condena la clonación porque ‘es éticamente inaceptable y contraria a la integridad y la moralidad humana’. Ocho años después (2005), la Asamblea General de la ONU adoptó una nueva declaración sobre la clonación humana que pide a los Estados miembros prohibir todas las formas de duplicación que sean incompatibles con la dignidad y la protección de la vida humanas. Solicitando a los Estados miembros adoptar las medidas necesarias para impedir la aplicación de las técnicas de ingeniería genética que vayan contra la dignidad humana. Esta declaración –aprobada con 84 votos a favor, 34 en contra y 37 abstenciones- refleja las diversas opiniones que en su seno se ventilaron.
Pero en el campo específico de la clonación no reproductiva se avanza rápidamente.
Haría falta sin embargo, en todo caso, sustentar sus acciones en una conciencia de la ética de la responsabilidad convencida y justipreciar la moralidad de la clonación humana en sus vertientes reproductiva o no reproductiva y prepararse en el respectivo terreno con los ordenamientos legales. Porque -parafraseando a John Varley, autor de la obra "Ophiuchi Hotline de 1977-, obra traducida al castellano: ...mañana serán clones.

viernes, 2 de octubre de 2015

Medicinae Doctor (M.D.)

OSTEOPATÍA Y QUIROPRÁCTICA EN EL REFUERZO DE LAS SIGLAS M.D., QUE UTILIZAN LOS MÉDICOS ANGLOSAJONES.
© DR Xavier A. López y de la Peña
Estas disciplinas se han abierto camino entre diversas sociedades como procedimientos “alternativos” a la medicina oficial y tienen antecedentes muy lejanos en la tradición popular con los conocidos “sobadores, y hueseros” que, por eso mismo, se formaron al margen de la medicina oficial.
Formalmente el inicio de la osteopatía se atribuye al hijo de un predicador metodista, Andrew Taylor Still (1828-1917) que naciera en Jonesboro, Virginia, E.U.A. lugar que abandonó a los 6 años de edad para trasladarse luego con su familia a Macon, Missouri donde se desarrolló con una pobre educación, en contacto con las tribus pieles rojas y desempeñando labores agrícolas en su ambiente familiar. Luego, se fue abriendo paso en el campo del conocimiento con muchos esfuerzos e hizo algunos estudios en la School of Physicians and Surgeons de la ciudad de Kansas, mismos que abandonó para dedicarse a la política hasta alcanzar el cargo de representante a la Legislatura Local en 1857 cuando contaba con 28 años de edad.
Además de sus ocupaciones políticas, se interesó vivamente por lograr una forma de curar a los alcohólicos y adictos de su época que, de forma alarmante se incrementaban y que no encontraban solución en manos de los médicos locales. Este hecho y la impactante muerte de 3 de sus hijos en una epidemia de meningitis ocurrida en 1864 hizo que su vida cambiara radicalmente al “reconocer” como ineficaces los modelos de tratamiento y los recursos que la medicina oficial tenían por aquél tiempo y concibió “que la salud del hombre no dependía de los humores, ni de la alteración de los procesos bioquímicos que ocurren durante la enfermedad, sino de la estructura funcional del cuerpo”. Sus nuevas ideas recibieron un rechazo formidable por parte de los médicos de la Universidad de Baker (donde radicó un tiempo) en Baldwin, Kansas, por lo que Still decidió mudarse a la ciudad de Kirksville, Missouri, en donde tuvo una “revelación divina” indicándole que las enfermedades eran causadas por la dislocación de una o más vértebras y, fue en esta misma ciudad que fundó en 1892 la American School of Osteopathy ayudado por sus hijos y algunos curanderos diseminando de forma muy importante sus experiencias, conocimientos y prácticas entre la población ávida de respuestas a sus problemas de salud. Tenía la certeza de que “Dios había hecho un remedio para cada enfermedad en la casa en la que habita el espíritu de la vida” y hacía énfasis en que se debía tener fe en la divinidad para poderse curar.
La osteopatía se abrió paso rápidamente entre la población norteamericana quienes sin embargo consideraron a ésta práctica como de “curanderismo” por el sector médico oficial desde el tiempo de su fundación, como indicamos en 1892 (cuando fundó su escuela), hasta 1953 en el que el informe del Comité para el estudio de las relaciones entre la Osteopatía y Medicina declaró a sus practicantes como “sanadores científicos” y su escuela fue incluida dentro de las facultades de medicina del país. La osteopatía se abrió paso incorporando a las “manipulaciones” óseas, la terapia con agua, con electricidad e incluso con ciertos medicamentos con lo que su ejercicio dio un giro de la simple manipulación a una “medicina osteopática” con un cuerpo de conocimientos muy ampliado que incluía fisiología, patología y farmacología entre sus bases. La osteopatía, hoy por hoy ha cedido paso en gran medida a la quiropráctica.
La quiropráctica se inició con un hombre descendiente de colonos escoceses e ingleses nacido a la orilla del Lago Skoogag cercano a Toronto en Canadá: Daniel David Palmer (1845-1913). A muy temprana edad y hasta los 30 años trabajó como comerciante viajero en el amplio territorio norteamericano de Iowa. En 1833 se asentó en Burlington, Iowa en donde se dice que inició con experiencias curativas empleando el “magnetismo animal” y para 1895 se estableció en Davenport (Iowa, E.U.A.) donde aparentemente recibió enseñanzas por parte de un médico local llamado James Atkinson. Es muy posible que este médico tuviera conocimientos de la Osteopatía que ya para ese tiempo había alcanzado fama en el territorio y le hubiera inculcado, además de los conocimientos médicos, su doctrina a Palmer y por este hecho se ha suscitado una gran polémica en torno a que éste se habría “robado” la teoría quiropráctica a partir de teoría la osteopatía.
Se ha dicho que Palmer reforzó en gran medida su teoría quiropráctica a partir de la experiencia que tuvo en 1895 al atender a un empleado en el edificio en que tenía su oficina y que estaba aquejado de una “sordera” desde los 17 años de edad en que había sufrido un accidente. Palmer lo reconoció y se percató de que una vértebra se encontraba “fuera de su lugar”, rápida y ágilmente la manipuló en varias ocasiones haciendo fuerza con sus pulgares sobre la apófisis vertebral hasta conseguir regresarla a “su lugar”. Con este proceso el empleado se recuperó de la sordera. Este hecho y muchos más en su experiencia, reforzaron su idea de que la manipulación de los cuerpos vertebrales lograba la curación de sus pacientes de forma más importante que el simple “magnetismo” también por él practicado, posiblemente porque las vértebras se encontraban subluxadas y comprimían fibras nerviosas dando lugar a la enfermedad. Esta experiencia fue anunciada como una nueva ciencia y fundó, en 1897 en Davenport, la Palmer School of Chiropractic.
El hijo de Palmer, Bartlett Joshua Palmer (1881-1961) que nació en What Cheer, Iowa, EUA, fue quien dio un carácter crecientemente profesional a la quiropráctica cuando se hizo cargo de la escuela de su padre en Davenport a partir de 1903, con una gran promoción publicitaria gracias a sus innegables cualidades y capacidades como escritor prolífico y las presiones de la medicina oficial fuertemente oposicionista encabezada por la Asociación Médica Americana, para “profesionalizarse”.
El informe harto conocido con el nombre de Flexner sobre las Escuelas de Medicina norteamericanas promovido por la Fundación Carnegie en 1912 dio cuenta de que 200 de ellas otorgaban título a sus egresados y que entre ellas se encontraban las escuelas de osteopatía y quiropráctica. Mucha tinta corrió desde entonces en los periódicos y en los juzgados por la lucha de los osteópatas y quiroprácticos por alcanzar un nicho legal para su ejercicio como profesionistas dentro de la comunidad norteamericana básicamente, a tal grado que para 1922 en California, los quiroprácticos obtuvieron la victoria legal que les otorgaba licencia para ejercer como médicos. Como desde sus inicios ellos mismos se hacían llamar “doctor” (Doctor) sin hacer ninguna distinción aparente entre su dedicación a la osteopatía o la quiropráctica, los médicos alópatas norteamericanos enfatizaron desde entonces y hasta la fecha, el uso de las siglas M. D. (abreviatura del latín, Medicinae Doctor) en su nombre, para “distinguirse” de sus otros colegas.
Estas siglas ya tenían años de utilizarse; de hecho, el primer graduado en la Universidad McGill, en Canadá en 1833, fue William Leslie Logie, obteniendo el grado de Doctor en Medicina y Cirugía. La prensa local (La Minerve) lo informó de la siguiente manera:
“M Logie présenta un Diplôme de M.D. de l’Université du Collège McGill. Ce Diplôme fut rejeté unaniment. En ayant été informé, on lui offrit d’examiner, ce qu’il refuse.” Logie decided to appeal to the Court of King’s Bench in October 1833; in October 1834, the Court ruled that the Board should have accepted his McGill degree as satisfactory for the issuing of a licence to practice".
El Dr. Francisco Guerra, en fin, en su trabajo sobre las medicinas marginales (1976) apunta que “aunque sea errónea la concepción doctrinal grandiosa de estas dos medicinas marginales, que quieren hacer depender tantos cuadros nosológicos y su tratamiento de una simple compresión nerviosa vertebral, no hay duda que tanto la Osteopatía como la Quiropráctica son las más efectivas formas de tratamiento en la mayoría de los dolores de espalda salvo las formas infecciosa, como es el caso de la tuberculosis vertebral, tanto en los cuadros de compresión vertebral radicular con desplazamiento óseo, como en síndromes compresivos producidos por el disco intervertebral. Y esto tiene importancia para el médico -sigue diciendo-, pues en ciertos casos, su terapéutica de bloqueos, analgésicos y relajantes musculares puede fallar, mientras que las manipulaciones de osteópatas y quiroprácticos llegan a obtener la curación del enfermo”.
El recurso de acudir a las medicinas alternativas es tan importante, que se ha estimado que la población norteamericana en 1990 hizo 425 millones de “consultas” a estos proveedores de servicios, superando la cifra de 388 millones de consultas otorgadas a nivel de atención primara a la salud en el ámbito de la medicina oficial, y gastando en ello una cantidad aproximada de 13.7 billones de dólares (Stokstad E: 288:1568-1572, 2000).

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Algunas palabras sobre la vida.

© DR. Xavier A. López y de la Peña.
En la milenaria y antigua concepción china, el germen de la vida estaba sujeto a una ininterrumpida metamorfosis cíclica -similar a la ideología India-. La vida se transformaba ya en plantas o animales, según las condiciones que encontrara más propicias. El hombre, ser vivo también, aparece en la sucesión de esas metamorfosis y vuelve insistentemente a ser parte de este círculo inacabable. Todos los seres nacen de este ciclo y vuelven a él. En el libro del Señor de la Tierra Amarilla (Huang Di) se dice que: “Cuando obra la forma, no se produce forma sino sombra. Cuando obra el sonido, no se produce sonido, sino eco. Cuando obra el no ser, no se produce no ser, sino ser. El espíritu vuelve a sus puertas, el cuerpo regresa a su raíz, ¿cómo podría subsistir yo?” (Liä Dsi, El libro verdadero de la prístina fuente surgente. China, siglos V a IV a.C.)
También, -se lee en el antiguo libro chino titulado Chu-Fuh-Ling, de Lieh Tsé- “nada muere ni nada vive; todo pasa por etapas que se suceden unas a otras sin que la esencia cambie. Al morir el Hombre se reintegra al telar cósmico -bella metáfora- y la aguja tejedora vuelve a comenzar a trabajar para él; todos los seres salen así un día de la hilandería cósmica para volver a entrar y luego volver a salir”. A pesar de que la vida se adscribe a una dinámica cíclica, la vida misma resulta una incógnita, por ello se preguntaba Confucio: “Si no conoces todavía la vida, ¿cómo será posible conocer la muerte?”
Y aunque la vida haya sido comparada con un tejido producida en el telar cósmico -apunta G. Senac de Meilhan- “la vida es un tejido bastante malo que no tiene más valor que el de sus bordados. Con frecuencia los hallamos ligados, más que a la vida, a cierta manera de vivir”.
La vida lleva implícita la idea de cambio, de movimiento, de dinamismo, de transformación y por ello, es determinante que desde el punto de vista biológico, la vida este conformada por múltiples procesos metabólicos encadenados que se desarrollan en nuestro medio fisiológico activados desde el ambiente externo a través de la relación ecológica y, -viene otra definición-, desde el punto de vista ecológico, la vida es un sistema de interdependencias dinámicas, metabólicas, entre la materia y el ambiente, que también es dinámico.
La vida, el movimiento, es por lógica opuesto al estatismo de la muerte “la vida es un conjunto de funciones que resisten a la muerte” decía Bichat. Desde el punto de vista filosófico también la vida se define como una forma de movimiento de la materia; como el movimiento biológico de la materia orgánica.”
“Llamamos vida -decía Federico Nietzsche- a una multiplicidad de fuerzas unidas por un mismo proceso de nutrición. A este proceso de nutrición, como medio de su posibilidad, corresponden los llamados sentimientos, imaginación, pensamientos, etc.: 1) una resistencia a todas las demás fuerzas; 2) un poner en orden éstas fuerzas según la forma y el ritmo; 3) un evaluar referente a la incorporación o a la separación”.
Para la concepción materialista de Engels, “la vida es el modo de existencia de los cuerpos albuminoides en la que el elemento esencial consiste en el intercambio permanente de substancias con el ambiente exterior (dinámica), mientras que la cesación de este intercambio detiene la vida y las albúminas orgánicas entran en descomposición”.
Desde el punto de vista del biofísico, la vida constituye un sistema termodinámico abierto en los que se desarrolla una gran cantidad de procesos reversibles. Desde el punto de vista de la informática, la vida puede ser considerada como el movimiento permanente de una información codificada y cibernética que es controlada por regulaciones orgánicas y por retroacción.
La relación dinámica de la vida con el entorno se constituye en una lucha en consideración a que el ambiente del hombre -y de los seres vivos en general- es inorgánico, orgánico y supra-orgánico, y su posibilidad de supervivencia aumenta proporcionalmente en la medida en que se adapte a su ambiente. Este es el principal problema de la vida.
La vida, movimiento-lucha, es un teatro como decía Demócrates: “se entra, se mira y se sale”. En el escenario de las representaciones “la vida humana -según Erasmo- no es más que una comedia, en la que bajo una máscara prestada, cada uno representa su papel hasta que el empresario le obliga a salir de la escena”.
La vida, sinónimo de movimiento requiere asimismo de la muerte, sinónimo del estatismo, pues “no puede definirse la vida sin la muerte” acotaba Ehremberg.
“La vida no se vincula en las células; les viene a éstas de algo más sutil”. (Jaime Ferran).
“La vida es como el fuego, que no se conserva más que con la condición de propagarse” (Guyau).
“La vida es un eterno transformarse. Creerse ya hecho, equivale a matarse” (Hebbel)
“La vida es una enfermedad fatal, extraordinariamente contagiosa” (Holmes)
“La vida es una operación que se hace hacia adelante. Se vive desde el porvenir, porque vivir consiste inexorablemente en un hacer, en un hacerse la vida de cada cual a sí mismo”. (José Ortega y Gasset)
“La vida es un conjunto de fenómenos que se suceden en un cuerpo organizado”. (Richerand)
“La vida es una guerra sin tregua, y morimos con las armas en la mano”. (Schopenhauer)
“La vida es como una escuela de gladiadores: convivir y pelear”, “La vida ni es un bien ni es un mal; es ocasión de bien y de mal”. (Séneca)
“La vida -nos dice Isaac Asimov- podemos definirla como una propiedad mostrada por esos objetos que pueden -de forma efectiva o potencialmente, aun en su totalidad o en parte- moverse, sentir y responder, transformarse por metabolismo, crecer y reproducirse de un modo en que disminuyan su almacenamiento de entropía”.
La vida del hombre, según el libro de la creación persa Del Bundehesh, siglos VII a XIII d.C. , como la de las plantas surgió de la tierra. Originalmente los dos sexos estaban “unidos mutuamente; al ser creados tenían la misma figura, el mismo rostro y el medio del cuerpo de ambos estaba unido, como el de las plantas. Tanto tenían una sola forma, que no se distinguía quién era hombre y quién mujer, ni se podía apreciar si ya tenían alma o aún si no la tenían...... Sólo después pasaron de la forma de planta a la animada forma humana, y el alma pasó de modo invisible a los seres superiores de la creación: tendía hacia los cielos y de esa suerte originó el caminar erguido del hombre. Por eso, lo mismo que en los hombres primitivos, el alma suele también ahora en nosotros tender, al modo de un árbol, a lo alto.”
Eugenio Frixione (2010), a la luz de la presente «revolución informática», propone la siguiente definición minimalista -recalca- de vida: "Vida es la propiedad que presentan ciertas estructuras naturales de contener, expresar y transmitir información mediante códigos mutables, lo cual les permite multiplicarse como individuos y evolucionar como especies en la medida y dirección que determinen las condiciones ambientales".
Desde una óptica científica, la vida se definiría "como la capacidad de administrar los recursos internos que tiene un ser físico, de forma adaptada a los cambios producidos en su medio, sin que exista una correspondencia directa de causa y efecto entre el ser que administra los recursos y el cambio introducido en el medio por ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica del medio" (Lynn Margulis).
Finalmente, para entender al ser humano, la vida y sus comportamientos tan contradictorios, habría que superar el concepto puramente biológico e individual y considerarlo como un ser de naturaleza biológico-animal cuya “esencia” es la de ser social, cultural e histórico, es decir, dinámico y cambiante socialmente. Lo cual equivale a aceptar la dependencia hombre-naturaleza”.

lunes, 10 de agosto de 2015

Sin fronteras o de la operómica.

OPERÓMICA
© DR Xavier A. López y de la Peña.
Llegará una época en la que una investigación diligente y prolongada sacará a la luz cosas que hoy están ocultas. Llegará una época en la que nuestros descendientes se asombrarán de que ignoramos cosas que para ellos son tan claras. La naturaleza no revela sus misterios de una vez para siempre.
Séneca, Cuestiones naturales, Libro 7, siglo primero.
El ser humano inquiere, investiga, es parte de su naturaleza. Es "homo/mulier conquisitum" reacio a mantenerse ignorante sobre todo lo que le rodea. Hurga en el conocimiento con la ansiedad de saber cada día más de menos, y nos entrega con ello la luz de un nuevo proceso, idea o descubrimiento llenándonos de asombro. La herencia cultural de la que somos partícipes en el mundo occidental, se nutre de tres ejes que aún hoy día nos guían e influyen ya a favor o en contra de nuestro innato deseo de sabiduría, a saber:
1) El de la religión,
sustentada en la ideología hebrea que a su vez abrevara de los sumerios, babilonios, acadios y que nos enfrenta a la «caída del hombre» por haber comido Adán y Eva del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, el único que les estaba prohibido por Dios en el jardín del Edén. Pese a ello, la instigadora y astuta serpiente les persuadió a desobedecerle diciéndoles «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal». Este «conocimiento» les llevó entonces a la desgracia. A partir de este momento Eva fue condenada por siempre a parir sus hijos con dolor, a desear a su marido y a ser dominada por él. Adán, el pecador secundario en estricto orden cronológico, quedó obligado a obtener su sustento con gran fatiga y el sudor de su frente por todos los días de su vida, y a volver a la tierra de la que fue tomado. Hoy, la prohibición que parte de este fundamento bíblico por saber enfrenta aún a los científicos o a los simples pensadores herederos culturalmente de la religión hebrea. Abundan los ejemplos ampliamente conocidos de la divergencia entre religión y ciencia, esto es, entre la prohibición por saber y el deseo por saber: Nicolás Copérnico fue uno de ellos que trastocó la concepción tolemaica del geocentrismo revelando y colocando al sol como eje sobre el que giran los demás planetas; Charles Darwin con su teoría de la evolución de las especies, se estrelló frontal y estrepitosamente con la idea de la creación, y otras.
2) El eje de la filosofía,
es otro marco cultural que heredamos proveniente de los griegos y que nos impone los retos por descifrar acerca de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. El hilo conductor de esta ideología se inició aproximadamente en el siglo VI anterior a nuestra era al ocurrir un fenómeno que transformaría a la humanidad; el ser humano convirtió su pensamiento especulativo en secular y comenzó a buscar explicaciones naturales para los acontecimientos que anteriormente eran considerados de origen sobrenatural. Sus balbuceos en explicar la naturaleza mediante el uso de la razón pura parieron a la filosofía, esto es, al «amor al saber». En la colonia jónica de Mileto (Asia Menor) nació la búsqueda de «esta» verdad con Tales, el estadista, astrónomo, matemático y considerado el padre de la filosofía quien inició interpretando a la vida y al cosmos como constituido por agua; Anaxímenes, a su vez, consideró que todos los elementos naturales eran producidos por aire, y Anaximandro complicó el panorama ideológico con la introducción del termino apeiron, lo indeterminado, lo indefinido, lo infinito. Más allá de lo sobrenatural y dogmático, el pensamiento filosófico en boca de Sócrates planteó posteriormente lo siguiente: ¿es posible una ética natural? ¿puede la moral ser independiente de la religión? Este renacimiento del saber desde el pasado remoto nos da aún la pauta de la avidez por la sabiduría en oposición al sobrenaturalismo. No obstante aún hoy, religión y filosofía se entrelazan entre la trascendencia y temporalidad, el cuerpo y el alma, substancia y espíritu. El científico sufre aun de esta dislocación basada en nuestra herencia cultural y duda entre acceder o no a las jugosas y deseadas manzanas que se ofrecen eternamente en el árbol de la sabiduría, del bien y del mal. ¿Podremos o no ser como dioses?
3) La legislación,
conforma la tercia hereditaria cultural occidental que nos viene, ahora de los romanos, y que impactan en el hacer de la ciencia. Como parte de un continum, el cuerpo legal que nos rige también está permeado de ideología religiosa y filosófica, si no destáquese el diferendo entre los enfoques de las corrientes iusnaturalistas e iuspositivistas que, sin embargo, no son netamente excluyentes una de otra. De hecho, se entremezclan como respuesta a ciertas necesidades sociales. Los romanos no tuvieron las extraordinarias capacidades artísticas e intelectuales de los griegos, sin embargo, les aventajaron en cuanto a la administración, organización y estructura política. La expansión de los romanos hacia nuevas fronteras les hizo conocer otra suerte de leyes sobre las que se apresuraron a discutir, entender y aplicar dentro de su propio marco legislativo. El emperador Justiniano (527-564 d. de J.C.) ordenó entonces al jurisconsulto Triboniano acopiar, seleccionar y adaptar tanta variedad de leyes en una sola obra naciendo con ello el conocido Corpus Juris Civilis o código civil justiniano. Tuvo tanto éxito esta obra que rápidamente se difundió por Europa, destacando su sencillez y su contenido fácilmente accesible. Entre sus aspectos más sobresalientes están que hace referencia a que las reglas formales de la ley se pueden atemperar con la equidad (justicia natural, por oposición a la letra de la ley escrita, concepto que ha constituido una piedra angular para el derecho), y la de que todos los hombres son iguales por naturaleza y que deben serlo también ante la ley. Este código se extendió por Europa durante el Renacimiento, como señalamos arriba, impulsado por la razón y los valores, y por la Iglesia Católica quien a su vez conformó su derecho canónico basado en el mismo derecho romano al que aderezó con sus preceptos religiosos en cuanto a la relación entre la Iglesia y los fieles.
Bien. Este panorama que nos reúne en torno a la cultura de que formamos parte nos coloca hoy frente a nuevos conocimientos.
La estructura ordenada de tres mil millones de bases nitrogenadas que integran el ácido desoxirribonucleico (ADN) humano, y la ubicación de los genes que componen el genoma humano ha sido ya revelado. Terminó el impresionante despliegue tecno-científico que desde su propuesta en 1985 disparó la conciencia de unos y otros a favor o en contra de tan impresionante gesta. Hoy contamos ya con un mapa físico total del genoma humano; el mapa citogenético que indica la referencia a lo largo del genoma y que ata el mapa físico a las posiciones subyacentes de los correspondientes cromosomas, y el mapa de los polimorfismos de nucleótidos sencillos. La humanidad se ha abierto paso a la nueva ciencia llamada genómica. Esta nueva línea de conocimiento nos permite conocer otros patrones de identidad «íntima» de las personas; establecer certeza en asuntos de paternidad, predecir riesgos de contraer enfermedades y otros. Esto coloca a la genómica, la nueva manzana del árbol de la sabiduría, en el centro del debate en que campean lo religioso, filosófico y legal.
Pero también y como si fuera la ciencia una escalera, este nuevo conocimiento nos coloca en el umbral del siguiente escalón al que se denomina proteómica que tiene por objeto describir el conjunto completo de moléculas del ácido ribonucleico mensajero (ARNm) presentes en una célula, tejido u órgano, y ello todo al atisbo de la operómica que se refiere al conocimiento de toda la operación del análisis molecular de la célula desde el ADN, pasando por el ARN y terminando en las proteínas.
El árbol de la sabiduría, del bien y del mal, cede así una a una sus interminables manzanas. Cada una con su particular hechizo que les vuelve irresistibles al apetito humano y, aunque nuestro conocimiento se amplíe día con día, puede ser que nos maravillemos ante ello pero no habrá que excitarse demasiado.... Todavía faltan muchos años para que tan siquiera tengamos un conocimiento mediocre del funcionamiento de nuestro cuerpo nos dice el biólogo molecular Pablo Escriba.
Nuestras raíces culturales hebreas, griegas y romanas habrán de ponerse a trabajar en el asunto para poder aceptarlo, interpretarlo, asimilarlo y adecuarlo en beneficio de la humanidad; porque el árbol no dejará de dar frutos, y nosotros de ir por ellos.

miércoles, 8 de julio de 2015

¿Fue el irlandés, Guillén de Lampart, un precursor de la independencia de la Nueva España?

Xavier A. López y de la Peña
Aun cuando algunos historiadores no consideran que sus acciones sean un antecedente directo de la Independencia de México, existe una estatua de este personaje dentro del mausoleo del Monumento a la Independencia en la Ciudad de México. La figura de Guillén de Lampart se le representa atado al cadalso y ubicado de tal forma que parece custodiar los restos mortales de los insurgentes que allí reposan. (https://es.wikipedia.org/wiki/Guill%C3%A9n_de_Lampart) (Andrea Martínez Baracs: Don Guillén de Lampart, hijo de sus hazañas. FCE México. Colec. Centzontle. 2012).
El Instituto Nacional de Antropología e Historia, al hacer una breve descripción de la Columna de la Independencia (México 2010) se refiere así:
ESTATUA CONTROVERTIDA El mausoleo tiene una estatua del irlandés Guillén de Lampart, un oscuro personaje, que se dice que se proclamó Rey de México, por lo que fue condenado por la Inquisición a ser quemado en la hoguera.
Aunque en torno a él existe una gran controversia, tal vez pueda usted considerarlo como un "interesantísimo" antecedente indirecto después de leer el manuscrito que dejó (entre muchos otros) y que a continuación reproducimos:
Autor: Guillén de Lampart. Título: "Proclama por la liberación de la Nueva España de la sujeción a la Corona de Castilla y sublevación de sus naturales"
Manuscrito con fecha de creación entre 1640-1642, en México que pertenece al Patrimonio Cultural del Tecnológico de Monterrey, Biblioteca Cervantina. (El documento original no lleva título, éste ha sido elegido por la BDMx. Paleografía: Larisa González (Biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey) y Andrea Martínez, normalizada en su ortografía y puntuación. Referencia: Biblioteca Cervantina, Colección Conway, ff. 40r-47v.)
Fuente: Biblioteca Digital Mexicana (BDMx). Consultado en internet el 22 de junio de 2015 en: http://bdmx.mx/detalle/?id_cod=25
[f. 40 r] [Notas en el margen izquierdo: El derecho ilegítimo a dichos reinos. Causas para deponer al de Castilla y elegir nuevo rey.]
Por cuanto Dios nuestro señor, compasivo de nuestros duelos inhumanos y misericordioso con los que afligidos invocan su divino amparo, ha sido servido con dolo, atento a las justas y piadosas exclamaciones de estos avasallados y rendidos reinos, cuya posesión inicua y conquista injusta, ha más de ciento y veinte años tiranamente tenía usurpado la corona de Castilla, sin más justificación que el pretexto de introducir nuestra santa fe católica en ellos, lo que en ninguna ley positiva divina ni humana se pudo practicar, pues la creencia no supone premio temporal en su predicación, sino eterno, ni puede el gentil ser apremiado con pérdida de sus estados a que se convierta, si él espontáneamente no escucha el divino auxilio, como lo hicieron los apóstoles, sin quitar ni despojar con ese título (caso que resistieran) a nadie de los bienes suyos, mucho menos no resistiendo ni oponiéndose a su conversión como los antiguos naturales no lo hicieron, pues siendo de iure gentium dichos gentiles tan dueños en lo temporal de lo que es suyo, como los cristianos, sin embargo los primeros conquistadores, sin atención a la poca justificación y sin temor de Dios, les privaron violentamente de lo que no podían, con poca seguridad de sus conciencias, reduciéndolos al obsequio injurioso de un príncipe cuya distancia les ha prohibido todo consuelo, y (acumulo) toda inhumanidad. Y aun estando a la vista de los suyos (que legítimamente lo son), se han rebelado con buenas causas, y han procurado y deliberado por mejor morir de una vez en su restitución y libertad, que vivir apremiados, tiranizados y supeditados, según se ha visto en los reinos de Portugal, Cataluña, Navarra, y Viscaya. Y siendo las injusticias que padecen estos reinos, los que en substancia y verdad no son suyos, ni tiene acción legitimada alguna a ellos, más que con poder intruso adquiridos, y siendo las extorsiones de acá mucho mas indefensas, colmadas y gravosas, las de allá las extorsiones allá cometidas, como al fin en reinos tan remotos y tan usurpados, con más razón no sólo pueden, sino deben, estos reinos como más oprimidos y ajenos, sublevarse en la mejor forma y vía que pudieren, como agora, por la misericordia infinita de Dios y socorro de los buenos y leales a la patria, se ha hecho se procura y se pretende hacer. Además que la misma causa en la primera sujeción de estos reinos a la corona de Castilla, proclama según queda dicho al cielo por injusta, también lo demuestran los mismos hechos en tantos años
[f. 40 v] [Notas en el margen izquierdo: Hechos que declaran la ilegitimidad. Los que posean estos reinos viven excomulgados. Pedir absolución a su Santidad. Cualquier caballero puede legítimamente emprender libertar al reino.]
malogrados, por que tantos tesoros que los dichos reyes han adquirido hasta hoy, tantos logros e intereses que los tratantes han usurpado con tantos riesgos, tantas rentas, vasallos, posesiones de los primeros conquistadores, ¿qué fin, qué reinos, qué medros se han visto por justos juicios de Dios alcanzados? Ningunos, antes mendigan dichos conquistadores y sus descendientes, atenidos a que los virreyes les provean el más vil oficio de justicia que hay en dichos reinos sólo porque no mueran de hambre y aún eso no alcanzarán. Las flotas, perdidas las más veces, y cuando hayan llegado a España, más dueños son los reinos extranjeros que los españoles que lo beneficiaron; y de esto el mundo es testigo. Ni lo que hoy en día han afanado los padres, llegan a gozar los hijos, por haberse fundado sobre cimientos ajenos y violentamente usurpados. Y a estas razones se allega otra, no de menos eficacia y evidencia: que es que, por lo mesmo tiranamente poseído, forzosamente habrán incurrido no solo los reyes de Castilla sino los dichos conquistadores y moradores de estos reinos, excomunión del cielo in fo… interiori, aunque no fuese expresamente fulminada contra ellos, a lo menos tácitamente cayeron en la censura como los que usurpan, hurtan o retienen contra la voluntad de sus dueños lo que es ajeno. Además apenas hay persona en estos reinos que no vive por sí y por lo común descomulgado por sí, como retenedores de bienes y sacrilegios, robos o deudas, que cada día incurren en dichas censuras , sin género de escrúpulo en la restitución por lo común. Fuera de lo alegado, desde la violencia execrada de los virreyes y atrevidos amagos suyos y por consiguiente del vulgo, y sus secuaces, en oponerse a los santos arzobispos y atreverse a quebrantar los fueros y las inmunidades de las iglesias, con suma irreverencia y desacato a Dios y a su Iglesia y santos ministros. Por cuyas causas y motivos será forzoso acudamos luego a Su Santidad, como hijos fieles y obedientes suyos, dándole lo uno la obediencia debida, y lo otro suplicándole nos absuelva de dichas censuras y excomuniones generalmente y a todo el reino, que estando en gracia y privanza con Dios, toda nuestra monarquía y aciertos tendrán dichoso fin y florido aliento. Prevista ya la tirana posesión e injusta de la Corona de Castilla, y su lábil acción a estos reinos por vía de poder intruso (causa más que urgente) para poner en ejecución y práctica cualquier celoso caballero su restauración y restitución, y adjudicarlo a los que tienen voto para elegirle espontáneamente por su príncipe, que los gobierne en paz y los defienda en guerra, y los premie en ambos. También hay
[f. 41r] [Notas en el margen izquierdo: Aunque los reyes poseyeren bien estos reinos se pueden ya quitar y aun se deben y por qué? Elección verdadera y segura, y legítima. Lastimoso estado de los eclesiásticos. Nuevas razones de nueva elección. Los seglares rematados]
otros fundamentos, casi tan precisos y aun más, para obligar a todos a deponer los reyes de Castilla de estos reinos, admitido ya que fuesen legítimos poseedores de ellos, lo que nunca fueron ni podrán ser, aun haciendo la misma deligencia que agora nosotros, porque siempre en lo moral se reputara por violenta (como los que mandan) cualquiera deligencia aparente que hicieran. Y es cierto que si dejara en la elección libre de los naturales de estos reinos el escogerlos, o no, de nuevo por su Rey; caso que echaran mano de otro, procurarán de nuevo sujetarlos por armas y quedando siempre en pie su injusticia. Lo que en nosotros no tiene verosímil ni consistencia igual, por cuanto mediante el consentimiento de los propios naturales, que son los que solamente en esta elección tienen voto substancial como propietarios, y todos los demás son no más que accidentales, y adyacentes, seremos elegidos con toda equidad y espontáneo consentimiento general, dándonos la posesión y el dominio como en agradecimiento de restituirles a su libertad y a su derecho antiguo. Además de las causas relatadas en oposición tan evidente de la retinencia actual de estos reinos en la corona de Castilla, también militan otros absurdos que cualquiera de ellos es bastante [para] anular el derecho, si lo tuviere, muy justificado. Pues estos míseros vasallos viven reducidos a tan mortal dolencia de servidumbre, que el que más libre le parece es más cautivo, entre tantas pensiones envuelto, y sujeto a tantas calamidades de la codicia, honor, poderío y agravios. Tomemos el origen de los santos eclesiásticos y religiosos tan ofendidos cuanto quejosos, pues carecen del premio que sus letras, méritos, sangre y santidad merecen, lo uno por lo remoto, lo otro por el logro y simonía que contra el derecho positivo divino y humano se recibe en la provisión de dignidades eclesiásticas sin atención a los méritos, a que se allega el sentimiento universal a todos los de sangre noble, de virtud adquirida, de letras eminentes, por verse defraudados de lo que con toda equidad les tocaba, y aun los mismos enteresados a veces desesperan en lo que con tantas ansias y solicitud de tiempo y dineros alcanzan, por la dilación grande en la corte de España y luego la espera forzosa de la confirmación y títulos de Su Santidad, lo que agora se remedia, pues con solo el despacho de Su Santidad y nuestro nombramiento se alcanza conforme los méritos y calidad de cada uno. Los seculares y conquistadores totalmente exhaustos y mendigos, sin nombre, premio ni honor por sus hazañas, supeditados de los más abatidos logreros, con la diferencia del tesoro e interés, sin que la nobleza ni virtud halle el abrigo que el cielo y los español
[f. 41 v] [Notas en el margen izquierdo, abajo en la página: Prosiguen las raras conveniencias de nuestra fuerzas]
es políticos ordenan. Los republicanos consumidos entre funestos duelos, pues les tienen impedido el trato en otros reinos, con embargos, contrabandos y penas capitales, y cerrado menos que sea con España donde forzosamente obligan, y la misma necesidad constriñe se compre por mil lo que apenas vale uno. Puesto estar privados de otro consuelo, y aun si en estas vejaciones y tiranías pararan los desdichas, fueran más tolerables, antes el poco trato concedido está cargado con tantas gavelas de tributos, pechos, alcabalas, y otros millares de dolores, reducidos ya los pueblos a tanta calamidad, desnudez y hambre que ya boquean desesperados, mudos y atónitos en sus miserias lastimosas. La justicia y puestos honoríficos de la república (tiranía jamás antes vista, ni oída), en venta y puesta, despojado el limpio, recto, y benemérito vasallo de lo que las leyes y la misma república estableció para su premio, y consentió que los reyes de Castilla, como administradores, los repartiesen a los beneméritos no como propio sino común a todos, entendiendo que no se redujera a tiranía lo que era de justicia. También las audiencias, y la equidad de ellos por la tolerancia y soberbia, por el logro y la codicia de algunos ministros de ellos, se han reducido en todos estos reinos a behetrías, cohecho y poder insufrible, sin que el pobre ni desvalido alcance ningún consuelo, porque sólo el poderoso es el amparado: el latrocinio, la maldad, el vicio, el sacrilegio defendido, y si el hurto no es importante a desperdiciar cohechos, muere no por lo que hurtó, sino por lo poco, pues no alcanzó para repartirse entre los jueces interesados. La inocencia por cárceles, fugas, retraimientos y molestias perseguida. La pasión con dibujo de cristiandad y celo paliada. El desagravio ni la justicia contra quien gobierna sin remedio en su apelación, porque aunque se llegue la queja y antes que se oiga el dolor, y después de substanciado el duelo, se compra y se rescata con el cohecho. Todo el reino entre tributos, desperdicios, gavelas y vicios submergido y anegado. Todo es confusión, incendio, alboroto, tiranía y crueldad impía. Las sangrías exorbitantes que cada flota de veinte, de diez y ocho, de quince millones cuando menos, se entresacan de los reinos a los de España, dejándolos unos sin substancia, y no augmentando a los otros en ninguna contingencia. Que retenido tan extendido tesoro entre nosotros, aunque sea tarde, viviremos los mas poderosos del orbe, pues dejando el comercio libre a todas las naciones, sobraran azogues y otros géneros. Que son muy pocos los que nos faltan, puesto que vino, aceite y otras menudencias se dan mejor en estos reinos que en otros ningunos. Las sedas se augmentarán negado el trato con Castilla y aplicaránse los ociosos al trabajo en este y otros infinitos
[f. 42r] [Notas en el margen izquierdo, abajo: Prosiguen las raras conveniencias de nuestras fuerzas.]
géneros que por Castilla se prohíben. Además que será forzoso que China tenga su comercio en pie, pues es Castilla más enteresada en eso que nosotros, por la plata y prevención de pólvora y munición, que su costa se le entregará en cambio por sus sedas. Fuera de que mandaremos armar naos que traginen a otra ciudades de China no sujetas a Castilla, y será doblado el logro y la ganancia y la total ruina de Filipinas si nos niega el comercio. Y con esto hasta las calles públicas bañarán en plata y riquezas. Y para nuestro patrocinio y defensa, nosotros solos somos bastantes contra el poder del orbe mediante el divino auxilio, sin el amparo de otro alguno de la Europa. Y dado que intentara el de Castilla reiterar su injusta pretensión en recobrar estos reinos, el de Francia, Inglaterra y el portugués, sólo por darles paso libre al contrato con nosotros, tienen capitulado socorro cuando sintieren cualquier movimiento leve en España. Lo mesmo Venecia y Holanda, con que descansadamente podremos vivir sin ningún recelo. Y cuando todos negaran (lo que fuera imposible) el ayudarnos, nuestras propias fuerzas tan unidas y con tres presidios solos defendemos la mayor parte del orbe todo. Y lo que ayudó mucho al precipicio total hasta agora son los alaridos, quejas y lágrimas de estos pobres naturales, así caciques y principales como republicanos y plebeyos, que no sólo viven despojados de sus haciendas, posesiones y tierras, sino míseramente tiranizados y condenados a repartimientos, como si fuesen no libres, sino esclavos de los esclavos mismos, que también les señorean; y expuestos a feudos y tributos viles, obligándoles por vía de fuerza, sin pagarles el trabajo corporal (siquiera), a que en minas, labores, desagües, haciendas, trapiches, perpetuamente sirvan, sin consentirles que sean señores de lo que a ellos solos les tocaba, antes se han rendido al trabajo. Qué pena de tanta tiranía, habiéndose muerto y consumido más de doscientos millones de ellos desde la conquista, lo que ningún piadoso pecho podrá escuchar sin enternecerse del ahogo grave: debiendo en toda buena razón ser ellos señores a lo menos igualmente con nosotros, ya que no mayores, pues es suyo el reino. [Notas en el margen izquierdo: La inicua esclavitud de los merejos [¿?] y mulatos] La mesma aflicción y pena causa la tirana esclavitud de tanto número de negros, mulatos, berberiscos y otros infinitos ramos que penden de estos troncos, cuyo derecho de naturaleza está usurpado, con poco temor de Dios, por los españoles, pues de libres que los crió Dios, les reducen a la mísera esclavitud y servidumbre, pena la más fatal, pues antepónese la libertad más dulce y amable de la misma vida, igualándolos con los brutos ani
[f. 42 v] [Notas en el margen izquierdo: Muchos emperadores de bajo suelo. Cuenta su real sangre y declara ser hijo del serenísimo rey F.]
males en el aprecio y maltrato, siendo como son criados y redimidos y capaces de la misma gloria como nosotros; y siendo asimesmo cristianos y miembros católicos de la iglesia, están privados de lo que es más estimable que la vida el vivir, que es la libertad y por consiguiente es lo que más vale. Lo que también Y esto bien y forzosamente aclama y conmueve la piedad divina a que alguna vez se apiade de su aflicción severa y esclavitud tan dilatada, condoliéndose de tantos afanes y sirviéndose de mitigar tantas y tan colmadas penas, libertando estos reinos y vasallos, de estas y otras infinitas tiranías como agora se pretende y se ejecuta. Por tanto Dios nuestro señor, por cuya mano y poder infinito son elegidos los príncipes y son nombrados los reyes sin atención a los linajes ni prosapias sino a los incomprehensibles secretos suyos, pues entre los étnicos y gentiles tenemos ejemplares vivos de esto mesmo, que sólo en lo moral de sus acciones pudieran alcanzar premio temporal y no eterno. ¿No subió de esclavo la fortuna a emperador a Pertinax? Marino y Máximo, no alcanzaron el cetro siendo herradores? No fue Filipo emperador, habiendo sido antes ban-[ilegible] del arado? ¿Al imperio no se levantaron los toscos pero valientes emperadores Aurelio, Maximino y Hércules? Valentiniano y Valente, hijos de padre cordonero, no señorearon el imperio romano? ¿No fueron dueños de la diadema Justino y Justiniano, los dos bueyeros? Mauricio y Teodorico, emperadores, no fue notario aquél, tendero ese otro? Isaurico, Traulo, Basileo, Macedonio, todos de humilde aliento pero dueños del orbe por su virtud y ajustado gobierno? y con otros infinitos. Luego dado que en nos no concurriera tan heroica sangre como hoy blasonan los reyes, poco importara, mientras el cielo con su poderosa mano y nuestra virtud alcanzara el remedio pretendido. Cuanto y más teniendo como tenemos embebecido en nuestras venas por linea paterna y materna la más real sangre de los reyes de la Europa, siendo hijo supuesto de los ilustres y heroicos barones de Guesfordia, cuya real prosapia desciende de los reyes godos, longobardos y iberos, princes rey de la Viscaya. Pero soy hijo verdadero del serenísimo príncipe y señor don Felipe tercero, que Dios haya, y de la ilustre señora condesa de Riff, que pasó con el barón su marido a la corte el año de mil y seiscientos y trece, que condujo a su costa mil infantes irlandeses a España y pasó con ellos a Flandes donde, volviendo a Madrid con su esposa, fue Dios servido llevarle para sí en el camino, habiendo sido casado antes con la Ilustre señora condesa de Media, dejando a mi madre de pocos años, y de peregrina beldad llegó a la corte
[f. 43 r]
viuda, y pidiendo licencia de volver a su patria Su Majestad el rey mi señor se enamoró de su hermosura, con tan honesto recato que nunca fue sabido sino con gran secreto, como al fin amor de semejantes príncipes. De cuyo vínculo estrecho nací yo, año y medio después de muerto el barón tenido por mi padre, que por el honor que se incubriese salió de España y parió en Irlanda, recibiendo cartas amorosas cada dos meses de Su Majestad recomendando mucho la persona de su hijo, que deseaba ver tiernamente, diciendo que si acaso Dios le hubiera llevado antes de tener ya edad yo para verle me viese, que encargaría mucho mi persona y le comunicaría de secreto (como por los efectos hizo) al príncipe su hijo el rey Felipe Cuarto, para que entendiese la hermandad y la obligación, y me tuviese en igual respeto que los demás hermanos, atendiendo a la real e ilustre sangre no sólo de mi padre sino de mi madre. Y fue dios servido llevar para sí a los cinco años de mi edad al Rey mi señor, y llegando yo a edad de nueve años me envió mi madre y señora a otros reinos (como es uso y costumbre de los grandes señores) a aprender varias lenguas. Y pediéndola con todo secreto mi hermano el rey Felipe cuarto que me remitiese a España en conformidad de lo que le había comunicado el rey su mi padre y señor en su enfermedad de muerte. En cuya conformidad, pasando yo por Francia y embarcándome desde la ciudad de San Malos, me cogió el enemigo pirata, y entendiendo por algún camino quién yo era, a lo menos de parte materna por relación de los de la nao, me hizo general de sus cuatro galeones, de edad de catorce años y menos. Y gasté dos años y medio en ese género de vida forzada, hasta que los reduje al servicio de la corona de España en el puerto del Dean en el reino de Galicia, y llevándolos al santo oficio de la inquisición de Santiago fueron absueltos de sus herejías (los que lo eran) sirviendo yo de intérprete para confesarlos y enseñarles en persona la cristiana doctrina, que eran cuatrocientos y cincuenta y dos personas y cuatro galeones con treinta y dos piezas de artillería cada uno con otro. Y sabiendo Su Majestad la persona que había llamado quién yo era, ignorándolo yo hasta el año de treinta y dos que mi madre y señora me lo envió a decir con el príncipe de Vetonia mi tío, siendo colegial mayor ya en el real y milagroso de San Lorenzo, habiéndolo sido antes en el de los niños nobles del hábito de Cristo, el cual me mandó con todo sigilo que guardase mi secreto hasta que el Rey mi hermano lo publicase, con los favores que empezó a hacerme como lo hizo hasta hoy, y me dio las cartas de mi madre y señora con algunas para ella en esa conformidad del Rey mi padre, que hoy guarda el dicho mi tío el príncipe de Vetonia del consejo de guerra de Su Majestad, de la llave dorada del hábito de Calatrava, comendador de Carrión, mayordomo de Su Majestad y maese de campo de un tercio de irlandeses en la
[f. 43v] [Notas en el margen izquierdo, de arriba abajo a lo largo de la página: cierto [ilegible] Acompaña al infante cardenal a Flandes Batalla de Norlenga Embajada a Venecia Sirve en el estado [ilegible] con el conde duque Entra en Fuenterrabía y otras cosas Recibe embajadas Dispone la facción de Irlanda Justa queja contra el rey]
ocasión de Fuenterrabía y otros. Y viendo Su Majestad los medios a mi alcance o por ponerme a riesgos de la fortuna, me mandó salir de mi colegio y acompañar al infante cardenal a Flandes, visto mi estudio y experiencia en materia de fortificación y escuadras. Obedecí, y marchando saliendo de Milán [ilegible] do del infante mi hermano, no por noticia de mi persona nuestro parentesco sino por natural simpatía de los dos, y semejanza en todo; y porque también mis talentos ayudaban me honrase cuando otros títulos me faltaran. Llegamos a Norlenga donde nos aguardó el enemigo el rey de Suecia y los confederados heréticos de Alemania. Juntose con nosotros en rey de Hungría y emperador de Alemania. Y estando para dar batalla aquel día, dispuse yo los escuadrones con el padre Gamoso de la Compañía de Jesús mi maestro en las matemáticas, de donde se siguió ganar la más célebre victoria oída ni alcanzada, matando veinte y dos mil enemigos con pérdida de doscientos hombres solos. A la vuelta de España, antes que llegué, me envió orden Su Majestad de pasar con embajada a Venecia. Obedecí, no me [palabra ilegible] –ron por mozo, volví, entregáronme los papeles de estado y la privanza del conde duque. Hice prodigiosos servicios en lo secreto del estado, levanto a mi costa doscientos infantes, bajo a Fuenterrabía a mi costa, entro con el primer socorro de doscientos infantes estando cercado con veinte y siete mil enemigos, hago salidas, asisto en todo, vuelvo a la corte, recibo (entre otras muchos embajadas para oírlos por orden de Su Majestad) la embajada de los príncipes y señores católicos de Irlanda piden socorro de Su Majestad para sacudirse del yugo tirano del inglés, vista la buena ocasión de la rebelión de Escocia. Juntose dos de cada consejo sobre el caso, que se propagó por mayor para mayor secreto. No saben dar salida a tan difícil empeño, aflígese el Rey, y pido que a mí solo se remita, como se hizo. Despuse el negocio igualmente grato a ambos reinos, y en la forma accidental de anticiparse ellos con las instrucciones políticas, que ellos mismos, vista la ocasión tan despuesta y próspera, se levantaron sin ayudarse del Rey. Entonces me hizo [ilegible] dilatados de dos títulos de maese de campo y otras muchas infinitos [ilegible], así hábitos como títulos de capitán y ayudas de costa, calidades y condiciones grandes, etcétera. Y había de salir yo en persona a levantar dos mil y cuatrocientos irlandeses para lo despuesto en secreto. Suspendió Su Majestad mi ida, y en vez de acabar de descubrir mi persona, cuando no hubiera merecido por mi sangre sino por hazañas tan portentosas hazañas en mis tiernos años, me desterró a estos reinos, seguiendo la razón de estado del conde duque, con achaque de que informó el marqués de Cadereyta que esta ciudad estaba rebelada y que importaría mucho mi persona para lo que se ofreciere
[f. 44 r] [Notas en el margen izquierdo: Razón de estado del Rey en desterrarme. ejemplo del [ilegible] epílogo [ilegible] queja justa y lastimosa]
con todo secreto y esto sin que nadie lo entendiese, y pasase como otro cualquier postajero con la disimulación y recato que convenía a la recomendación de Su Majestad, con dos fines: el uno para informar del estado de entonces: y el otro de la prosecución y del gobierno del marqués de Villena. Y todo era no más que pretexto para deslumbrarme de no llegar a conocer mi igualdad, ni que tuviese ocasión para que nadie me lo dijese, pues temían mis aplausos, mis hazañas, mis aciertos, mis talentos en materias del estado, mis ardides en la guerra, y todo junto con la alteza de mi sangre pudiera urdir algún desconcierto, y más habiendo recibido yo tan notorios agravios en privarme tantos años de los privilegios y grandeza que me tocaban. Y esto por antojo y capricho de solamente dos. Como el príncipe Segismundo había padecido antes aún con su propio padre, crédulo de los astros, lo que después se verificó seguro pues se vengó de él, venciéndole y desposeyéndole del reino justamente en recompensa del agravio recibido, porque le negó el ser que él mismo le había dado, porque le fue pronosticado había de vencerle y rendirle a sus plantas. Que a no haber dado la ocasión el padre, nunca la hubiera ejecutado el hijo. Fundados pues el rey y el conde duque en esa lábil e inconstante razón de estado, y yo de la otra parte paciente, sufrido, y disimulando hasta que, apiadándose de mi opresión y agravio el cielo. Jamás he dado que entiendan sino que soy quien dicen mis informaciones mandadas hacer por Su Majestad cuando entré en dichos colegios. Después que llegué a estos reinos, sin haberse Su Majestad lastimado de mis fatigas siempre tan obedientes, y sin cuidar aún de mi natural sustento, mucho menos de mi lucimiento, que contradice en su opinión y en la mía con mi empleo, he padecido los más colmados duelos no digo que príncipe ha sufrido, sino el más anichilado esclavo, sin atreverme a formar mi queja ni mi penuria a nadie, ni tampoco darme a conocer más que lo que mis méritos naturales pregonan, y eso a muy pocos, porque todos se admiran de mis prendas acreditadas con mi poco premio. Que si el conde ha intentado que imite yo los pasos de su don Julián, está muy engañado y ha de saber vive con engaño y sepa la grande diferencia que hay de príncipe a vasallo avillanado, habido de otro vasallo en mujer casada de sangre baja, y él casado con otra de su porte y divorciado sin equidad por el brazo de quien priva; que a tanto se atreve a mi me entierre tan oprimido y aun muerto como a don Carlos, si el suyo
[f. 44 v] [Notas en el margen izquierdo: Remedio El poco amor que Su Majestad muestra a estos reinos. Refuta la disposición de marqués de Villena Razones persuasivas de desengaños a los vasallos]
que estaba yo capaz de mi dicha y sangre y si yo no hubiera lo que he disimulado con tanto valor en mi propio ahogo en los y agravios recibidos de aquel tirano, y mi hermano el Rey (que lo es igual) pues pudiendo y debiendo, no lo quiso remediar, y debiéndome remedió, antes [ilegible] ofensivo a su grandeza y [ilegible] a su persona, habiéndome hecho tan amable en su servicio como si hubiera nacido sin obligaciones, por sólo darle gusto solamente. Aquí es la universal ruina de todos: de que una y otra vez a vosotros vasallos pido os apiadéis no de mí, aunque la misma causa os lo pide, sino de vosotros mismos que corréis igual fortuna y peligráis en igual diferencia. Y habiendo yo informado de la paz y serenidad de los reinos, y del agravio hecho a tan leales vasallos en el informe siniestro del marqués de Cadereyta, intendiendo que el rey había de mostrarse agradecido a estos reinos en honrarlos, apenas proveyó una carta de consuelo y satisfacción de su seguridad, lo que claro está causaría a todos no digo desconsuelo, sino desesperación continua, conforme mi amor a vasallos tan dóciles y tan liberales, según aborrece mi natural ver tiranías, injusticias ni absurdos, avisé del intempestivo gobierno del marqués de Villena con todo rigor y esfuerzo. Conseguí los intentos que deliberé en lo político de mi razón de estado, fundado siempre en la justificación de las causas e intentos sanos, juzgando lo uno merecía el despojarle del gobierno; lo otro, estando él en posesión como quien vendía tantos ahogos patrocinios, me fuera más defícil asegurar a vista de su ejercicio mis intentos y vuestros desahogos. Porque parece se inclinaba con previas disposiciones a anticiparse; aunque ni tendría ánimo, valor, prudencia ni consejo para emprender negocio tan defícil y arduo, como quien ignoraba lo uno, la acción de Castilla a estos ayunos; y lo otro, como quien estaba más honrado que agraviado con estos ayunos con el la posesión de este gobierno. Y como al fin me lastime ver que afligiese también a los vasallos de estos reinos, y no tenía la acción inmediata de mi sangre para la empresa, antes quizá le acobardaba la ausencia de su hijo y el recelo de la pérdida de sus estados, caso que su dicha no conseguiera lo que el cielo tenía para mí guardado. Esto presupuesto, ya veis que los virreyes nuevos cada uno como gente limitada procura agradar a mi hermano con tiranizaros más, y cada día irá en disminución vuestra grandeza, y cuanto más dilatáis vuestra libertad, tanto más os arrimáis al precipicio. Y aunque en el último aviso el Rey me escribió con su mano y letra y en el penúltimo lo mesmo, y el conde duque y su se
[f. 45 r] [Notas en el margen izquierdo: Me hacen marqués de Cropani y superintendente de los asientos reales Resolución excelsa Protestación a Dios nuestro señor Al santo oficio de la inquisición]
cretario Pedro López de Calo en respuesta de las anteriores mías y en conformidad de nuevas ocurrencias me dieron cuenta, o para animarme a vivir desterrado, o para deslumbrarme más, de cómo me habían hecho marqués de Cropani, título en Italia y superviviente de los asientos reales, puestos para quien no naciera igual, y mejor que el infante don Juan de Austria, y con mucho mayores ventajas de la parte materna, como al fin igual con las princesas de mayor calidad. Luego este mismo agasajo no sirve de mayor afrenta y agravio mío, y de mayor desperdicio del veneno descubierto de tan poderosos enemigos nuestros? En cuya consecuencia el cielo fue servido inspirar ánimos y darme fuerzas y vigor, y prudencia para disimular tan atroces agravios, hasta este tiempo en que por divino y soberano impulso, y por medios y auxilios del cielo celestiales, he dispuesto tomar las armas, y con ellas por la vía más pacífica y piadosa posible, sacudir el grave yugo y tiranía que padecen estos reinos, dando libertad a todo género de oprimidos y relevando a todos de cualesquiera opresión que padecieren, en la forma y manera con las calidades y previlegios que se siguen. Y porque ante todas cosas es bien afianzar en Dios nuestros intentos buenos, protestamos vivir y morir en la santa fe católica de nuestro señor Jesucristo Dios y hombre verdadero, rindiendo con toda reverencia nuestros cuellos al suave yugo de su ley sacrosanta que profesa la santa madre iglesia católica apostólica romana. Y en su nombre prestamos la debida obediencia a su vicario nuestro muy santo padre Urbano Octavo, pontífice máximo que Dios guarde, según y cómo nuestros predecesores catoliquísimos en tantos siglos han hecho, reverenciando así mesmo en esa parte al santo oficio de la Inquisición, confirmando y corroborando su santo instituto para siempre jamás en estos reinos, a cuyo santo tribunal en nombre de la iglesia haremos voto solemne de defender hasta la muerte con todos nuestros reinos la santa fe católica. Y nuestros sucesores han de hacer y cumplir lo mesmo, so pena de ser privados de los reinos y de la acción hereditaria a ellos mediante la espontánea elección por voz común de todos. Lo segundo, porque juzgamos, y es cierto que para tener legitimada posesión, y derecho sin escrúpulo, nos y nuestros herederos, es necesario vencer y libertar estos reinos y vasallos por fuerza de armas, los cuales reducidos a pacífica unión y vasallos
[f. 45 v] [Notas en el margen izquierdo: Protestación al reino. Edictos favorables a todos estos reinos. No haya impuestos ni pechos. Los asentistas sean libres. Que aunque en estas materias nadie podemos admitir mejor, habiendo cuenta nuestra larga experiencia en negocios de gobierno todavía, para mayor acierto en todo, deseo haya consentimiento y comunicación de los interesados mismos, pues será fuerza que lo miren con el mismo celo y lo voten con el mismo aliento.]
[ilegible] líquido y seguro protestamos juntar cortes para que, visto por conveniente y necesario, en remuneración y premio de nuestro trabajo y con atención a nuestro valor, nos elijan por su Rey y príncipe y a nuestros sucesores, o al que mejor les pareciere, con advertencia que en dichas cortes igualmente han de tener voz y voto los naturales, y los libertados, como los españoles. Lo tercero. Hacemos notorio a todos que desde luego mandamos publicar y publicamos que en adelante sean desmembrados y apartados de la corona de Castilla todos estos reinos de la gran América y sus adyacentes, sin obedecer a otro príncipe que al que fuere elegido a su tiempo , so pena de incurrir la indignación sonora. Y en esta conformidad al presente mandamos revocar y revocamos, y anulamos todo género de tributos, pechos, alcabalas y nuevas imposiciones, dejando a la voluntad de todos, una nueva orden suave y moderada de derechos reales para la defensa general de todos y lucimiento de su príncipe, y por agora libre lo realengo y los caídos para las defensas de todos. Asimesmo absolvemos esta ciudad de México (caso no se oponga a su libertad) de todo género de alcance que tuviere y que debiere, así ella como los particulares y asentistas, y corran en lo adelante fijos, menos que sean imposiciones, de que la hemos relevado para siempre jamás. El comercio sea libre y sin derechos sino en la forma dicha, todo cuanto no fuere gravoso vaya corrientemente, diezmos y quintos de minas, y lo que el consulado y la ciudad nombre del reino juzgaren por conveniente, encargándoles sea muy moderado. Que también dispongan el consulado y la ciudad leyes de buen contrato y gobierno, y con qué naciones parece conveniente? Y enteresable que nombren y propongan embajadores para Roma, Francia, Venecia, Holanda, Portugal, y Irlanda. El tributo de los naturales se suspenda luego, y de los demás comprehendidos no haya repartimientos, pero no cesen de trabajar para sustentarse y a la república así españoles como ellos como españoles y demás gente, so pena de la indignación y castigo nuestro. Y los que tuvieren dependencia con España en el comercio y correspondencia, lo prosigan por la mejor vía que pudieren, caso fuere necesario y provechoso, por no defraudar a nadie ni ser defraudados. Pero no ha de haber nadie que de hecho pueda recibir cargazón de allá, ni enviarlo tampoco, que la que hubiere sea por via de cambios y no más. Y esto podrá ser por mano de las demás naciones que contrataren con nosotros, o por la de los peruleros porque no falten restituciones de una y otra parte.
[f. 46 r]
Lo cuarto. Sean luego al punto libres cuantos esclavos hubieren en estos reinos si ellos se que se levantaren para su defensa y libertad, los cuales sin eximir a nadie de ninguna condición ni calidad de ellos, agora sea bozal, agora ladino, en adelante conforme sus servicios y hazañas será tan capaz de premios, títulos, encomiendas, hábitos, señoríos y oficios así de mar como de tierra, así de la república como del gobierno, como los mismos españoles, y conforme el ingenio y la aplicación de los demás que se aplicaren a cultivar la tierra y ser labradores se les dará tierra y lo necesario, haciéndoles señores libres de ello. Lo sexto. Que los españoles que desde luego con sus personas, séquito y esclavos, salieren al augmento y defensa de su libertad, no solo quedarán en posesión de los estados, haciendas, posesiones que hoy tienen, sino que también, aunque dichos esclavos sean libres por nuestro edicto y su propio valor, se les ha de dar no sólo equivalente satisfacción de sus esclavos ya libres, sino mucho más aventajada, fuera del premio que merecieren dichos españoles en cualquiera cosa o forma que pidieren. Lo séptimo. Que los esclavos y aun libres de este género que luego al punto no se pusieran en armas a la voz de la libertad para siempre jamás lo sean ellos, sus hijos, descendientes y posteridad, sin que haya rescate ni cláusula de testamento que los pueda libertar, los cuales se irán comprando por nos y nuestros sucesores, aplicándoles para minas, obrajes, labores, haciendas y otras obras serviles, pagándonos por su trabajo personal, con que serán dejados a nuestros sucesores como cosa realenga por vínculo de mayorazgo de la Corona. Lo octavo. Los españoles de cualquiera condición o calidad que sean, que no sólo no se oponen, sino que personalmente no ayuden actos que en la ocasión se hallaren a esta justificada libertad de todos, sean reputados y tenidos por miembros viles, y desposeídos de toda cuanta hacienda, puestos, dignidades, fueros, previlegios, y tenidos por incapaces de ningun premio, como hoy tienen ellos a los esclavos, y que sus hijos y descendientes sean tenidos por inhábiles de ningún derecho a premio ni puestos, y expulsos siempre a las fronteras chichimecas, como opuestos al augmento propio y de su libertad, y desde luego se elistarán, para que sean notorios enemigos a Dios y a su grandeza. Lo nono. Los españoles que desde luego, con sus personas y séquito, salieren y fueren asistentes, y ayudaren a esta santa conspiración y libertad universal, además de que se les dejará la pacífica posesión de todo cuanto hoy gozan y poseen, juntamente se les augmentarán sus estados y dignidades conforme los méritos de cada uno, con títulos de condes, barones, marqueses, duques, caballeros, y otras honoríficas y provechosas dignidades, dándoseles pueblos, rentas y encomiendas, oficios o preeminencias para el lucimiento de cada uno, conforme su dictado y obligaciones. Lo décimo. Que todos los puestos, oficios o dignidades proveídos por el Rey de Castilla estén en la forma que hoy, con su fuerza y vigor, por el mismo tiempo y término que fueron concedidos y con los mismos fueros , caso que los tales no se opongan al intento y libertad, y si no ayudaren viéndose en la ocasión. Y si algún oficio o puesto llegara a consumirse como el de tributos, que se quita por que no habrá tributarios, se les será restituido otro más honorífico y más interesado. Lo undécimo. Los españoles que en el principio de esta facción,
[f. 46 v]
y los naturales libertados o libres, que fueren sin género de caudal y pobres, serán dueños con igual repartimiento de toda la hacienda, así moble como raíz, de los que se opusieren a ellos, y de sus oficios públicos, y tenidos ellos y todos sus descendientes por nobles y hidalgos de solar conocido para siempre jamás, y caso que no hubiere oposición serán premiados muy a su contento y nuestra satisfacción. Lo décimo. Los naturales que prueben ser defraudados de sus haciendas desde la conquista hasta hoy, serán restituidos. Y los que en esta empresa se mostraren leales y deseosos de su libertad serán premiados. Y los caciques, nobles y caballeros de ellos que con su persona, gente y hacienda asistieren y adelantaren esta empresa, serán premiados con títulos de marqueses, duques, condes, barones, con hábitos, grandes del reino y otras mercedes, conforme los méritos de cada uno, con los mismos fueros y preeminencias que los españoles, capaces del lucimiento de carrozas, libreas, espadas y demás cosas, sin excepción alguna. Lo trece. Lo mesmo de los demás géneros de gente de cualquiera calidad o condición que sea, sin que en adelante haya desigualdad en lo tocante a ser capaz del premio merecido en ninguno, como hemos dicho, pues todos son libres y hijos de su hazañas en adelante, y capaces así en lo eclesiástico como en lo secular y milicia como los españoles. Lo catorce. Que porque sigue grave desconcierto a la república y al avío de lo necesario en tan breve libertad y tan repentina de los esclavos, y mucho detrimento a los vasallos que en las haciendas, trapiches, obrajes y otros empleos tienen impuesta su esperanza y remedio de todo, que padecerá con la ausencia de los que manejan, trabajan y alientan estos empleos, y luego será forzoso sentir grave desconsuelo en la pérdida a su parecer de los esclavos, mandamos que si los dichos dueños de las haciendas, obrajes, labores, o los amos de los oficiales luego al punto empezaren a pagar su trabajo personal como a libres que lo son, irán a asistir sin atreverse nadie a maltratarlos, pegarlos, herirlos, azotarlos, ni otra acción más que despedirlos si no son a propósito, como a españoles al fin. Y los amos, como hemos dicho, que se mostraren a tiempo defensores de esta libertad, serán recompensados en la pérdida de sus esclavos en más que equivalente restitución, aunque la compra no fue legítima pues como no lo fue la venta, pero escusaremos quejas ni agravios que lo parecen aunque no lo son. Lo quince. Los naturales que luego no acudieren a redemir su ve…ción de todas partes de los reinos, se quedarán tributarios y sujetos a los repartimientos, y los esclavos que no acudieren asimesmo con sus personas, administrando a nuestro ejército víveres y comida, a los cuales se les ha de pagar, y lo mismo los indios quedarán esclavos y los hijos que de ellos nacieren. Y los dueños que les impiden, además de
[f. 47 r]
perderlos serán castigados a su tiempo y ellos serán esclavos. Y las indias que no hicieran lo mismo, sus hijos serán tributarios también, aunque sus maridos acudan a su obligación, porque es es justo que desempeñen algún trabajo, pues participan también del provecho y libertad, grandeza y comodidad de todo. 16°. Los naturales, libres y libertados, si merecieron hábitos se les darán con bastante lucimiento y hacienda para sustentarlo, y sus informaciones se harán sin escrúpulo alguno, pues es notorio no participar ellos de ninguna raza judaica ni herética. Y los españoles que lo merecieren tendrán por nuestra dispensación licencia de hacer sus informaciones aquí en estos reinos, sin pasar a los de Castilla, y lo suplicaremos después a Su Santidad se sirva de concedernos las mismas bulas, gracias y indulgencias como al de Castilla, y facultad de nombrarlos y confirmación de los dados. Asimismo las informaciones, y para el Santo Oficio se harán con exacción aquí y los demás. 17° Que los beneficios eclesiásticos, obispados, canonicatos, arzobispados y cuanto toca al de Castilla el nombramiento, en adelante nos tocará a nosotros. Y actualmente corren pues Su Santidad los confirma por bien nombrados, y los vacantes nos tocarán en adelante. Que las doctrinas se vuelvan a los religiosos en la forma y manera en que estaban, y sean perpetuamente suyas. Y la limosna que les tocaba de vino y aceite, en habiéndolo cese por como fruto de la tierra, cese y se conmute en raíces que nombraren, para su sustento y gastos de sus capítulos generales. 18°. Que porque necesito de las santas oraciones de los siervos de Dios para que mediante ellas logren mis intentos el deseado fin, para su mayor servicio pido y suplico a todas las comunidades, así religiosos como religiosas, intercedan con su divina Majestad me alumbre y me encamine para mayor honra y gloria suya, y libertad y bien de estos vasallos. Y porque todo se encamine con más efecto, hago voto y promesa ante Dios nuestro señor de dar renta y señalar patrimonio a los conventos más pobres y necesitados en todo el reino como patrón suyo, y costear cada un año cien doncellas pobres y honradas, o ya por mí o por mi intervención, y esto mientras viviere. 19° Que los estados del marqués del Valle sean confiscados como inicuamente poseídos, y si hubiere legítimos herederos vivos y constare serlo, se les sea vuelto a cada año lo que le tocare, y mientras se averigüe se reparta a los beneméritos que en esta facción se señalaren. 20° Que suspenda su comisión el arzobispo electo de visitador general, y sean sueltos y perdonados cualesquiera delincuentes, y abiertas las cárceles públicas para que libremente salgan. Y lo mismo los pre
[f. 47 v]
sos por el santo oficio de la inquisición, menos los rebeldes y obstinaces en sus errores contra nuestra santa fe católica, y los relapsos sentenciados se ejecuten. Los demás sean sueltos y anotados por si reinciden, para que el santo tribunal proceda contra ellos. Que los oidores, alcaldes de corte y ministros de audiencias proveídos de Castilla en toda la Nueva España ejerzan sus oficios mientras hubieren, y pidan nuevos favores conforme sus méritos, letras, justicia y calidades. 21. Que los que fueron oficiales reales en propiedad sean de nuestro consejo de hacienda, los oidores sean del consejo real, los alcaldes sean oidores para nueva chancillería, los alcaldes de corte que se han de nombrar irán subiendo conforme sus méritos, y los demás pues de títulos y grandes de estos reinos se nombrarán conforme sus méritos y hazañas en estos empleos. Por tanto, atendiendo a la infinita misericordia de Dios nuestro señor y a la intercesión de su bendita madre nuestra señora, que nos alienta y inspira a esta justificada y heroica facción, amonestamos y exortamos a todos, de cualquiera calidad que sean, que con toda paz y tranquilidad se reduzcan a la razón y justificación propuesta. Y serán premiados con suma grandeza. Y obrando en lo contrario será forzoso (aunque con sumo desconsuelo de nuestro corazón, tan inclinado a la clemencia y benignidad y liberalidad), proceder con el furor militar que en estas ocasiones es permitido, y procurar reducirlos por armas. Que no se puede conseguir menos que poner a riesgo manifiesto las vidas, que en nosotros que lo seguimos será de premio eterno por juntarnos con la verdad y piadosa hazaña como sacudir el tirano yugo que tantos y tantos afligidos pueblos padecen. Y en los que resistieran no sólo peligra la salud temporal de la vida entre las armas sino la de la eterna, por cuanto intentan interrumpir la equidad y la verdad, el sosiego y la paz pública y el común descanso de todos. Lo que el cielo no permita, pues hemos visto ejemplos manifiestos de buen y de feliz acierto desde el principio del mundo hasta hoy con los que animan y emprenden semejantes hazañas deregidas al consuelo universal de todos, que se encamina primeramente al mayor servicio de Dios, para que sus criaturas le sirvan con mayores veras, como más libres, más contentos, más dueños de sus causas, más refrenados del vicio y más alentados a la virtud y justicia, que mediante el buen gobierno se alcanza. Bendita sea su divina majestad que así lo ordena, en honra y gloria suya por siglos de los siglos. [posible firma, borrada con tinta].

lunes, 8 de junio de 2015

Precursor de la independencia en México.

En la Biblioteca Digital Mexicana, puede accederse al documento que en la Nueva España escribió el inmigrante, conspirador, soldado, revolucionario y poeta místico irlandés Guillén de Lampart entre los años 1640-1642, hasta hoy en lo general, un olvidado precursor de la independencia de México. Dicho manuscrito lleva por título:
Proclama por la liberación de la Nueva España de la sujeción a la Corona de Castilla y sublevación de sus naturales.
Este personaje murió en la hoguera en 1659 en la ciudad de México, por desafiar a la Inquisición al promover este movimiento insurreccional en la Nueva España, para separarla de la Corona de Castilla y con ello emancipar a indios, esclavos y castas.
Patrimonio Cultural del Tecnológico de Monterrey, Biblioteca Cervantina.
http://bdmx.mx/detalle_documento/?id_cod=25&codigo=folio46a