martes, 1 de diciembre de 2020

Invitación a la lectura.

 

Leer es aprender, escribir es crear.

La lectura de un buen libro es un diálogo incesante

 en que el libro habla, y el alma contesta. 

  André Maurois.


 

Dr. Xavier A. López y de la Peña

La lectura en una habilidad adquirida que nos ofrece la oportunidad de tener conocimientos acerca del universo que nos rodea.

            La lectura nos enfrenta a una enorme cantidad de mundos tanto reales como imaginarios y, al ritmo de la trama desarrollada por el autor de la obra, ya trátese de un ensayo sobre el origen y desarrollo de la cultura de occidente, una poesía o una novela histórica, u otra, la lectura del mismo ya no sólo nos enfrenta con ella, sino que nos confronta. Sí, nos compromete con nuestras propias ideas, concepciones, creencias o saberes, y ello nos lleva a su vez, a compararlas y aceptarlas, modificarlas, rechazarlas o compartirlas. A su vez también, puede despertar en nosotros sentimientos varios: placer o angustia, pasión o recato, vergüenza o desdén, asombro o miedo, solidaridad o egoísmo, amor u odio, piedad o castigo, inquietud o paz y mucho más.

            La lectura entonces, puede moldear nuestro conocimiento ampliándolo tanto como cuanto queramos, incentiva la imaginación y crea nuevos significados en la visión personal del mundo que nos rodea. El ayer (pasado), hoy (presente) y mañana (futuro) están al alcance de cualquier lector decidido a abordarlo en una lectura y, a percibir con ello el impacto que pueda ocasionarnos tanto en nuestra razón como en nuestro corazón (sentimiento).

            La lectura en consecuencia, nos puede dar luz sobre nuestras propias incógnitas: ¿Qué sabemos sobre nosotros mismos, de nuestras relaciones con nuestros semejantes, sobre la naturaleza que nos rodea, sobre el universo? ¿Cómo podremos entonces comportarnos armónicamente con los otros? ¿Qué ideales perseguir? ¿Cuál es la mejor forma de convivencia? ¿Cómo resolver una situación problemática? ¿Cómo vivir equilibradamente como parte de un todo? ¿Cómo producir más trigo?, etc., etc.

            Es así, que sentimos el impulso por leer, por aprender sobre todo en el mundo y a conocernos, por saber de los otros, por comprendernos, por tolerarnos, por ayudarnos, por hacer y dar a nuestra propia vida un sentido.

            La lectura también nos puede ofrecer diversas representaciones simbólicas. Por ejemplo, en un estudio realizado en México con participantes adultos de nivel socioeconómico medio y bajo, la lectura simbolizó (además de la adquisición de cultura) “culpa y placer; puede ser la posibilidad de escapar de un mundo poco satisfactorio a otro más completo, más amplio, ilimitado; pueden viajar a lugares inaccesibles de otro modo; les salva de la tristeza, del miedo, de la mediocridad. Es poder, superación, reto; también, es tedio, aburrimiento, testigo silencioso de su condición, de su escasez, de sus limitaciones; es envidia, desafío, logro”.[i]

            Se sabe que actualmente en México, una persona lee en promedio 3.8 libros al año. Sin embargo, y eso es la calamidad, ¡sólo 2 de cada 10 de dichos lectores comprende totalmente el contenido de lo que leyó!

            Además, debe saberse que leer un libro no significa, necesariamente, leer cualquier libro. Si bien hay una tendencia personal a seguir un determinado tipo de lectura, definitivamente puedo asegurar que hay tanto buenas lecturas como malas.

            Como dice José Luis García Martín en su libro Lecturas buenas y malas (Ed. Renacimiento 2014): ¿Detesta que no se respeten las jerarquías literarias y alguien se permita poner en cuestión vacuas erudiciones o generalizaciones sin fundamento? no lea este libro. ¿Le gusta que la crítica literaria se convierta en un educado intercambio de favores? no lea este libro. ¿Detesta las reseñas literarias, pero le encanta que le cuenten historias? lea este libro. ¿Le gusta que le lleven la contraria de forma razonada, apasionada e inteligente? lea este libro.

            De manera general, como con la cata y el gusto por los vinos, en que hay que probarlos y aprender, poco a poco, a descubrir en ellos su dulzor, acidez, taninos, textura, cuerpo y sabores; en el caso concreto de los libros, habremos de enseñarnos a saborear el verso o la prosa ágil, el argumento, la fuerza de su o sus personajes, el mensaje que nos ofrecen, lo que nos revelan, aportan y enriquecen; los sentimientos que nos despiertan y los mundos, circunstancias y vivencias a las que nos transportan.

            De esta manera, por ejemplo, la lectura de los poemas tradicionalmente atribuidos a el griego Homero, de la Ilíada y la Odisea (redactados del siglo VIII al VI), la opera prima de la literatura occidental que nos ofrece la expresión racional del ciudadano dominante emancipado del mundo griego, nos abre las puertas del conocimiento a la cultura occidental de la que somos sus herederos; del pensamiento griego que iluminó el camino de la razón y del orden dando paso a la filosofía, el arte y la ciencia; surgiendo así mismo, los invaluables conceptos de la democracia, la libertad y la cultura. Para seguir luego con el conocimiento y lectura de Los diálogos de Platón, en el que Sócrates basa sus enseñanzas en la búsqueda de la justicia, amor y virtud siguiendo un método dialéctico e inductivo; siendo por ello reconocido como el “mayeuta” o partero de las ideas.

            También es interesante aclarar que un libro puede contener en sí, innumerables ideas o constructos derivados de varios tiempos y culturas, entre los que se ha establecido una conexión, una manera de múltiple diálogo, cuya variedad ha sido recogida e interpretada en ese libro por un particular autor. En seguida, el ulterior lector de dicho libro, modelará entonces el destino de la obra basado en sus propias ideas, interpretaciones y posibles aportaciones en otro libro (si fuese el caso); por lo que, como se ha dicho, la unidad del texto no está en su origen, sino en su destino, (por lo que) este destino ya no puede seguir siendo personal…[ii]

 

            Finalmente e invitando a todos a leer, compartimos esta frase del pensador chino Confucio:

 

"No importa lo ocupado que piensas que estas,

debes encontrar tiempo para leer,

o entregarte a una ignorancia autoelegida".

 



[i] . Óscar Ocampo de la Torre. Lectura y cultura: lo que significa leer en los municipios de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga en el estado de Jalisco. Tesis de Maestría en comunicación. ITESO México 2004, p. 62. Disponible en internet en: https://rei.iteso.mx/bitstream/handle/11117/2412/oscar_ocampo.pdf?sequence=2

[ii] . Roland Barthes. La muerte del autor. Disponible en internet en: http://www.enriquevilamatas.com/textos/textbarthes.html

domingo, 1 de noviembre de 2020

Apocalipsis, Covid-19 y pacientes.

 

Apocalipsis, la pandemia por SARS-Cov2

y la vulnerabilidad del paciente.


 

Años de descuido han perjudicado a muchos hospitales de México.

Ahora, durante la pandemia, algunos pacientes mueren por negligencia o errores que,

a decir de médicos y enfermeros, se pueden evitar fácilmente.[i]

 

A la memoria de mi amigo Ramón Bravo Guerra.

 

Dr. Xavier A. López y de la Peña.

 

Me permitiré construir una metáfora[ii] entre los cuatro jinetes del Apocalipsis (título del último libro del Nuevo Testamento, palabra derivada del griego y que significa “revelación”, o de otra manera fin catastrófico) y la pandemia por Covid-19 que a todos nos afecta ya directa o indirectamente, entreverado con los trastocados derechos y garantías de los que, directamente la sufren: los pacientes.

Sobre el cabalgante del caballo blanco, o de la Conquista:

            Se lee en el Nuevo Testamento: Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer. Ap. 6,23.

            Una interpretación de este pasaje, sostiene que se hace referencia a la triunfante propagación del Evangelio; una expansión que triunfa gracias al apoyo político.

            Refirámonos entonces aquí a este jinete del caballo blanco como al virus SARS CoV-2 (…y le fue dada una corona, de allí coronavirus) que inició su propagación por el planeta el 17 de noviembre de 2019, en la persona de un ciudadano chino de 55 años de edad, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China, y que, gracias al hermetismo político de las autoridades de salud locales, se impidió que su reconocimiento se hiciera hasta enero de 2020.[iii]

Del jinete que cabalga el caballo rojo, o de la Guerra:

            Se lee en el Nuevo Testamento: Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande. Ap. 6,3-43[iv]

            Es entonces que el personal de salud (médicos, enfermeras/os, auxiliares, laboratoristas, radiólogos, sanitaristas, epidemiólogos y más), se aprestan a la lucha contra el ataque del nuevo virus. Así, la guerra ha comenzado. Sí, me refiero a la guerra como el vocablo proveniente del germánico werra, que significa desorden o pelea. Entonces se planean estrategias, se ponen aprueba fármacos, se alistan camas, hospitales, clínicas. Poco a poco se pasa del asombro al pánico, de la zozobra a la acción, de la falta a la improvisación y de la prevención a la restricción.

Sigue el jinete que cabalga el caballo negro, o del Hambre:

            Se lee en el Nuevo Testamento: Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: «Ven». Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano. Ap. 6,53

            La balanza indica la forma en la que el pan se pesa en los tiempos de hambruna, sí, la hambruna como consecuencia de esta guerra, de la batalla seguida contra el virus que paraliza por el creciente número de víctimas, por el descalabro institucional, social y familiar que acarrea, y por el impacto causado a la infraestructura productiva, económica y comercial.[v]

            Actualmente 10 países padecen una grave crisis alimentaria (hambruna): Yemen, República Democrática del Congo (RDC), Afganistán, Venezuela, las zonas sahelianas del África Occidental, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur, Siria y Haití.

            Las Naciones Unidas han advertido de hambrunas de "proporciones bíblicas" como resultado del COVID-19 y de las medidas para contenerlo, y se estima que el número de personas en situación de hambruna crítica aumentará a 270 millones antes de finales de año, lo que representa un aumento del 82 % desde 2019.[vi]

Y finalmente del último jinete, el que monta el caballo bayo, o de la Muerte:

            Se lee en el Nuevo Testamento: Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: «Ven». Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra. Ap. 6,7-83.

            La guerra arroja, hasta ahora, los siguientes resultados:

            Los casos de Covid-19 en el mundo alcanzaron este domingo (10 octubre) la cifra de 37 267 921 contagios y las muertes por coronavirus llegaron a 1 073 780.

            Estados Unidos se mantiene como el país más afectado por la pandemia, con al menos 7.7 millones de casos confirmados y 214 379 fallecimientos. Brasil, con 5.05; y Rusia con 1.2. Después se encuentra Colombia con 894 mil casos; Argentina con 871 mil; España con 861 mil; y Perú, con 843 mil.

            Al día de hoy (11 de octubre), México acumula 814 328 casos de Covid-19 y 83 mil 642 muertes, lo que lo convierte en el noveno país con más contagios en el mundo y el cuarto con más fallecimientos por el virus.

Sin dudarlo, esta cabalgata apocalíptica afecta a todas las personas.

            Pero… a la sombra de esta feroz batalla se esconde el drama de la persona enferma, de su vulnerabilidad acentuada ante esta particular epidemia. Si de antemano sabemos que los derechos y libertades del paciente han estado desigualmente sometidos al arbitrio del poder médico, ahora llega el jinete del caballo blanco (virus SARS-Cov2) a complicarle aún más su existencia y, muy probablemente, su supervivencia.

            La pandemia llega a México con el primer caso de Covid-19 detectado el 27 de febrero de 2020, en donde el sistema de salud del país “está hecho un desastre tras años de negligencia y corrupción en la compra y distribución de medicamentos, falta y abandono de hospitales, insuficiencia de personal de salud (médicos, enfermeras/os, laboratoristas, etc.), de material y equipamiento, y la muerte de innumerables personas por problemas en los servicios sanitarios”.[vii]

            Además, “las muertes sin sentido son las que más atormentan a médicos y enfermeros: el hombre que murió porque un enfermero inexperto desconectó su ventilador. El paciente que murió de choque séptico porque nadie monitoreó sus signos vitales. Las personas cuyos tubos respiratorios se obstruyeron después de ser abandonadas en sus camas de hospital durante horas” y mucho, mucho más.[viii]

            Dificultad para hacer el diagnóstico por falta de pruebas, o porque son inaccesibles; internamiento bajo aislamiento estricto si hay camas disponibles y si se puede pagar, en su caso, privados de familiares, amigos y de toda comunicación con ellos.

            Con frecuencia y particularmente en los servicios públicos de salud (IMSS, ISSSTE, SSA, etc.) no sabemos quién o quiénes son los responsables directos de la atención del paciente (un infectólogo, un internista, un médico general o familiar, un inmunólogo, un neumólogo, un intensivista, un anestesiólogo, un reumatólogo o ginecoobstetra, etc.), o si está calificado para ello: ¿ha llevado un entrenamiento específico para tratar pacientes con Covid-19? ¿sigue un plan de atención determinado o estándar? ¿le dan el tratamiento adecuado? ¿está siendo supervisado o monitoreado? ¿quién informa de su condición a su familia? ¿le dan alimentación adecuada, incluso nutrición parenteral si ello fuese necesario? ¿lo asean? ¿le toman radiografías, tomografías, gammagrafías, y otros oportunamente? ¿quién se ocupa del ventilador mecánico o de sus sondas o catéteres?

            La danza de Los Derechos del Paciente[ix] está, ciertamente trastocada y frecuentemente incognoscible para sus familiares y para nosotros, los amigos que perdimos a un querido colega y amigo bajo estas circunstancias.

            Siguen en pie las preguntas que hace años he planteado:

            ¿Quién seguirá sufriendo y llorando por la discapacidad, o quizá la muerte, de un ser humano a causa de la negligencia, impericia o dolo del mal proveedor de servicios de salud?, ¿qué hace falta para que la sociedad en su conjunto exija del proveedor de servicios de salud un tratamiento justo, igualitario, de calidad y responsable, y se establezca en la ley la norma que ampare al paciente?[x]

            El ataque del jinete blanco es feroz y se extiende por toda la tierra.

            Ojalá que nuestros colegas, aquellos jinetes del caballo rojo, no soliciten inmunidad (impunidad, diría yo con más propiedad) contra posibles demandas por negligencia, impericia o dolo en su hacer luchando por salvar al paciente con Covid-19 (como lo han hecho y obtenido hasta ahora en Puerto Rico, Nueva Jersey, Nueva York, Michigan, Massachusetts, Illinois y Connecticut; en trámite Pensylvania), con lo que se demuestra, una vez más, la extrema asimetría en la relación paciente-médico que deja al paciente en su máximo grado de indefensión, y sigan en esta lucha contra la enfermedad con la frente en alto, velando siempre por su mejor hacer hipocrático y resiliente en beneficio de la salud de su paciente. A su lado, como únicos cercanos defensores del mismo, por ahora.

            Y que las instituciones encargadas de velar por la vida y salud de los mexicanos, elaboren oportuna y continuamente un plan de capacitación, supervisión y auditoría sobre esta “nueva normalidad” de atención médica en el país, para rectificar yerros, ampliar beneficios, mejorar estrategias y castigar, en su caso, a los que fueren culpables como lo previene la ley.

#NiUnPacienteMasMalAtendido.

 

            Como señala Darío Echeverri, después de todo esto no debemos ser los mismos, debemos pensar en una sociedad más civilizada, más justa, respetuosa del medio ambiente, equitativa, exigente con el cumplimiento de las normas y más rígida ante la corrupción y la violación de los derechos humanos.[xi]



[i] . Natalie Kitroeff y Paulina Villegas. The New York Times. Publicado 28 de mayo de 2020. Actualizado 10 de agosto de 2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2020/05/28/espanol/america-latina/mexico-hospitales-coronavirus.html

[ii] . Contrario a lo que apunta Hanna Meretoja, “que usar metáforas de guerra para atribuir el protagonismo a los pacientes, trabajadores de la salud y al público en general es profundamente problemático. Los trabajadores de la salud no son soldados, ni los pacientes son combatientes, como que tampoco el virus es el enemigo”. Open Democracy. Dejemos de narrar la pandemia como una historia de guerra. 20 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.opendemocracy.net/es/dejemos-de-narrar-la-pandemia-como-una-historia-de-guerra/

[iii] . Infobae. Una investigación dio con la fecha exacta del primer caso de coronavirus en el mundo. 13 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/13/una-investigacion-dio-con-la-fecha-exacta-del-primer-caso-de-coronavirus-en-el-mundo/

[iv] . Apocalipsis. Consultado en internet el 12 de octubre de 2020 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Apocalipsis#Los_Cuatro_Jinetes_del_Apocalipsis

[v] . Jorge Fernández Menéndez.La pandemia no es una guerra. Excelsior, 8 de mayo de 2020.

[vi] . OXFAM. Disponible en: https://www.oxfam.org/es/el-mundo-al-borde-de-una-pandemia-de-hambre-el-coronavirus-amenaza-con-sumir-millones-de-personas

[vii] . Alberto Nájar. Coronavirus en México: la enorme crisis del sistema de salud que complica al país atender la pandemia de covid-19. BBC News Mundo, México 14 abril 2020. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-51923474

[viii] . The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2020/05/28/espanol/america-latina/mexico-hospitales-coronavirus.html

[ix] . Aline Albuquerque y Kalline Eler (coordinadoras). Derechos humanos de los pacientes y COVID-19. Observatorio de los derechos de los pacientes. Programa de graduado de bioética de UNB. Brasilia, abril de 2020. doi: 10.13140 / RG.2.2.12549.29923

[x] . Xavier A. López de la Peña. Los Derechos del Paciente. Editorial Trillas, A.A. de C.V., México 2010, pp. 6-7.

[xi] . Darío Echeverri. Entre guerras y pandemias ¿volveremos a ser los mismos? ¿Hay duda de la resiliencia de la humanidad? Revista Colombiana de Cardiología. 2020 March-April; 27(2): 73–76. Published online 2020 Jun 4. Spanish. doi: 10.1016/j.rccar.2020.04.003

jueves, 1 de octubre de 2020

Conciencia social.

 

CONCIENCIA SOCIAL ¿QUÉ ES?

 

Tu verdadera acción social,

es sembrar conciencia.

 

Alejandro Jodorowsky

 


Dr. Xavier A. López y de la Peña

 

            Es frecuente escuchar hablar sobre la conciencia social y, dentro del contexto en que se maneja, se percibe que se refiere a una necesidad humana, a algo importante que debe tenerse en referencia a una percepción inherente de lo humano en la dinámica social.

 

            Conciencia entendida como la condición mental a través de la cual, una persona puede interactuar con la realidad que le rodea, y a través de ello, interpretarlo.

 

            Luego así, conciencia social es tener la capacidad reflexiva acerca de las interrelaciones humanas tanto a nivel personal como comunitario, el qué, cómo y porqué de las situaciones desde la perspectiva a extremos tanto como sea posible, es decir, mirando a uno y otro lado de las cuestiones, buscando mantener una postura de equilibrio entre ambos con base en el respeto a la autonomía y libertad del ser humano y, a través de acciones, incidir sobre ellos en la medida de las posibilidades en forma razonada, para construir una sociedad capaz de vivir  en términos de convivencia cada vez más equilibrada y armónica.

 

            Es, en pocas palabras, cuestionarse sobre el entorno racionalmente y actuar; dado que el sólo "conocer" sin "hacer", representaría el más alto grado de avaricia de conciencia.

 

            Asimismo, la profundidad en la concepción que pueda tenerse acerca de la conciencia social, estaría determinada por el nivel de cultura que la persona pueda poseer, de la información a la que pueda acceder y de sus posibilidades intelectuales que permitan el análisis lúcido para conducir sus acciones y propuestas, para generar el cambio que su pensar considere legítimo, viable y factible.

            La vida en sociedad nos impone un número variable de reglas y normas de conducta a seguir que cada sociedad ha establecido acorde con su trayectoria histórica y que incluye, por supuesto, los procesos que conformaron su particular "modo de vivir", ya sea en la esfera medio-ambiental, moral, religiosa, académica, legislativa, económica, filosófica, científica, etc., y es, en base a este entorno, como la conciencia social se modela en los individuos, matizando entonces su percepción de lo "bueno" y lo "malo", lo "conveniente" de lo "inconveniente", etc., dentro del lugar y tiempo en que cada persona ha vivido y vive.

 

            Por ejemplo, quienes vivían en el entorno ideológico marxista, la conciencia social se moldeaba hacia el empoderamiento de la clase trabajadora en contra de la burguesía opresora (lucha de clases); otros, se relacionaban estrechamente a grupos ideológicos religiosos y entonces, su conciencia social se orientaba a seguir las pautas determinadas para entender al mundo acorde a una particular visión, y de actuar en consecuencia (dogma de fe).[i]

 

            Ahora se está abriendo paso una nueva conciencia social más universal -no sólo y en torno sobre los temas de injusticia y exclusión-, de tono reivindicativo, y orientado a la salvaguarda de las libertades y derechos, en donde se propugna por la protección de los derechos inherentes y fundamentales del ser humano, promoviendo el valor de la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles, y la tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio.

 

            La adquisición de la conciencia social es con ello, un ejercicio de aprendizaje cotidiano que madura el intelecto a través de apropiarse, esto es, de hacer propios los problemas que inciden de alguna manera considerada como buena o mala, conveniente o inconveniente, necesaria o innecesaria, etc., en la sociedad en la que se vive, de una manera reflexiva. Y ello conduce a dirigir el esfuerzo razonadamente equilibrado por la búsqueda de soluciones al considerado conflicto presente o futuro, ya que nada se puede hacer sobre lo pasado. Es, en síntesis, tener conciencia de los problemas de la sociedad.

 

            Si la sociedad reconoce que el cambio sufrido por la industrialización y su modo de producción genera contaminación de la tierra, del aire y del agua, destrucción de bosques, fractura de ecosistemas, sobreexplotación de recursos, pérdida irreparable de flora y fauna e impacto consecuentemente adverso para el mismo ser humano en múltiples órdenes, y se lucha propositivamente por encontrar soluciones, entonces puede decirse que se tiene conciencia social; en este caso de que tiene más adecuadamente, conciencia ecológica o ambiental.

 

            Conciencia social es también ejercer un compromiso solidario en la solución del o los problemas, es la asunción de actitudes que miren por fuera del yo hacia el tú y el nosotros. Es participar en la construcción de una vida en sociedad perfectible y no ser un mero ente pasivo. Es sentir el conflicto generado a nuestro derredor y convertirse en actor en el escenario de la vida y no permanecer sólo como un espectador apático e indolente.

 

            Conciencia social es reaccionar ante lo que lesione el interés humano, que lo limite, coarte o soslaye de alguna manera, o por algún otro motivo.

 

            Cada uno de nosotros debería reconocer, enfrentar, denunciar y vencer las fuerzas opositoras a la creación de la conciencia social que, de manera injusta, ya sutil (subliminalmente) o descaradamente, ejercen sus acciones para que el ser humano permanezca ignorante de sus derechos, sea explotado, controlado y sometido por los intereses mezquinos de quien detente el poder (ideológico, político, económico o social) y lo administre equivocadamente. La clave para la lucha radica en que cada persona se preocupe por adquirir información, porque la misma pueda llegar a él y él pueda acceder a ella; porque la reciba sin ser tamizada, tergiversada o censurada, y en forma oportuna.

 

            El conocimiento adquirido a través de dicha información y madurado, proporciona el substrato que la persona requiere para conformar su conciencia social sobre el entorno, y le dará el poder para confrontarlo y modificarlo si fuere necesario. Dicha información le proporcionará las herramientas que activen su intelecto y que deberán fluir en acciones tendientes a establecer relaciones armónicas, respetuosas y dignas entre los seres humanos.

            Si la información constituye el basamento para la conciencia social, el eje lo conforman los valores personales. ¿Cómo podría actuarse con justicia ante la miseria (información -base-) si no se tiene adquirido un concepto sobre el justo reparto de la riqueza, de las necesarias oportunidades de empleo, de la educación, de la equidad, etc., (valor -eje-)?

 

            Podrá decirse que se comprende un problema social, pero, ¿se tuvo la información correcta y oportuna? y que se procede correctamente, es decir, ¿la acción tiene un valor justo?

 

            Qué es bueno o malo depende de la formación individual en primer término (conciencia personal) y secundariamente de la formación social (conciencia colectiva o conciencia social) que a su vez retroalimenta a la primera.

            Si el valor de lo bueno o lo malo se estructuran en la persona hacia sí y a los demás en términos de respeto, libertad, solidaridad, subsidiariedad, responsabilidad y justicia, su proceder será armónico. En tanto que, si no encuentra una respuesta concordante y recíproca a sus valores, habrá de luchar por conseguirla de una u otra forma.

            El hombre o la mujer que enfrentan el reto con una conciencia personal informada y con valores constituyen el motor que habrá de dar a la comunidad la conciencia social que eleve su bienestar en todos los órdenes.

            Se preguntaría uno: ¿soy justo -conciencia personal-? y ¿hay justicia -conciencia social-? El yo y el tú del "nosotros".

            Desempleo, carestía, marginación, discriminación, prepotencia, represión, miseria, analfabetismo, imposición, insalubridad, pobreza, intimidación, injusticia, desinformación, explotación, ignorancia, allanamiento, expropiación, aislamiento o reclusión y más, amigo lector. ¿Le dice "algo" a su conciencia?, ¿Lo "siente" cerca o lejos? y ¿Qué hace su conciencia personal y su "conciencia social”?

 

            Finalmente, ligamos lo anteriormente dicho con el asunto de la pandemia actual que nos agobia, y convenimos con lo que dice Francisco Igea: “no es el momento de decretar un confinamiento, ni un Estado de Alarma, pero sí de llamar a la conciencia social”.[ii]

 

Esto quiere decir que, más allá de tener #SóloConcienciaPersonal, debemos avanzar, compartir y participar en la #ConcienciaSocial; por lo mismo, #QuédateEnCasa, #RespetaLaSanaDistancia, #UsaCubreboca, #LávateLasManos, #AyudaAquienPuedas y #EsperaLaVacuna.



[i] UNHCR/ACNUR. Fundamentos y evolución de la “conciencia social”. Julio 2016. Consultado en internet el 20 de septiembre de 2020 en: https://eacnur.org/blog/fundamentos-evolucion-del-concepto-conciencia-social/

[ii] . Castilla y León. Europa Press. Disponible en: https://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-igea-no-momento-decretar-confinamiento-estado-alarma-si-llamar-conciencia-social-20200919183336.html

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Eutanasia.



EUTANASIA, PALABRA POLISÉMICA
Y TEMA ESCABROSO.

Se ha dicho que la Eutanasia [buena muerte]
deberá ser objeto de disposiciones legales claras y precisas hasta donde sea posible.
Hay que pasar del jus conditum al jus condendum, es decir,
del Derecho ya establecido, al Derecho por establecer.
En esto no hay gran novedad: A lo largo de los siglos las nuevas
situaciones han exigido siempre nuevos ordenamientos legales.[i]


Dr. Xavier A. López y de la Peña

               La legislación en salud de México consigna por primera vez en su historia la palabra Eutanasia, en el Artículo 166 Bis 21 de la Ley General de Salud, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de enero de 2009 diciendo:

Artículo 166 Bis 21. Queda prohibida, la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por piedad, así como el suicidio asistido conforme lo señala el Código Penal Federal, bajo el amparo de esta ley. En tal caso se estará a lo que señalan las disposiciones penales aplicables.

            Seguramente ha sido así, porque el termino produce escozor al escucharlo, un temor irreverente a discutirlo y un miedo pánico, lógicamente, a registrarlo por escrito con sus reflexiones consecuentes ya sea a favor como en contra.
            Hoy, los temas de la vida y de la muerte están en los labios de la sociedad en formas inimaginables a como estaban a principios de siglo. El genoma humano, la base estructural de la vida, ha sido descifrada; se manipulan ya las propias células germinales y se abre camino a pasos agigantados la clonación de mamíferos, incluyendo a los humanos; se discuten acalorada e interminablemente los temas del aborto, la contracepción, el suicido médico asistido y la eutanasia, entre otros, en otras latitudes. En México estos tópicos todavía representan mayoritariamente un tabú.
            La Eutanasia, de las palabras griegas eu y thanatos, que juntas significan “buena muerte” o “muerte suave”, parece ser sin embargo y así de golpe, un vocablo que en nada debería atemorizar. No obstante, su significado es polisémico, por ejemplo: la palabra buena o bueno¸ tiene un significado variable ya sea utilizado en asuntos políticos, morales, económicos, legales, sociales y más, y muerte se asocia con la llamada muerte digna, el derecho al suicidio, a dejar morir, al suicidio asistido o matar por compasión y otras más.

            La muerte es un evento propio de la misma vida. Es el marcador de una etapa que los seres vivos invariablemente habremos de cumplir. La muerte, por tanto, dulce y buena (eutanasia) se contrapone con la muerte amarga, difícil, dolorosa, conocida con el término de Distanasia, palabra formada a partir de los vocablos griegos también de dis que significa obstáculo o dificultad y el thanatos, muerte, ya referido.             La Eutanasia (buena muerte), sin embargo, se entiende de forma general como la muerte directamente buscada de una persona (con su consentimiento o sin él) para acortar sus sufrimientos o para librarlo de una «vida indigna».[ii]
            Distanasia es “la práctica que tiende a alejar lo más que sea posible a la muerte, prolongando la vida del paciente, del anciano o del moribundo, sin esperanza de vida, desahuciados, utilizando todos los medios disponibles, aún los extraordinarios, muy costosos en sí mismos o en relación con la situación económica del enfermo y de su familia[iii]” y es también un término conocido como “encarnizamiento terapéutico”. Forma considerada moralmente reprobable que se convierte, de hecho, en un robar indignamente la muerte a nuestros semejantes. Representa el enajenar la conciencia personal o colectiva en una lucha desigual contra lo inevitable por el mero seguir hasta donde sea y a costa de lo que sea, por mantener un corazón latiendo en un ser humano, de hecho, ya muerto.
            La muerte de un ser humano cuando se conjuga en activo matar premeditada o imprudencialmente es un homicidio, matar o dejar morir con fines piadosos, por compasión y bajo determinadas circunstancias es Eutanasia.
            La Eutanasia suele conocerse a su vez en las forma activa o positiva, cuando se procura la muerte para librar del dolor o del sufrimiento a una persona desahuciada; Eutanasia pasiva o negativa, cuando se actúa evitando sufrimientos y dolores a la persona, y se deja llegar a la muerte cuando ya no hay esperanza alguna de vida. Esta última forma, para complicar más el asunto, suele llamarse ahora Adistanasia (de la misma raíz que distanasia, pero con la “a” privativa), esto es, dejar morir en paz sin poner obstáculos a la muerte.
            Médicamente se tiene la misión y obligación de preservar la vida de los seres humanos, pero se habla de vida en sentido amplio entiéndase bien, no de preservar la vida biológica únicamente. De hecho, se ha hecho referencia a que un criterio importante para actuar en favor de la vida, con los recursos que puedan tenerse disponibles, y ello estriba en que se tenga la posibilidad de que la persona alcance en vida un desarrollo sensato de su libertad humana, la cual debe estar ligada invariablemente a la recuperación de su vida consciente[iv].
            La Eutanasia y sus diversas formas de nombrarle, polarizan sensiblemente las opiniones. El corazón y la razón entran en serios conflictos personales, familiares y comunitarios entre los que juegan papeles importantes los deseos, expectativas e intereses de muy diversa índole sobre el asunto eutanásico.            Sin embargo, ya debe darse a la Eutanasia el lugar que le corresponde en el léxico común y en el lenguaje jurídico e implantarse en las normas de salud, civiles y penales de forma amplia. Es ya mandatorio que se legisle en torno a este asunto y se abra la sociedad ante este fenómeno tan añejo y tan cercano a todos, tan cotidiano como la muerte misma.
            La muerte del ser humano en la actualidad (como siempre) se relaciona directamente con la eutanasia, aunque se le soslaye en la legislación y resulte palabra prohibida para nuestros labios. Se hace y vive la eutanasia (como muerte dulce, suave) en el morir diario de nuestros semejantes, se decide eutanásicamente en torno a ello y pensamos eutanásicamente en nuestra propia futura muerte.
            La Eutanasia voluntaria, la que se realiza a solicitud del paciente, ha merecido grandes titulares en la prensa mundial y se ejecuta (en otros países) con el consentimiento informado previo y por escrito del solicitante. Esta forma de Eutanasia parece que no está exenta de controversias ante la posibilidad de que la solicitud no hubiese sido hecha atendiendo al propio bien de la persona. Quizá dicha petición se hubiere fundado en el supuesto de que con su muerte se libraría de una posible carga a sus familiares, o tal vez que su decisión estuviere basada en una información incompleta y por tanto se hubiese hecho una falsa impresión de sus expectativas de vida, de su calidad de vida y otras. Una decisión realizada por una persona con una importante depresión podría desvirtuar de forma diametralmente opuesta, sus deseos reales, etc.
            La Eutanasia voluntaria puede semejarse al también controvertido suicido médicamente asistido como el que fomentaba el patólogo estadounidense retirado Dr. Kevorkian quien utilizaba un aparato de especial diseño listo para que el solicitante lo accione y se muera. La mayor parte de los argumentos contra la Eutanasia voluntaria o el suicidio médicamente asistido vienen del terreno religioso, el judeo-cristianismo y el islamismo básicamente, ya que consideran a la vida como un don que no le pertenece a la persona y por tanto no puede disponer de ella a voluntad. Este pensamiento se opone al concepto de la persona dueña de sí y en el ejercicio pleno de su autonomía que puede decidir qué hacer consigo mismo.
            El argumento o la Tesis (así le llama su autor) propuesta por el Dr. Mauro Rodríguez en este sentido de ejercer la autonomía, está formulada de la siguiente manera y le llama Tanasia (corresponde aproximadamente al Living Will propuesto y ejercido en E.U.A. y otros países o a la “Voluntad anticipada” como ocurre ahora aquí en México), para distinguirla de la Eutanasia en la que se infiere que “otro” decida sobre la propia muerte:
            Una persona puede ordenar la propia muerte cuando a su propio juicio o al de una persona que ella designe ante un notario, ya haya vivido lo suficiente y además un serio dictamen médico le atribuya una enfermedad grave, incurable y terminal.
            A favor de la Eutanasia voluntaria positiva se esgrimen, entre otros, los considerandos de que el ser humano que padece una enfermedad terminal o incurable ha venido a ser inútil para su familia, para la sociedad y para él mismo; que se encuentra incapacitado para cumplir con deberes y que la prolongación de su sufrimiento es un mal mayor que procurarse una muerte inmediata que de cualquier forma habrá de llegar. Es insensato pretender conservar la vida de una persona que no quiere vivir más y oponerse a su libre decisión como detentor absoluto, dueño de sí y, por tanto, de su vida o muerte.[v]
            Como argumentos en contra de la Eutanasia voluntaria se tiene el peso de la tradición occidental y la filosofía teísta que señala a Dios como poseedor único y en dominio directo de la vida humana. En otra esfera y en base a la naturaleza humana racional, ¿qué razones podrían esgrimirse para solicitarle al médico o a otra persona que ponga fin a su vida?, ¿la liberación -con la muerte- del dolor o sufrimiento al que todos tememos, es mejor o más digna que la búsqueda de recursos que lo alivien?, ¿la decisión autónoma, puede dejar de estar matizada por presiones e intereses económicos, sociales, políticos o familiares?, ¿quién será el encargado de ejecutar la voluntad del requirente?
            Como posición intermedia surge hace algunos años el término de Ortotanasia, neologismo formado del griego orthos, recto, justo y thanatos, muerte y que se refiere a la muerte justa, equilibrada, recta para hablar de la postura que “tiende a conocer y respetar el momento natural de la muerte de cada ser humano y sus concretas circunstancias, sin querer adelantarla para no incidir en la Eutanasia [activa] reprobable, ni tampoco prolongar artificialmente cualquier tipo de vida con medios desproporcionados, para no caer en el extremo opuesto de una Distanasia, también reprobable; aunque siempre dejando actuar e intervenir la relativa libertad de conducta que permite y exige la racionalidad humana, frente a una pasividad meramente animal”.[vi]
            La muerte, el thanatos está en cada uno de nosotros como nuestra propia sombra, y todos aspiramos a una buena muerte, a una Eutanasia; palabra y reflexión compleja, tormentosa, rodeada de prejuicios, simbolismos, tradiciones y variables circunstancias que habremos de afrontar tarde o temprano.
            La deontología médica y la moral (que no la ley en algunos países) se oponen y reprueban a la Eutanasia activa y directa sea esta voluntaria o involuntaria. En tanto que acepta a la Eutanasia pasiva o indirecta que deja que la muerte llegue cuando tenga que llegar librando al ser humano de dolor y sufrimiento en la medida de las posibilidades, respetando siempre la autonomía de la persona y acompañándole en el último tramo del vivir, solidaria, digna y humanamente[vii]. No constituido en su verdugo directo o indirecto.

            La demoscopia nacional sobre el tema llevada a cabo en el año 2016, fue realizada por Investigación en salud y demografía, S.C. (INSAD), quien hizo el levantamiento de la Encuesta Nacional sobre Muerte Digna para la Asociación Civil Derecho a Morir con Dignidad A.C. (DMD), en la que se concluye que un número mayor de mexicanos se muestra a favor de la eutanasia y el suicidio médicamente asistido, y desean que las leyes se modifiquen para regular su práctica, evitando con ello el dolor y sufrimiento que se tiene antes de que la muerte llegue.[viii]

            Finalmente, podemos decir que el ser humano debería ser capaz de decidir sobre su partida y cantar a la vida en su ocaso como Amado Nervo nos legó con su poema EN PAZ, despidiéndonos con serenidad, tranquilidad, dignidad y entereza de la vida «eutanásicamente», acompañados por nuestros seres queridos y lejos del enajenante silbido de monitores, del ambiente ajeno, aséptico e impersonal de una clínica u hospital, invadido por cánulas, sondas, catéteres y más, lejos de aquellos insensibles cancerberos luchadores contra la muerte que no, en algunas ocasiones, nuestros verdaderos aliados en el tramo final de nuestra existencia.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que, si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡Mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en mi camino tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


[i] . Doctor en psicología, Mauro Rodríguez Estrada. La nueva Tanasia. Ediciones Botas S.A., México 1989 p. 57.
[ii] . Alfons Auer. Problemas éticos de la eutanasia y de la prolongación artificial de la vida. En Ética y Medicina (varios autores). Ediciones Guadarrama. Madrid (España) 1972 p 174.
[iii] . Ortelano A. Problemas actuales de moral, 1980. Citado en: El ser humano y su dignidad ante la muerte. Soc. Internacional Pro-Valores Humanos E. Fromm y S. Zubiran, A.C. 1989, México, p. 76.
[iv] . Kautzky, citado en: El ser humano. Ob Cit. pag. 79
[v] . Xavier A. López de la Peña, Moisés Rodríguez-Santillán. Por la autonomía del paciente. Gac Méd Méx Vol. 138 No. 1, 2002, pp. 121-127.
[vi] . Víctor M. Pérez Vela. La eutanasia: problema humano fundamental. En El ser humano, Ob cit. p 80.
[vii] . Xavier A. López de la Peña. El médico ante la muerte. Pren Méd Mex 1977;42(5-6):525-526.
[viii] . En Contexto. Salvador Moreno y Noemí Segovia. La muerte tiene permiso. Eutanasia o el derecho a la muerte digna. Abril de 2019. Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), Cámara de Diputados. Consultado en internet en: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/CESOP-IL-72-14-MuerteTienePermiso-300419%20(1).pdf